[VI FCIM] Tercera y cuarta jornadas de la sección oficial
Por Fernando Marañón.
Otro día de sol en Mérida, con las banderolas del Festival ondeando suavemente sobre las calles del centro, la gente aprovechando las terrazas de la Plaza de España, la carpa recibiendo curiosos y el equipo de irreductibles emeritenses del FCIM preparando una tarde de lujo para quien quisiera aprovecharla.
LE HAVRE (2011): EL INIMITABLE HUMOR DE KAURISMÄKI
El domingo fue el día Kaurismäki en el Festival de Cine Inédito de Mérida: Mientras en la sección paralela de Diálogos de Cine se proyectaba Un hombre sin pasado (2002), en la sección oficial aterrizaba Le Havre (2011).
Kaurismäki es uno de esos cineastas que constituyen una gozosa e inexpugnable isla en cuanto a estilo, filosofía, puesta en escena y sensibilidad. No se le puede imitar, sólo pasmarse ante su originalísima fórmula. En cualquiera de estas dos películas, como en todas las suyas, apenas necesita 90 minutos de metraje para construir maravillas, divertir, conmover, extrañar, emocionar. Y eso, en el caso de Le Havre (2011), con una historia que incluye a una mujer gravemente enferma, a un inmigrante menor de edad perseguido por la policía y a un escritor voluntariamente exiliado y metido a limpiabotas, que prefiere que le cuiden y acaba cuidándose de los otros. Pero sin sermones cinematográficos, a través de humor frío pero descacharrante (¿cómo se consigue eso? Pregúntenle a Aki) y las espectaculares interpretaciones de la eterna musa del director, Kati Outinen, el veterano André Wilms, encarnando al mismo Marcel de La vida bohemia (1992) 20 años después, y de Jean-Pierre Darroussin, que curiosamente hace doblete en esta edición del FCIM después de protagonizar Las nieves del Kilimanjaro (2011). Su papel de sagaz detective en Le Havre (2011) y la indescriptible escena de la piña son joyitas de las que los cinéfilos miran al trasluz y guardan como tesoros. En resumen, y sin revelar demasiado, un ejercicio de humor, optimismo, enfoque y humanidad.
PROFESOR LAHZAR (2011): COSAS QUE PASAS, PERSONAS QUE ENSEÑAN
Y al día siguiente, la canadiense Profesor Lahzar (2011), flamante ganadora del Premio del Público y de la Critica del Festival de Locarno, Premio “Miguel Delibes” al mejor guión y premio Fipresci en Valladolid y preseleccionada para representar a Canadá en los próximos Oscars, del por aquí hasta ahora desconocido Philippe Falardeau (aunque éste sea su cuarto largometraje, pero ya se sabe: la distribución siempre a lo suyo).
La historia arranca con el suicidio por ahorcamiento de una profesora de primaria, cuyo cuerpo descubre uno de sus alumnos. A pesar de semejante comienzo, la película nos presenta de inmediato al profesor sustituto, argelino de origen, inmigrante y exiliado político, que se ofrece para dirigir esa clase lógicamente traumatizada e integrada por alumnos de diez años que han de lidiar, cada uno a su manera, con el inevitable duelo. El Profesor Lahzar, un tipo inteligente, amable y comprensivo – esas cualidades que cuando se dan, hacen que nunca olvides a un profesor – será el encargado de acompañarles en ese difícil camino de aprendizaje y recuperación.
La película de Falardeau es un prodigio de sencillez y sentido común que plantea cuestiones interesantísimas relativas al papel de un profesor hoy en día, tocando de frente y sin ambages la evolución del modelo tradicional hacia este sistema actual en el que, más que con niños, los profesores parecen abocados a tratar con residuos radioactivos, como se afirma con no poca sorna en un momento del filme. Pero además aborda con claridad y rigor temas como la inmigración, el exilio, la incomprensión, la extraña actitud ante la muerte, el abandono parental o las distintas formas de enfrentarse al proceso de duelo. Como escribía David Garrido desde Valladolid cuando decidió seleccionar la película para Mérida: “parece como si los franceses – recordemos La Clase (2008), Hoy empieza todo (1999), Ser y Tener (2002)… – o sus primos francófonos canadienses tuvieran una especial sensibilidad a la hora de abordar un tema tan esencial para el futuro de cualquier país como es la educación. Cómo me gustaría, en estos tiempos oscuros en los que la crisis parece la excusa ideal para recortar lo que debiera ser intocable, que alguien tuviera en España los arrestos (y el talento, claro) suficientes para hacer una película la mitad de valiente, efectiva y bien realizada que ésta”.
El actor protagonista de Profesor Lazhar (2011), Fellag, encarna con fascinante precisión a ese maestro que desde la humildad y el afecto consigue conectar con los niños y, más allá de enseñarles lo de siempre, educarles en algo aún más importante, los valores que son necesarios para saber conducirse por la vida.
Con el humor como la mejor forma de mostrar la realidad, sin cruzar nunca la línea de la sensiblería y dejando caer de vez en cuando notables cargas de profundidad, la cuarta película de la sección oficial juega sus cartas con inteligencia, toca el corazón del espectador y conmueve de principio a fin.