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¿Cómo se cuenta la risa?

Por Alfredo Llopico.
 
 
La Semana de las Letras en Español es el evento literario más importante que desarrolla el Instituto Cervantes en su red de centros en todo el mundo. Cada año, una ciudad desarrolla esta actividad que congrega una muestra representativa y plural de la creación verbal en español. Después de haberse celebrado en ciudades como Londres, Manila, Pekín, Nápoles, Dublín o París, ahora le ha tocado el turno, del 21 al 25 de noviembre, a Roma. En esta ocasión el tema central de este encuentro ha sido el humor. Ese humor que está en la raíz fundacional de una literatura que desde el Quijote comprendió que la risa es una fundamental herramienta de la vida y la creación.
 
 
Autores con trayectorias literarias bien distintas como Alicia Giménez Bartlett, Ignacio Vidal-Folch o Gabriela Bustelo, entre otros, intercambiaron impresiones acerca de la narración, la ironía y el humor. El último día Eugenia Rico y Eduardo Mendicutti, además del bloguero Daniel Díaz, desvelaron en la mesa redonda “¿Cómo se cuenta la risa?” su visión personal sobre el humor en la literatura en la Sala de Piazza Navona del Instituto Cervantes en Roma.
 
 
Para Eugenia Rico la risa es la manera de soñar despierto más maravillosa que conoce, porque en la literatura es “la sacudida del sueño, el temblor del alma”. Por su parte Eduardo Mendicutti afirma que «En España en estos momentos está resucitando el aspecto humorístico de la realidad, porque en unas circunstancias adversas, dolorosas o difíciles, el humor se convierte en una forma de coraje. La gente puede pensar que el humor significa frivolidad, una especie de escapismo, pero es un arma como cualquier otra para afrontar los problemas de la vida».
 
 
La ironía nunca lo ha tenido fácil, no sólo dice lo que dice, sino también todo lo contrario. El humor, por contraste, y en su justa medida, es uno de los condimentos esenciales de la literatura, porque nos muestra lo insignificante que es todo, muestra la humanidad despojada de solemnidad, nos ofrece una catarsis ante las mayores adversidades, y por eso, hoy en día, podemos afirmar que lo hace todo más habitable. Como señala Mendicutti, la seriedad no está reñida con el humor. Afortunadamente.

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