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La Forêt du Koala en el Espacio Valverde: Entrevista con David Díez


Por Julie Delabarre
Fotografía por Rocío Álvarez Albizuri
 
 
 

David Díez es arquitecto, profesor en el IED de Madrid  y en la Escuela de Arquitectura de la UPSAM, también es director del estudio de comunicación, dirección artística y arquitectura,  StudioDDZ . Este listado sería incompleto si no se mencionara la inquietud artística que ha llevado al polifacético y meticuloso  madrileño a desarrollar numerosos trabajos que van del dibujo a la escritura o la fotografía. Uno de sus proyectos, la Forêt du Koala, es una  invitación a recrear un espacio que no existe, una voluntad de diálogo en la que el espectador y su imaginación son partes necesarias  de la reconstrucción.  Un espacio ficticio instalado en dentro del Espacio Valverde, una galería atípica y pluridisciplinar que se propone como principal criterio la honestidad, destacando el trabajo y el carácter de los artistas más que las personalidades como tales. Este encuentro entre un espacio particular con un artista que ha decidido aprovechar todas sus posibilidades resulta en una propuesta refrescante en el panorama artístico madrileño.

 

 

¿Quién es David Díez ?

Oficialmente soy arquitecto, estudié arquitectura y eso más que abrirme la puertas de la arquitectura me abrió la puertas de distintas formas de expresión creativas. Me voy dedicando a trabajar en distintas cosas, muchas relacionadas con el audiovisual, muchas relacionadas con la estética, con la didáctica por otro lado, pero al mismo tiempo lo que más me importa es  ir aprendiendo. No me gusta hacer las cosas al azar, me gusta experimentar pero  cuando quiero dedicarme en hacer una foto , intento hacerlo seriamente y de manera profesional: lo mismo ocurre con la escritura, con el dibujo, lo mismo ocurre con la docencia o con mi propio estudio de arquitectura, comunicación y dirección de arte. Recuerdo una frase de mi padre sobre lo malo de ser polifacético, una lucha que tengo desde chico, y que dice que polifacético es “malefacético”, pero bueno, yo intento decirle que es lo que hay!

 

Siempre la cuestión de saber si cuando hacemos 3000 cosas las hacemos realmente bien todas…

Sí , pero hay algunos que no podemos  limitarnos. Hay que asumir que hay que hacer 3000 cosas e intentar ponerle todo el perfeccionismo que podemos.

 

Para hablar de tu exposición  actual, no es tu primer proyecto tratando, más bien usando la naturaleza o los elementos orgánicos, aunque sea de manera simbólica… Pienso sobre todo a “Vegetal Total”, que presentaste en PhotoEspaña, y donde ya jugabas con las proporciones, las nociones de espacio. ¿Cuál ha sido la evolución de tu proceso creativo entre este proyecto y “la Forêt du Koala”?

Has hablado de Vegetal Total, que no era un proyecto exclusivamente mío pero del estudio Motocross que tenía antes, con otros compañeros. Desde siempre me ha fascinado una cosa que se ve claramente en la naturaleza, que es la existencia y la percepción de una belleza que está allí y a veces hace falta que alguien la capte o que la intente captar para que otra persona que no sea tan sensible a eso la pueda visualizar. Eso al final es una especie de balance muy fino entre la manera de ver y entre la manera de intentar percibir la naturaleza. Por eso siempre están presentes los componentes de la escala, los distintos grados de acercamiento, de intentar ser muy limpio, igual que en otros tipos de trabajo que en cambio tienen mucho más ruido, mucho más contaminación. Finalmente, en los trabajos que realizo en torno a la naturaleza, la presentación pretende ser muy clara, muy limpia, muy vacía de todos los entornos. En concreto,  en la Forêt du Koala, se ha elegido el blanco y negro como elemento para eliminar todo tipo de distracción, de color, de ruido…

 

Por curiosidad… ¿Por qué este nombre? ¿Por qué La Forêt du Koala?

La intención de la exposición en conjunto era hacer una especie de prueba o de experimento para ver hasta que punto era posible reconstruir un bosque nuevo a partir de retazos o de elementos de distintos bosques, o incluso piezas que no son realmente un bosque: como una  foto de un árbol sacada de escala y descontextualizada, te puede acabar llevando a un bosque. Por eso tenía que ser un bosque distinto, un bosque que no existiera. No sé si es un bosque que se llama la forêt du koala pero es un bosque nuevo. Del koala, bueno… Muchas de las fotografías están tomadas en un bosque concreto, en un lugar concreto, donde tenemos un especie de juego familiar, una pequeña niña que le encanta abrazarse, que se abraza como un koala  mientras  yo le hago fotografías. ¿Por qué no hacer ese pequeño homenaje a esa niña que siempre se me abraza como un koala? Tengo el recuerdo asociado  al momento de hacer las fotografías, entonces  me parece igual de válido que haberlo  llamado el bosque de cualquier otra cosa, pero aquí comporta un punto más real.

 

Comentas, respecto a “la Forêt du Koala”, que es un lugar que no existe pero que debe de estar reconstruido. De dónde viene la necesidad de reconstruir este lugar particular?

Más que una necesidad, es una exhortación al espectador , es un especie de trabajo a dos en el cual intento asumir la parte que me corresponde de sacar estos elementos considerando  que son suficientes para poder reconstruir, para plantearlos de una manera en la exposición, por ejemplo con las fotos siempre pareadas, los elementos de la instalación que introducen los que faltan en las fotos, la textura, el color, etc… Pero yo he hecho mi parte. La otra parte es la del espectador que tiene la obligación de jugar a esa reconstrucción. Durante la inauguración, la gente preguntaba “Pero dónde está este bosque?¿ Cuál es el bosque del koala? . Éste es tu trabajo, entra dentro y trabaja, reconstruye este bosque del koala, yo te dejo las piezas. Ya me dirás si con estas piezas que yo te dejo, eres capaz de reconstruir  el bosque del koala. Si eres capaz, fantástico, ha funcionado el experimento, si no, alguno de los dos habremos fracasado pero no seré exclusivamente yo, a lo mejor también puede ser  el espectador.

 

De hecho, algo que se agradece, en mi opinión,  la ausencia de la típica hoja explicativa que presentan una gran mayoría de la exposición, esta voluntad de imponer al espectador lo que el artista ha querido decir… Aquí cuando ves las fotos, ves algo muy completo, muy global, esta naturaleza salvaje pero reconstruida que se complementa con las instalaciones. Hablas de elementos didácticos, cuando el espectador se encuentra en esta reconstrucción, ¿de qué manera el espectador aprende  más… Perdiéndose o encontrándose?

Perdiéndose o encontrándose… No te sabría decir. Quizá si te tendría que decir algo de esta parte didáctica, sería encontrándose. Además si no hay esta típica hoja explicativa, las fotos sí tienen un título intencionado, las instalaciones también . En concreto los títulos de las fotografías simplemente son la Forêt du Koala y sus varias posiciones. Estas posiciones no son las del bosque, que no se mueve.  Son casi las distintas posiciones del espectador dentro de este bosque. Permite moverse, deambular en este bosque… Creo que más que encontrarse es encontrar este bosque que todo el mundo va buscando. Sin embargo las instalaciones, como complemento, aportan realmente los momentos del día. La percepción de un bosque sin el elemento temporal es muy difícil. En la fotografía se ha tratado de limpiar eso, para que tú tengas una percepción que es esta percepción  didáctica, la de decirte, te voy a quitar todo lo que molesta, para que seas capaz de ver las cosas que están allí: unas tramas, ritmos y texturas… Pero claro, a la hora de recrear el bosque faltan otros. Entonces las instalaciones hacen referencia a estos  tiempos  del día o modos de utilizar el bosque, por ejemplo la promenade de l’ après-midi (el paseo por la tarde), la tombée du soleil (el atardecer),  la noche y las constelaciones, la nube de tormenta. Son momentos importantes para percibir un bosque , una muestra entre otros 500 momentos posibles, y que faltan.

 

David Díez ©

 

 

Entre todas estas disciplinas artísticas que dominas, ¿por qué elegiste precisamente usar estos complementos que son la fotografía y las instalaciones?

La exposición en conjunto necesitaba no perder esta variable didáctica, necesitaba complementarse con algo que se entendiera como radicalmente distinto, para  que no ensuciara , que no comportara este ruido que quería evitar. Dentro de esto, había dos decisiones posibles y se barajaron las dos. Una era una cuestión exclusivamente sonora que evidentemente estaba muy desligada  de lo que es imagen, pero tenía una componente temporal, igual que si hubiéramos hecho una instalación vídeo y que tiene un ritmo que no quería incorporar, porque creo que quien ha de incorporar el ritmo y el tiempo determinado en la exposición es el propio espectador.  La otra opción era, dentro de las posibilidades didácticas, usar la contraposición de imágenes híper planas en blanco y negro, con instalaciones efímeras en color y textura.

 

En tu opinión, ¿cómo una ciudad como Madrid incita en trabajar con elementos orgánicos  o  trabajar sobre la naturaleza?

No sé si realmente tiene un efecto el hecho de vivir en Madrid, o que la propia ciudad me influencie para trabajar con estos elementos. Puede que sí, no lo sé. Me interesan tanto los elementos naturales como otros que no lo son.  Bueno, también hay una cosa implícita… Si no hubiera  crecido en un entorno híper urbano como es el de Madrid, con muy poca vegetación, probablemente buscaría esta belleza en otro tipo de entorno y no en el vegetal. Pero igual que me interesa  la naturaleza, tampoco soy gran fan…

 

Te lo preguntaba porque uno de tus últimos proyectos, Vida Parada, me llamó mucho la atención, con estas fotografías de edificios, toda esta geometría y la repetición de motivos, con un solo árbol en medio rompiéndolos…

Vida Parada es uno de los últimos proyectos de fotografía con vistas a conseguir exponerlo en un futuro. Lo que has podido ver es una tercera parte de Vida Parada. Vida Parada son tres elementos, tú has visto Vida Parada: Los Vigías, que son esos elementos vegetales, casi estas personas vegetales que están en mitad del entorno y del entramado geométrico mega urbano, pero también están Las Torres y también están  Los Enjaulados. Las torres son elementos que están también respirando más, recortadas contra el cielo y los enjaulados son elementos que están encerrados detrás de esta capa híper urbana, en este caso las ventanas.  Si tiene relación con esa naturaleza, no lo sé. Al final estas cosas, casi en lugar de buscarlas, te las encuentras de vez en cuando. Vas con la cámara haciendo fotos y de repente ocurre.  En concreto, en el caso de Vida Parada, vas haciendo fotos de Nueva York, te encuentras con cosas y te dices a lo mejor esto puede tener sentido y vuelves a tener esta necesidad didáctica, por lo menos yo la vuelvo a tener.  Lo interesante que puede ocurrir suele ocurrir mucho y a lo mejor la gente no es tan consciente de que ocurre. Te dedicas a intentar documentarlo, sacarlo, contextualizarlo, darle una historia para poder contarlo.

 

Para concluir, ¿cuáles son tus futuros proyectos?

Son ambiciosos, creo que la única manera de conseguir las cosas es intentar demasiadas para que salgan adelante muchas.  Al nivel artístico, tengo montadas,  ya estructuradas y casi cerradas otras  3 exposiciones: estoy a la caza y captura de lugares. Una de estas exposiciones es justamente Vida Parada y estamos en negociaciones para exponerla en el Instituto Cervantes de Nueva York,  así como otra exposición de ilustración en preparación. Hay otras dos exposiciones de fotografías un poco distintas, una es Paz Places (Lugares de la Paz) que está un poco huérfana pero le tenemos mucho cariño. Uno de estos trabajos en los que sigue  dando vueltas y dando vueltas y  mientras tanto ha ido creciendo, y hay ya una exposición organizada que está compuesta por 24 piezas. Y bueno… esperando que alguien consiga abrirme otra puerta como me la han abierto aquí Jacobo y Asela para exponer.

 

 

La Forêt du Koala.

Fotografías e instalaciones de David Díez.

Del 15 al 30 de septiembre en el Espacio Valverde,

Valverde, 30.

28004 Madrid.

 

 

 

 

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