Urbano Tavares Rodrigues
Por Ignacio del Valle.
Y yo me pregunto, ¿cómo es posible que Urbano Augusto Tavares no esté más traducido en España? Este maestro lisboeta que pasó por diversas universidades portuguesas y galas, que fue amigo de Camus, detenido por el salazarismo, que ha recibido premios a punta pala en el universo luso, no tiene el reconocimiento debido en España. Libros de viajes, ensayos literarios y filosóficos, novelas, relatos, crónicas, teatro, diarios… hay una verdadera cueva de Alibabá aguardando a que algún editor avispado pronuncie la palabra mágica y se haga con el tesoro. Como un buen vino, Urbano ha madurado todas las etapas históricas y vitales de sus 87 años sin perder la sonrisa y la confianza en el ser humano. A lo mejor debe ser por eso por lo que no se le reconoce como merece, porque al contrario que Saramago, no tiene un gesto agrio, porque al contrario que Lobo Antunes, nos cuenta cosas que entendemos y no se pierde en digresiones inextricables. Y es que a mí me gustan mucho los escritores que sonríen, con los que se puede hablar de Cicerón o la última cagada de Pynchon, sí, pero también de la última añada del Douro, del culo de las mujeres o del último partido del Oporto. Y ese es Urbano Tavares. Se pasan las horas con él como si fuesen gotas de oro líquido que van cayendo sin peso, mientras te narra cómo hemos tenido un siglo de las luces y ahora no pasa de siglo de las luciérnagas, mientras te cuenta que le gustan sus locuras de juventud porque renunciar a ellas no es más que una excusa para la rendición, para colaborar con el enemigo. Urbano es soberano en su clarividencia, y aunque no comparta algunas de sus querencias -el comunismo nació muerto, Urbano-, su visión del mundo está conformada por un arte que considera el último refugio del ser humano, por una cultura que no se acumula sin consecuencia, negándose y anulándose a sí misma, sino que se convierte en una afilada herramienta para la acción, para la lucha contra la sangre y el oscurantismo y la intolerancia. Por eso Urbano Tavares debería encontrar un editor que le mostrara todo esto al lector español. Y porque le gusta la placidez de las cosas bien hechas. Y porque Urbano envejece, pero a sus sueños no les ha salido ni una sola arruga.
Urbano Tavares Rodrigues es un escritorzaso!!!
Un gran escrito, pero es una pena que sus libros sean muy difícil de comprar en España. Un hombre con mucha sensibilidad, muy humano y sí, es un placer leerlo.