Crónica del 14º Festival de Málaga de Cine Español (14FMCE) (I)

Por Alejandro Contreras.
Fotografías: Alejandro Contreras.

Hace cinco meses que se clausuró la 14ª edición del Festival de Málaga de Cine Español (14FMCE) y vuelve a ser noticia ya que el prestigioso Festival des Films du Monde de Montreal ha invitado a participar en la 35 edición del festival canadiense a varias películas del festival malagueño que ya visionaron durante la celebración en Málaga de su festival de cine.

 

De la sección oficial de Málaga han seleccionado a la ganadora Cinco Metros Cuadrados (2011) de Max Lemcke y al premio especial del jurado (y la que para muchos pensamos que debió ser la ganadora) Catalunya Über Alles! (2011) de Ramón Térmens. Eso cuanto respecta a la sección oficial de largometrajes porque además hay que sumar Brutal Box (2011) de Óscar Rojo que participó en la sección Zonazine, el documental Un rey para la Patagonia (2010) de Lucas N. Turturro, el cortometraje El premio (2010) de León Siminiani y otras películas del Territorio Latinoamericano.

 

También hay que mencionar que el Festival Internacional de Karlovy Vary de la República Checa envió a principios de Julio de 2011 a un representante suyo a Málaga para seleccionar películas españolas para su festival. Y ya que hablamos de lazos entre el Festival de Málaga con otros festivales no podemos olvidar la buena acogida que el Día del Festival de Sitges tuvo en esta edición y que bien seguro creará muchas y positivas sinergias entre los dos festivales.

 

Si miramos los números de esta edición pues los resultados son bastante positivos. Los organizadores partían con un recorte extra en el presupuesto del 20% con respecto al 2010. Esto ha supuesto que ha disminuido la oferta gratuita que otros años se ha ofrecido, y en definitiva el número total de espectadores ha pasado de los 58.000 del 2010 a los 55.700 de este año, prácticamente un 4% menos.  En cambio si revisamos el número de entradas vendidas sin incluir acreditaciones o invitaciones, el festival ha conseguido 43.900 que supone 6.200 más que en el 2010. Menor presupuesto pero mayor facturación.

 

A pesar de esto el Festival de Málaga no ha tenido una de sus ediciones más gloriosas. Los recortes presupuestarios se han notado en la organización de las galas de este año con retrasos, caos en los cambios de película del Teatro Cervantes e incluso galas donde falló el homenajeado y no se compensó al público debidamente (ni con otro espectáculo sustitutorio ni devolviendo el incremento que se paga por el pase de películas que incluyen una gala a un premiado). Lo más triste es el nivel tan mediocre de las producciones a concurso. No se consiguió incluir a ningún peso pesado de la dirección española en el festival, y en la sección oficial nos tuvimos que contentar con 11 títulos de los cuáles 4 eran operas primas y 5 eran segundas películas. No todos los años aparece un Daniel Sánchez-Arévalo que da la sorpresa con Azuloscurocasinegro (2006) y un festival con tanta aspiraciones como éste no puede conformarse con una programación tan poco atrayente como este año.

 

Antes de que hiciera oficial las películas a concurso es especuló con títulos tan fuertes como Torrente IV: Lethal Crisis (2011), ni la esperada La mitad de Óscar (2011) de Manuel Martín de Cuenca o con el Ispansi (2011) de Carlos Iglesias (y más después de que lo bien que le fue con el paso de Un franco, 14 pesetas (2006) en el 9FMCE).

 

Para el 2011 volvía a ofrecer muchas comedias con vocación de arrasar en taquilla (para mayor gloria de las televisiones que las producen) y cine independiente hablado en multitud de lenguas: castellano, catalán, valenciano, gallego y vasco. Aunque esas comedias repletas de ídolos televisivos pudieran asegurar un éxito en la alfombra roja previo a los estrenos, realmente la sección oficial del 2011 no incluía títulos que apriori pudieran interesar mucho a los verdaderos cinéfilos.

 

 

Para la sección oficial de largometrajes un jurado de auténtico lujo y bien conocido por el público en general, no sólo por los cinéfilos. Vicente Aranda como presidente de un jurado que está formado por el director de cine Daniel Sánchez Arevalo, el escritor Gustavo Martin Garzo, el actor Carlos Bardem (hermanísimo de Javier Bardem) y las actrices Silvia Abascal, Ana Álvarez, Verónica Forqué. Ellos además de hacer sus funciones a la hora de valorar y seleccionar los premiados fueron también sin lugar a dudas otro importante reclamo para la alfombra roja.

 

Tal vez la coincidencia de que Vicente Aranda también sea el presidente del jurado de la edición de este año del Festival de Montreal esté detrás de que el festival canadiense haya echado lazos con el de Málaga.

 

Antes de comenzar el festival ya había cuatro premiados. El premio más importante, el Premio Málaga se otorgaba al actor Luis Tosar en una gala irrepetible.

 

El Premio Retrospectiva al director José Luis Borau que no pudo finalmente acudir a Málaga a recoger su premio aunque durante el festival se exhibió hasta 9 títulos de su filmografía.

 

Isaki Lacuesta recogía el mismo galardón que el año anterior había recibido Nacho Vigalondo, el Premio Eloy de la Iglesia, a esos cineastas atrevidos y que necesitan un empujón.

 

Y por último el veterano director de fotografía José Luis Alcaine recibía el Premio Ricardo Franco.

 

Cada vez más se distancian las dos maneras de vivir el Festival de Málaga. La más ruidosa, y que desgraciadamente ocupa más horas de televisión, es aquella que se vive fuera de los recintos donde se exhiben las películas. Grupos de adolescentes y no tan adolescentes agolpan las entradas del Teatro Cervantes en cada estreno y además de los hoteles donde se alojan las estrellas, en su mayoría de las series de televisión.

 

Este fenómeno que ha ido adquiriendo cada año un nuevo objeto del deseo: ha pasado de Miguel Ángel Muñoz a Hugo Silva, de éste a Miguel Ángel Silvestre, y desde el 2010 está centrado en la persecución del actor Mario Casas. Para aquellos a los que nos interesa lo que se vive dentro de los lugares de exhibición nos apena bastante que esa sea para muchos la imagen que está calando.

 

 

Es una locura el tratar de acudir a todos los pases de prensa, con sus correspondientes photo-calls y ruedas de prensa, de tantas secciones como consta el festival además de los múltiples eventos organizados. Imposible para un sólo equipo poder cubrir todos ellos. Por suerte el departamento de Prensa del Festival de Málaga facilita mucho el trabajo a los periodistas con información actualizada a diario de las agendas del festival y colaboran con todo el material necesario para las crónicas. No hay que olvidar que aunque en más de una ocasión no había ni tiempo para comer, la organización suministraba donuts de una conocida franquicia para que no faltara azúcar en aquellos que iban a cubrir el festival.

 

De camino ya a cumplir 15 años, el Festival de Málaga es ya uno de los mayores atractivos de la ciudad en primavera. Durante una semana Málaga se convierte en el centro del Cine Español y la ciudad se engalana reluciendo más que de costumbre. Las calles se llenan de curiosos, visitantes y de los propios malagueños que participan de todas las actividades paralelas (exposiciones, conciertos, etc.) con que se baña la ciudad.

 

Es toda una delicia aprovechar esas noches primaverales para recorrer el centro de Málaga. No es nada complicado encontrarse a cineastas conocidos sentados en la misma terraza que uno o tomando unas tapas en cualquier bar. Y en ese ambiente tan relajado, lejos de las hordas de adolescentes histéricas, es todo un gustazo poder comentar cualquier trabajo de ellos o sus visiones sobre el mundo del cine con esos cineastas que se muestran cercanos con la gente.

 

Ya queda menos para el 21 de abril del 2012, fecha en la que comenzará la próxima edición.