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Mooch

Por Juan Carlos Vicente.

 

Mooch. Dan Fante. Sajalín editores, colección Al margen. 17 euros. 


Si Chump change (Sajalín editores 2011), la anterior novela de Dan Fante protagonizada por su alter ego Bruno Dante, fue un viaje iniciático desde el infierno (hacia arriba, no hacia el cielo, sino más bien, hacia el exterior, como si excavase desde una caverna guiado por un único destello de luz), Mooch es un intento de mantenerse en equilibrio en el desolador paisaje del mundo actual en un estado de sobriedad permanente.

 

Un Bruno Dante en proceso de rehabilitación de su alcoholismo, totalmente bloqueado para escribir, comienza a trabajar de comercial en una empresa perteneciente a otro ex-alcohólico. En pleno proceso de Los doce pasos, viviendo en un apartamento compartido en la llamada Casa de la sobriedad, por primera vez en mucho tiempo empieza a creer que las cosas marchan bien, al menos económicamente hablando. Por supuesto, sólo es un espejismo, ya que al conocer a Jimmi Valiente, ex stripper, mejicana y compañera de trabajo en la empresa de venta en la que trabaja Dante, se despierta de nuevo el Perro Loco que ruge en el interior del protagonista y lucha por tomar de nuevo el control.

 

La novela habla de esa guerra contra uno mismo, con el alcohol y la obsesión como arma de autolesión.

 

El estilo de Fante sigue siendo el mismo que en Chump change: descarnado y directo, sin demasiadas concesiones a lo poético estéticamente, sólo las justas para que no olvidemos que estamos frente a uno de los grandes, al cual, no le pesa el apellido (su padre fue John Fante, escritor recuperado para el gran público por Charles Bukowski), pero tampoco le cuesta reconocer todo lo que ya está escrito con anterioridad.

 

Si en su primera novela, Bruno Dante releía Pregúntale al polvo en mitad del infernal viaje hasta el lecho de muerte de su padre (autor de la novela), en Mooch la memoria va más allá y nos ofrece un par de reinterpretaciones, cuanto menos, meta-literarias.

 

La primera de ellas es el personaje de Jimmi Valiente, la mujer mejicana de la que se enamora perdidamente, la cual, se asemeja, en su papel de femme fatal, a la Camila (también mejicana) de Pregúntale al polvo, con la que un joven Arturo Bandini (alter ego literario de John Fante) mantiene un intenso idilio deamourfou.

 

El segundo de estos guiños o reinterpretaciones, es la figura del escritor que no escribe, del escritor de un solo texto, en este caso un cuento titulado Compatibilidad, único texto de Dante y que entronca con El perrito que reía, único cuento de Arturo Bandini en la ya citada Pregúntale al polvo.

 

Una novela que se lee de un tirón y que, debido a su final, sólo podemos preguntarnos: ¿y ahora qué?

 

La respuesta es sencilla: la tercera novela de Dan Fante.

 

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