La bambina filosófica. Anatomía de una ruina

La bambina filosófica. Anatomía de una ruina de Vanna Vinci. Editorial Planeta, 2011. Rústica, 84 pp.,  23×21 cm., 11.95 euros.
 
Por Rebeca Martín.
 
La bambina filosófica habla como un viejo erudito de sesenta años aunque apenas tenga diez. Llegó al mundo hablando porque siempre tiene algo que decir, aunque suene irreverente. Y sus conversaciones están repletas de alusiones a Emmanuel Kant, Karl Kraus, Winston Churchill, Mae West o Los Ramones, entre otros.
Posiblemente ya estéis deseando tener entre vuestras manos las historietas de esta nihilista infantil y deslenguada que vive con su madre y con un cerdito que habla. No os decepcionaré, al fin y al cabo, entre sus leitmotiv destacan frases como “cuando soy buena, soy muy buena, pero cuando soy mala, soy mejor” o “a menudo el talento es un defecto del carácter”.
 
Un paso más allá de la filosofía de la genial Mafalda o el existencialismo de Calvin y Hobbes, la bambina presenta un pensamiento destructivo pero desternillante, aderezado con recetas de cocina, cartas astrales o una sección de mitos para recortar y vestir con sus trajes gratuitos. Nada es gratuito en estas viñetas. Ni una de las sonrisas sarcásticas de la terrible protagonista está de más en las tiras cómicas de esta niña que lee a Kant cuando tiene insomnio.
Su autora, Vanna Vinci, nació en Cagliari (Cerdeña) en 1964 y trabajo ene l universo de los cómic desde 1990. Antes de éste ya había publicado otros libros ilustrados infantiles y en el año 1999 ganó el prestigioso premio Yellow Kid como mejor diseñadora. La bambina filosófica apareció por primera vez en las páginas de la publicación italiana Mondo Naif, y desde el año 2001 hasta la actualidad ha ido adquiriendo protagonismo, convirtiéndose en un gran éxito editorial en Italia.
Anatomía de una ruina es sólo un aperitivo de las aventuras de esta pequeña filósofa italiana, que promete hacernos reír y pensar al mismo tiempo mientras por su boca escuchamos reflexiones tan impropias de un niño que son remueven sin querer la conciencia. ¿Qué clase de mundo estamos dejando para los que vienen? Ella tiene no una, sino múltiples respuestas para esta difícil cuestión, y estará encantada de compartirlas contigo mientras cocina, va a Ikea, limpia, se conecta a Internet en la piscina o canta a Madonna en la ducha. Imperdible.
 

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