Esto no es la canción del verano.
Por Juan Carlos Vicente.
Ha llegado el verano, nada podemos hacer para escapar de la estación seca. El calor avanza inexorable, quema el astro nuestra piel, los matrimonios se ven obligados a compartir una convivencia que durante el resto del año no tienen, una convivencia que puede resultar peligrosa. La familia se acopla a nuestras vacaciones como una rémora a un tiburón, las barbacoas, los amigos, la piscina municipal para los que no se pueden permitir el clásico infierno de la superpoblación playera, las toallas, las sombrillas, la esplendorosa belleza de los cuerpos a partir de los sesenta. ¿Tan malo es esto del veraneo?-No, en realidad solo es impostura, todos necesitamos vacaciones, y en el fondo, las disfrutamos.
Cervezas, mojitos, lucir bronce, las salidas nocturnas, las terrazas de verano, la noche estrellada, todo ello ejerce el influjo de creernos liberados durante unos días, nos recarga, e incluso a algunos, les facilita tiempo para leer.
Leer es una adicción peligrosa, y en cualquier momento uno puede engancharse. Sin remedio.
Por lo general para estas fechas se recomiendan lecturas, y muchas de ellas son lecturas que podríamos denominar como “ligeras”. Lo entiendo, nadie quiere librarse de la presión de sus jefes, o de su rutina como ama/o de casa y sumergirse en la deprimente o complicada vida del protagonista de una novela, o encarar un texto que requiera desoxidar nuestro cerebro a niveles no habituales…O tal vez sí.
Desde aquí, desde mi escritorio vigilado por un cartel del “Sympathy for the devil” de los Stones y haciendo un pequeño viaje alrededor del salón, presento una pequeña lista de mis recomendaciones para leer bajo la sombrilla.
-“Trenes hacía Tokio”, de Alberto Olmos (Ed. Lengua de trapo). Personalmente disfruto del papel de Juan Malherido, y a la vez, de su vertiente de escritor de novelas.” A bordo del naufragio” me hubiera gustado más si la hubiese leído con 18 años, pero “Trenes hacia Tokio” me gustó mucho. Me gustan las novelas tipo diario, formato blog, creo que son cercanas y en general se leen del tirón. La desnudez del escritor siempre se agradece.
-“Que te follen Nostradamus”, de Roger Wolfe (2001, DVD. Ediciones. 11.40 €). Recién publicado “Siéntate y escribe” (Huacanamo editorial), recupero un libro-diario que hará las delicias de los seguidores de la literatura escrita desde las tripas. Míster Wolfe siempre será uno de los grandes.
-“La posibilidad de una isla”, de Houllebecq (2005, Alfaguara Editorial. 20.50 €). Muchas de las ideas y conceptos antes presentados en “Plataforma” y “Ampliación del campo de batalla”, se unen en una obra más extensa y con un trasfondo futurista. La new age, las sectas, la desolación del hombre frente a un mundo apocado al fracaso, confluyen en una novela que, por su planteamiento tan cercano a lo que actualmente vivimos, muestra que opciones como la clonación, quizá no sean tan lejanas, ni se parezcan a lo que esperábamos.
-“Moby Dick”, de Herman Melville (2010, Alianza Editorial. 9.90 €). Al contrario de lo que muchos pueden suponer, “Moby Dick” no es una novela de aventuras, puede que Huston nos la vendiese así, pero nada más lejos de la realidad. El tema principal es la maldad, la obsesión, el egoísmo antepuesto a la vida humana. Libro que contiene unos retratos psicológicos tan exhaustos que a día de hoy, siguen siendo modernos. La novela por excelencia, una forma de descubrir al autor del sobrevalorado “Bartleby, el escribiente”, desplegando todo su saber hacer e ingenio como escritor.
-“Chump Change”de Dan Fante(2011, Sajalín editores. 17.50 €). La primera novela del hijo de John Fante tiene la fuerza de quien ha vivido y ha esperado años para escribir sobre ello. Esto se traduce en mucha mala leche, ironía y dominio de la frase en tiempo corto. Nada que ver en estilo con su padre, y con un mensaje redentor al final del libro, que ha facilitado la continuidad del autor en las librerías. Si pensabas que el realismo sucio había muerto, estabas equivocado. Ha vuelto, más moderno, más venenoso, como si supiera que le estabas esperando.
Por mi parte nada más, estoy con Selby y “El demonio”, liando un cigarrillo sin tener cargo de conciencia, escribiendo, esperando la ola adecuada.