La ciudad, el mejor lugar para perderse
Midnight in Paris, última comedia romántica de Woody Allen.
Por Claudia Speranza
Midnight in Paris me llamó a verla desde su afiche con un hombre solo que camina como un enamorado por los adoquines de una ciudad que es sinónimo de grandes amores y de un cielo siempre pintado con óleos y si no lo pintan, no importa porque aún hoy cantan sobre las luces de Paris y cantar o filmar, es una manera de pintar también.
Definitivamente esta es la clase de películas que se hacen para ver cine en el cine, para que no se pierda ese ritual. En cierta forma, la película busca generar en el espectador esa nostalgia de otras épocas.
Últimamente, Woody Allen ha hecho dos de las cosas más placenteras que se pueden hacer: viajar y hacer películas. Sus films anteriores los hizo en Londres y Barcelona. No podía faltar París y ya está en pre producción de la próxima película que la rodará en Roma. (Esperemos pronto quiera venir y filmar en Buenos Aires).
Quizá los versos del tango Al aire libre del poeta argentino Héctor Negro van bien con la temática de Midnight in Paris. Cuando empieza la canción dice: “qué se persigne con horror la pobre gente que no se anima a vivir como soñó”. Gil, el protagonista de este film empezará a tener graves problemas por animarse a vivir como soñó.
Pero volviendo a Woody Allen, otra de las cosas que hizo en su avanzada edad es seguir acompañando al espectador a enamorarse, a reírse de sí mismo, a pensarse. Esto último pareciera no coincidir con los actuales cánones de comedias que llenan salas de cine. Sin embargo, Midnight in Paris nos hace pensar si somos felices haciendo lo que hacemos, o si somos felices viviendo en las ciudades donde vivimos.
Owen Wilson representa a Gil, un guionista de la factoría hollywoodense que está a punto de casarse con Inés, interpretada por Rachel McAdams, claro está que al casarse con ella se casa con sus padres también. Todos ellos pasean por París, pero Gil fantasea con la idea de quedarse a vivir ahí y ser un novelista que transita cada rinconcito por el que también pasaron todos los artistas que él admira. Lo disparatado aparecerá cuando el mundo que desea Gil se empiece a filtrar en su mundo cotidiano y todos duden más sobre su salud mental. Estas sospechas parecerá que tienen fundamentos ya que Gil es un muchacho que suele perderse mucho en la trasnoche parisina.
El director no decepciona al público que lo sigue, pues sus personajes siguen siendo: intelectuales pedantes, enamorados con dudas, artistas afligidos, inseguros, fóbicos, hipocondríacos, paranoicos, neuróticos, soñadores, padres castradores. O peor aún: suegros controladores, en fin. Este cóctel así solo funciona muy bien, pero a esto le tenemos que agregar todos los personajes de fines de siglo XIX. Personajes que ya estaban muy locos, y Woody Allen hace con ellos lo que mejor sabe hacer que es construirles unos diálogos maravillosos, memorables.
Sin duda, este es un gran mérito del film, acercarnos todos esos personajes, traerlos de gira por nuestra época, darles cuerpos, voces y palabras.
La película trata sobre la añoranza de lo que se ama pero que no se conoció, y por otro lado trata sobre la capacidad de las personas de ir tras ilusiones y nuevas esperanzas.
La parte agridulce de la narración se relaciona con lo mencionado al principio: vivir un sueño. Midnight in Paris de alguna manera trata sobre lo difícil de vivir, lo difícil que es vivir un sueño, pero al mismo tiempo esas dificultades tienen el atractivo del misterio, la aventura y la fantasía. Es interesante que se cuente una ciudad desde los ojos de Gil, y en ese territorio onírico puede pasar de todo. La fantasía es una vía de escape para todas las personas que están tristes. Vale la pena ir tras ese nivel de lectura de las películas de Allen, ver más allá de las situaciones divertidas, la fotografía cálida, el cuidado de la dirección de arte, el casting y la caracterización, etc. Muchos de los personajes se esconden tras máscaras de superficialidad y por momentos parecen pertenecer a un mundo perfecto, pero no es el mundo que buscan, desean, extrañan o aman.
Un detalle no menor para destacar es que la estructura del film es de mamushkas o cajas chinas, de relatos dentro de relatos. Algo por lo que son harto reconocidos los escritores de fines de siglo XIX. La película con humor exalta el espíritu romántico, la búsqueda de originalidad, de musas, de aventuras y de enamorarse y caminar bajo la lluvia.
Para finalizar, queda decir que si nos perdemos en París a la media noche no hay nada que temer, seguro pasará un coche y nos llevarán de fiesta…
—————–
FICHA TÉCNICA
Midnight in Paris.
Dirección y guion: Woody Allen.
Países: Francia, España y Estados Unidos.
Año: 2011.
Duración: 100 min.
Género: Comedia romántica.
Intérpretes: Owen Wilson (Gil), Marion Cotillard (Adriana),
Rachel McAdams (Inez), Kathy Bates (Gert), Michael Sheen (Paul), Adrien Brody (Salvador Dalí), Nina Arianda (Carol), Mimi Kennedy (Wendy), Kurt Fuller (John), Carla Bruni (guía del museo), Léa Seydoux (Gabrielle), Tom Hiddleston.
Producción: Letty Aronson, Stephen Tenenbaum y Jaume Roures.
Fotografía: Darius Khondji.
Distribuidora: Alta Classics.
Apta para mayores de 13 años.