1º título de la Editorial Fin de Viaje
PRIMER TÍTULO DE UNA NUEVA EDITORIAL:
IDA Y VUELTA. ANTOLOGÍA POÉTICA SOBRE EL VIAJE
De BEGOÑA CALLEJÓN
Editorial: FIN DE VIAJE
Por Jorge Díaz Martínez
Precisamente ahora, en los tiempos de la nube, del e-book, el blog y el hipertexto, cuando la mayoría auguraba el principio del fin del modo Gutenberg, las veletas parecen revolverse e indicar la contraria: proliferan sin mesura pequeñas editoriales que publican papel, iniciativas humildes e independientes que se sirven de esos mismos medios que iban a enterrarlas para abordar un mercado antes inaccesible y ahora satisfecho de escapar al absolutismo de los grandes sellos. Universo paradójico, sin duda: la temida revolución digital, apenas comenzada, es la que ha popularizado, expandido y descentralizado el polvoriento sistema editorial y, en consecuencia, también la propia literatura. A pesar de las arremetidas de la crisis, que hacen caer no pocas de estas encomiables apuestas (pienso ahora, por ejemplo, en La Garúa) continúan floreciendo nuevas editoriales y de momento no se le ve la punta a esta tendencia al alza. Mientras, algunas de ellas logran consolidarse como referentes indiscutibles en un tiempo record: El Cangrejo Pistolero Ediciones, Alfa Decay, Editorial Periférica, etc.
El volumen Ida y vuelta. Antología poética sobre el viaje, lanzado como el champagne que bote el mascarón de la recién llegada Fin de Viaje, parece inspirarse en esa misma descentralización a que me refería. Su autora, Begoña Callejón, defiende el planteamiento plural y anticonformista de su composición como un homenaje explícito al espíritu iconoclasta de Virginia Wolfe, de quien la editorial también hereda el título.
Haciendo suya la máxima de Lope de Vega, la antóloga reúne bajo una misma tapa a noventa y cinco poetas de toda edad y calaña: canónicos como Brines, malditos como Panero, consolidados como Andrés Neuman, Elena Medel o Vicente Luis Mora, reconocidos como José Luis Piquero, Raquel Lanseros, Juan Carlos Abril, Rafael Espejo y un largo etcétera, emergentes como Saray Pavón, María Salvador, Pablo Fidalgo, e incluso a absolutamente desconocidos, algunos con propuestas interesantes, como Alfredo Rasines. De esta divergente manera, se ofrece al lector la garantía de unos textos de valía razonable y a la misma vez la probabilidad de la sorpresa. Hay que añadir, además, el atractivo que supone la inclusión de un porcentaje mayoritario de poemas inéditos, como los de María Eloy-García, Juan Andrés García Román, Ana Gorría, Erika Martínez, Luna Miguel, Joaquín Pérez Azaústre, Raúl Quinto, Sofía Rhei o Laura Rosal, entre otros muchos. Mediante este crisol de diferencias, el efecto resultante se acerca al de una lista de reproducción aleatoria y, como tal, la apreciación de sus altibajos dependerá del gusto variable que cada lector pueda encontrar en sus páginas. Por otra parte, hay que reconocer que el hecho de que las noventa y cinco reseñas bio-bibliográficas se incluyan -bajo el título de Registro de pasajeros- como un último epígrafe independiente, deja en el paladar un regusto a revista del corazón, aunque sin fotos.
La virtud escondida de este tipo de compendios difusos, heterodoxos y sin pretensiones, es que la única coartada por la que su lectura se deja acometer es, afortunadamente, la del hedonismo puro.
…enhorabuena por la iniciativa y el valor… os deseo un viaje largo y próspero…