Care Santos: “A veces la vida colabora en la escritura poniéndote historias al alcance”
Por Cristina Consuegra.
El pasado mes de marzo, Care Santos publica Habitaciones cerradas (Planeta, 2011), una novela coral en la que su autora se ha enfrentado al estimulante ejercicio de retratar una ciudad, una época, a través de la ficción. En el libro que nos ocupa, esa ciudad es la Barcelona modernista dibujada a través de un entramado de personajes, la familia Lax y su entorno, que concede mayor vigor al espíritu de ese tiempo. Santos articula en torno a los Lax un conjunto de relaciones, diversas y complejas, que comparten el uso del silencio como fundamento.
Consciente de que esta historia necesitaba de un armazón narrativo preciso y consistente, la autora articula el acontecer narrativo a través de una estructura alterna, en la que textos breves de naturaleza diversa -cartas, correos electrónicos y críticas de arte- se entremezclan con el grueso de la historia en capítulos. Así, el lector se sumerge en las tres generaciones de ese apellido hasta llegar al epicentro de una tensión polarizada que la escritora maneja con maestría gracias al suspense que ejecuta a través de secretos y silencios, sentimientos no correspondidos y fracasos cotidianos que al ser situados en una época histórica inestable, desatan en los individuos respuestas desesperadas.
Desde las primeras páginas de Habitaciones Cerradas ya se percibe el sólido trabajo que ha realizado en materia de personajes, especialmente, en el conjunto de los femeninos. ¿Cómo van apareciendo en su vida y los va encajando?
Mis personajes siempre surgen de la observación, pero beben de muchas fuentes diferentes. Desde las anécdotas familiares a un pequeño detalle que encuentro en una biografía… cuando estás escribiendo una novela nunca sabes qué nimiedades pueden ayudarte a definir un personaje ni dónde las vas a encontrar. A veces tienes la impresión de que la vida colabora en la escritura, poniéndote historias al alcance.
Usted hace algo muy atractivo para el lector, edifica la personalidad de Amadeo Lax, eje central de la novela, a través de las relaciones con los personajes femeninos. Este recurso, ¿surge durante el proceso de escritura o es algo que tenía pensado de antemano?
Las mujeres eran, para mí, más importantes que Amadeo. Aunque el protagonista era él, claro está. Me importó en todo momento la apariencia de verosimilitud y llegué a la conclusión de que los hombres de ese tiempo no podían explicarse sin sus mujeres. Máxime un hombre como él, tan preocupado por mantener su estatus a toda costa pero tan insatisfecho, que convierte a las mujeres en blanco de sus iras desde que tiene uso de razón. Por otra parte, yo soy mujer, supongo que no es premeditado, sino natural, que vea el mundo con ojos femeninos.
Intuyo que el proceso de escritura de esta novela ha sido complejo. ¿En qué se ha diferenciado de la composición de otras obras?
El aspecto formal siempre es importante en mis novelas y en esta ocasión me dio muchos quebraderos de cabeza. Creo que, en eso, es mi obra más ambiciosa. Hubo muchos momentos en que temí que lo fuera demasiado. La diferencia fundamental entre esta novela y otras es que esta vez pensé muchas veces que no la terminaría.
Me consta que es una de esas autoras que disfruta con el proceso de documentación, ¿qué puede contarnos sobre el de Habitaciones cerradas?
Fue un gusto. Me encerré en la Biblioteca de Catalunya y consulté bibliografía durante meses. Es un privilegio poder hacer algo así, y siempre es muy enriquecedor. Acabas encontrando lo que buscas y muchas cosas más y a mí todos estos encuentros me proporcionan excusas para investigar también futuros temas. Cada documentación podría derivar en cuatro o cinco novelas diferentes. Aunque eso entraña también un peligro: o aprendes a controlarte o terminas por no salir jamás de los archivos o las salas de lectura.
Una de los grandes asuntos de su novela es la relación ficción-lugar. La Barcelona modernista que dibuja se convierte en espacio singular y fascinante capaz de sobrevivir al tiempo. ¿Qué queda de esa ciudad en la Barcelona actual? ¿Y qué tiene Barcelona para que inspire tanta literatura?
Barcelona es una ciudad magnética, maravillosa. Lo extraño sería que no tuviera una literatura poderosa rendida a sus encantos. De la época modernista queda mucho, aunque se perdió mucho también. Por desgracia, el modernismo no era visto con buenos ojos por toda la sociedad y eso hizo que se dejaran perder muchos edificios y que se abortara la construcción de otros. Ocurre en todas las grandes ciudades: lo que queda convive con los fantasmas de lo que se fue para siempre. Y entre ambos crean la literatura.
Tras la escritura de una novela tan poderosa y segura de sí misma como Habitaciones cerradas, ¿no tiene cierto vértigo ante la que será su siguiente obra?
Tengo mucho vértigo, pero no más que en otras ocasiones. Una nueva novela siempre es un nuevo mundo, una nueva fascinación, un nuevo proceso de documentación. Es como enamorarse: entraña muchos peligros y puede terminar fatal, pero cuando estás inmersa en ello sólo piensas en lo bueno.
Usted es una autora prolífica que cultiva tanto la literatura para adultos como infantil y juvenil. ¿Cómo trabaja ese cambio de registro?
Hay tiempo para todo. Procuro alternarlos sin descuidar ninguno de los dos. En cierto modo, me parecen complementarios. Me divierte cambiar de aires, probar retos nuevos, tratar de seducir a distintos tipos de lectores.
Es una de esas escritoras que mejor ha sabido explotar los recursos tecnológicos. La presencia de redes sociales, blogs y webs, ¿cómo ha modificado la literatura?
La red hace mucho por los autores que comienzan o por aquellos que desean probar suerte con la letra impresa: les ofrece un escaparate abierto a todo el mundo donde tantear cómo reciben los lectores sus trabajos. En ese sentido, Internet es un privilegio. A mí me permite, en cierto modo, ser la que era cuando comencé a escribir: me tomo mi blog como un espacio de libertad absoluta donde no necesariamente debo ser escritora profesional. Por lo demás, es un lugar magnífico para tener relación con tus lectores y con otros colegas.
A pesar de que el recorrido de Habitaciones cerradas todavía es corto… ¿qué le ha concedido este título hasta la fecha?
Muchas, muchísimas satisfacciones. Le diré sólo una: un señor me regañó en plena calle porque su mujer, que está enganchada a Habitaciones cerradas, llevaba días sin hacerle la cena. Fue una regañina muy emocionante para mí.
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