"Los asesinos del emperador" de SANTIAGO POSTEGUILLO: entrevista y reseña.
Por Benito Garrido.
Fotografías Pablo Álvarez.
A propósito de su última novela Los asesinos del emperador (Editorial Planeta, 2011), hemos entrevistado al escritor Santiago Posteguillo.
Santiago Posteguillo, profesor titular de lengua y literatura inglesa en la Universitat Jaume I y doctor europeo por la Universitat de València, cursó estudios de literatura creativa en Estados Unidos, y lingüística, análisis del discurso y traducción en el Reino Unido. Publicó Africanus, el hijo del cónsul en 2006, Las legiones malditas en 2008 y La traición de Roma en 2009. Esta trilogía, aplaudida por miles de lectores en España y América Latina y en proceso de traducción a diferentes idiomas, ha sido merecedora de grandes elogios por parte de la crítica. Ha sido finalista del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, premiado por la Semana de Novela Histórica de Cartagena y ha recibido los galardones Hislibris.com 2009 al mejor novelista histórico y a la mejor novela histórica. En 2010 el autor consiguió el prestigioso Premio a las Letras de la Generalitat Valenciana.
Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo. Editorial Planeta, Barcelona 2011. Histórica. 1.195 páginas. 22,90 €
Estamos ante una novela impresionante, no solo por su volumen sino también por la calidad narrativa de un historia que nos remonta al tormentoso Imperio Romano del siglo I d.C. Lectura recomendada a todo el mundo, y en especial a los amantes de la novela histórica, quienes podrán rememorar con estas páginas un capítulo de la Historia tan interesante como desconocido: el ascenso y llegada al poder de Marco Ulpio Trajano, el primer hombre de origen hispano y no nacido en Roma, que llegó a ser emperador. Con una escritura fresca y rigurosa, el autor consigue ubicar al lector en ese mundo opresivo y oscuro en que vivía Roma bajo el gobierno cruel y desquiciado del emperador Domiciano, quien no duda en condenar a muerte a cualquiera que considerase como un adversario potencial. Una precisa y cuidada ambientación, plagada de informaciones y datos de la época (mapas, esquemas, notas, tablas) nos demuestra el rigor histórico de la obra. Algo, que no resta un ápice del jugoso entretenimiento que nos supone este libro.
Domus Flavia, Roma, 18 de septiembre de 96 d.C. Este es el día y el lugar elegidos para acabar con la vida de Domiciano, el último emperador de la dinastía Flavia. Roma se desintegra bajo un mandato de locura y muerte (ejecuciones, asesinatos, envenenamientos). Un grupo de gladiadores con nada que perder, se mueve por las alcantarillas de la ciudad con un objetivo claro. Una arriesgada conjura, tramada con detenimiento, y en la que hasta la misma emperatriz Domicia Longina se verá envuelta. En la lejana Germania, límite norte de las fronteras del Imperio, un respetado y admirado legatus hispano está llamado a convertirse en el próximo emperador. Hasta que esto ocurre los acontecimientos históricos se han ido sucediendo: la muerte de Nerón, la sucesión de emperadores, la inauguración del anfiteatro Flavia (Coliseo), los combates de gladiadores, la persecución de los cristianos, la presencia de San Juan, la erupción del Vesubio, la caída de una dinastía… En definitiva, treinta y cinco años de la historia de Roma detallada y novelada.
El autor nos introduce de lleno en el momento histórico y en los motivos que determinaron la elección de Trajano como emperador. En esta primera entrega de una nueva trilogía, el autor consigue un ágil ritmo narrativo y una trama verdaderamente atractiva, de las que enganchan. Los personajes son convincentes y están perfectamente definidos, así como los acontecimientos que ocurren a lo largo del tiempo, consiguiendo involucrar al lector, que sigue los saltos de la historia con auténtico entusiasmo.
Entrevista:
P.- Te supongo enredado en plena promoción de la novela, ¿no?
Promoción es lo que toca. Peor hubiera sido que los medios no se preocuparan de entrevistarte porque les importase un pimiento lo que haces. Con lo cual, mejor esto.
P.- ¿En que momento decide Santiago Posteguillo lanzarse al mundo literario y comenzar a escribir novelas?
A mí siempre me ha gustado escribir, siempre me ha gustado la literatura. En principio devoraba comics, luego novelas. Después, ya adolescente, llegué a escribir poesía. Y luego empecé a escribir relatos, y dos novelas (un thriller y una erótica) que hice durante mi periodo universitario y que nadie quiso publicar. Como en mí siempre primaba más la parte pragmática que la romántica, quería y buscaba algún tipo de ingreso regular. Así que me centré en mi vida profesional universitaria, hasta los treinta y tantos, momento en que me suspendieron la cátedra. Entonces, decidí sublimar por algún lado, y volver a retomar la escritura que, aparte de dar clases en la universidad, siempre me había gustado. Como por otro lado, siempre he tenido un gran interés por la historia, me surgió la idea de conjugar literatura e historia, y hacer una novela histórica.
Me puse a buscar personajes y apareció la figura de Escipión. Así nació Africanus, la primera parte de una trilogía que intenté colocar en muchos sitios, pero todos me decían que no. Sin embargo, persistí hasta que una editorial pequeñita dijo que sí. Se vendió toda la tirada. Ediciones B se interesó en el proyecto y les presenté la segunda parte de la historia. La cosa empezó a funcionar muy bien, así que pagué a la primera editorial diez veces lo que ellos me habían pagado, con idea de recuperar los derechos de la novela inicial. La volvimos a sacar en Ediciones B y hasta hoy.
P.- ¿Qué te impulsó a novelar la vida (el ascenso y llegada al poder) de un personaje tan admirado en la Historia con mayúsculas y a la vez tan poco conocido como fue Trajano?
Es muy cierto lo que dices, y algo que a mí me hace hervir la sangre. Que no se estudie a Trajano, el primer emperador romano de origen hispano, es algo alarmante. Después de hacer Escipión, llevaba en mente encontrar otro personaje de igual calidad e importancia histórica, y Trajano, como gran olvidado del público en general, era el protagonista adecuado. Además, había algo complicado y difícil de justificar: ¿cómo llega un hispano a ser emperador? Tenía que explicar la historia de la familia, sobre todo del padre de Trajano, para que se viese ese ascenso progresivo. Si le añades la crisis de los emperadores, la llegada al poder de la dinastía Flavia, y otros acontecimientos históricos, entonces me surgía material para escribir una nueva trilogía.
P.- Después de tu trilogía sobre Escipión, ahora nos traes otra novela histórica también ambientada en el imperio romano.
Es una época muy interesante. En la novela me da para contar (durante los primeros cuarenta años de vida de Trajano) muchos e importantes acontecimientos como la caída de los Julio Claudia, las guerras civiles del 69, la erupción del Vesubio, la guerra contra los dacios… En fin, material suficiente para una novela. Además los personajes son muy potentes, como por ejemplo el malvado y psicópata Domiciano.
Por otro lado, el olvido de Trajano como personaje histórico y del que menos literariamente se habla, me parecía un contrasentido. Ahí había un vacío que se podía rellenar.
P.- En una novela como esta, ¿dónde está la línea que separa realidad de ficción?
Cada autor enfrenta la cuestión de maneras diferentes. Yo considero que existen diferentes categorizaciones de novela histórica. Así por ejemplo, si tú coges a Umberto Eco en El nombre de la rosa, se trata de una ambientación histórica muy precisa, pero la trama central es ficción. Y luego está lo que llaman biografía novelada, donde los protagonistas de la novela son grandes personajes de la historia, y encontramos algo de ficción alrededor de esos personajes. Ahí es donde quizás yo me muevo más.
Suelen decir que mis novelas son bastante o muy históricas. La razón es que, como sabes, la historia no te llega completa, sino a trozos. Entonces, yo lo que hago es respetar esos trozos, los organizo como si de un mosaico se tratara, y utilizo la ficción para rellenar los huecos que me faltan entre un trozo y otro. Si la gente consulta los datos históricos, suele coincidir muchísimo. Y las conversaciones privadas son las que recreo yo. Lo que tengo que escribir para esos huecos también debe ser verosímil, como por ejemplo el túnel por el que los gladiadores llegaron al palacio desde las alcantarillas, eso en concreto no está documentado, me lo he inventado yo, pero tiene verosimilitud. He completado lo que falta de una forma lógica; si además aprovechas para darle cierto dramatismo e intensidad, pues tema resuelto.
P.- ¿Cuánto tiempo te ha costado escribir esta novela?
Ha sido un trabajo difícil. A mí me costó dos años escribir este libro. Normalmente tardo ese tiempo en escribir cada novela, así que hasta dentro de dos años no saldrá la siguiente parte de la trilogía. Y no se puede ir más rápido, al menos yo no sé hacerlo.
P.- La recreación que haces de los personajes, las ciudades, de los acontecimientos (mapas, glosarios) es realmente portentosa. Está claro un trabajo de documentación duro y exhaustivo. ¿Es importante mantener el rigor histórico en una novela de este tipo?
Lo que encuentras en las estanterías de la sección novela histórica de una librería, son libros con diferentes niveles de historicidad. Eso no es óbice para que una novela con menor nivel no tenga porque ser una buena novela. Cada escritor tiene sus propios caminos para conseguirlo, y hacer que al mismo tiempo la historia sea entretenida es todo un logro. Pues bien, yo intento que las dos cosas coincidan: mantener un alto nivel histórico, que sea una historia bastante fidedigna, y que a la vez sea muy entretenida. Llegado aquí, mantener el rigor histórico es importante porque si estás ante una novela definida como tal, el lector implícitamente está esperando que lo que le cuentes, aparte de alguna licencia, sea cierto.
P.- La tensión argumental es difícil de mantener cuando uno ya sabe el final de la historia. Pero aquí no decae en ningún momento, y sobre todo teniendo en cuenta que no es una historia contada de forma lineal. ¿Cómo se consigue esto?
Utilizo capítulos cortos. No obligo al lector a enfrentarse a 300 páginas del tirón. Son pequeñas dosis, en las que cada capítulo mantiene un poco la estructura del relato, es decir, pasa algo interesante en cada una de esas 4-5 páginas. Y si no es así, ese capítulo no tiene porque estar. Eso ayuda mucho al lector. Luego, si esa historia exige un tiempo de tranquilidad porque el personaje pase un momento más o menos intenso, entonces que el personaje pase ese tiempo, pero el lector no: metemos otra historia en la que inclusive se aumente la tensión. Así, por decirlo de alguna forma, el lector se mantiene en tensión literaria. Esa es la idea.
P.- Novela de casi 100 personajes o más. ¿Todos existieron realmente o alguno de ellos es ficticio? ¿Resulta difícil generar personajes alternativos a la historia real?
A mí no me resulta difícil. Siempre he tenido, y no quiero parecer pedante, mucha imaginación. Desde pequeño me he estado inventando historias.
En cuanto a los personajes, en mi novela los hay de tres tipos: los contrastado totalmente históricos como Trajano (aunque no sea exactamente así, porque no conocemos el alcance de sus conversaciones privadas: digamos 75% real), los personajes de los que sabemos todavía menos como Flavia Julia (parte de lo que cuento es histórico y el resto inventado: digamos 50% real), y otros que no son históricos, que existieron pero que ni siquiera sabemos sus nombres, como es el caso de los gladiadores. A estos últimos les he querido dotar de una vida que tuviese sentido a la hora de aceptar una misión suicida, como era entrar en el palacio imperial para asesinar al emperador, darles algo irracional como el amor o el odio para que arriesgasen su vida. Esto es quizás lo menos histórico, pero construido con la mayor verosimilitud posible
P.- ¿Qué favoreces en tu escritura: el entretenimiento, la precisión histórica o la calidad literaria?
Intento conseguir un equilibrio entre las tres porque considero que las tres son importantes. Intento seguir lo más fielmente la historia, y si llegado el momento me veo obligado a priorizar algo, entonces el entretenimiento, procurando siempre cuidar la calidad literaria. Best-seller no tiene porque asociarse a mala calidad. Es como todo en la vida, hay cosas buenas y malas, porque si no entonces estaríamos diciendo que Shakespeare era un petardo al ver el gran éxito de sus obras, o incluso Lope de Vega. El tiempo pone a cada uno en su sitio.
P.- ¿Qué crees que distingue esta novela de otras de serie histórica que se están escribiendo ahora?
La monumentalidad y el esfuerzo. Quiero decir que el esfuerzo real es muy grande: manejo muchos más personajes y cruzo más historias que las que habitualmente surgen en una novela. Tengo que documentarme mucho. Todo esto son datos objetivos que se traducen en las mil páginas de libro. Creo que si acudes a una librería, vas a encontrar pocas novelas históricas que reúnan estas características. ¿Quién hace esto? Pues Tolstoi con su Guerra y paz, o Ken Follet en la actualidad. ¿Y Tolstoi se lo inventa? Pues no. Estructura la novela para que en ningún momento decaiga. Y eso es lo que pretendo hacer yo. Como dice Arturo Pérez Reverte, los clásicos están para saquearlos y aprender de ellos, de sus técnicas literarias. A mí en ese sentido, me va muy bien ser profesor de literatura.
P.- ¿Crees que la novela histórica española podría llegar a alcanzar alguna vez el status de best-seller?
Primero tenemos un pequeño problema y es que te quieran traducir. Si tu vas a una librería en Madrid, el 50% de los libros que encuentras son traducciones de otros idiomas, en su mayoría del inglés. Si vamos a una librería londinense, solo el 2% de lo que hay es traducido de otros idiomas al inglés. Del español debe ser, yo que sé, como el 0,5%, más o menos, y si llega. Quiero decirte que meterse en ese mercado es complicadísimo. El último europeo no inglés que se ha metido ahí, y que se parece en algo a lo que yo hago, es Manfredi (se vende muy bien, incluso de sus libros se han hecho películas).
Los editores ingleses son muy chovinistas, si ya tienen sus propios autores que escriben sobre romanos para que van a traducir a otro que venga de fuera. En los Estados Unidos pasa igual, son mercados muy difíciles. Podríamos ser best-seller, y de hecho se está haciendo muy buena novela histórica en España, pero es que tenemos ese handicap que nos lastra. Pero bueno, ya se verá. Ahora mismo, esta novela se está traduciendo al italiano, algo que me ha hecho mucha ilusión, pues entiendo que los editores italianos habrán visto algo bueno en mi novela.
P.- ¿Qué ha supuesto publicar con la editorial Planeta, una de las más importantes de nuestro país?
Pues un reto. Venía de la trilogía de Escipión muy trabajada, y me esforcé mucho por entregarles un texto, que yo creo es mi mejor novela. Reconozco que me daba miedo que finalmente no se diesen las libertades que me prometían, pero solo me queda estar profundamente agradecido. He hecho lo que me ha dado la gana con la novela, y me han puesto todo lo que yo he pedido que se pusiera. Como verás no me han recortado páginas del manuscrito, ni me han frenado a la hora de pedir mapas a color, glosarios, apéndices, etc. Han puesto todo lo que he pedido.
P.- ¿Te consideras un novelista que ya podría vivir de su escritura?
Podría vivir de mi escritura pero eso supondría tal presión, que sé que podría influir negativamente en mi escritura. Así que con mi sueldo de la universidad vamos cubriendo gastos como la casa, el colegio y todas esas cosas. Entonces escribo todo lo que quiero, con libertad, sin presión. Y así es como yo creo que escribo mejor.
P.- ¿Algún nuevo proyecto entre manos?
Sacar adelante la segunda y tercera parte de esta trilogía ya es un trabajo bastante arduo.
Santiago muchas gracias por tu tiempo y mucha suerte. Espero que podamos volver a vernos con la segunda parte de la trilogía.
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