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Tengo algo que deciros (2010)

Por Alejandro Contreras.
 

 

Sus padres le mandaron a Roma para que se sacara una carrera, y una vez allí Tommasso (Riccardo Scamarcio) prefirió abandonar sus estudios y dedicarse a escribir. Ignorantes de esta decisión, tampoco son conscientes de que su hijo es homosexual y mucho menos que comparte su vida con Marco (Carmine Recano). Antonio (Alessandro Preziosi), el hermano mayor de Tommasso, al contrario de su hermano ha hecho lo que se esperaba de él: durante años ha trabajado codo con codo junto a su padre en la empresa de pasta que tiene la familia al sur de Italia. Vincenzo (Ennio Fantastichini), el padre de los dos hermanos, está planteándose su jubilación y organiza una reunión familiar para discutir sobre el futuro de la empresa familiar.

 

Durante años Tommasso ha vivido feliz en su dulce mentira, pero ya tiene el coraje suficiente para ser sincero con su familia y se arma de valor para aprovechar esa reunión de todos los miembros de la familia y ser honestos con ellos de una vez por todas. Antes de tan crucial cena, Tommasso decide aclararlo todo con su hermano Antonio que es el único que sabe el paso que Tommasso se dispone a dar. Ya comenzada la cena, y justo cuando Tommasso iba a sincerarse con todos, Antonio toma la palabra y decide confesar algo que sorprenderá a todos, en especial a Tommasso, sin dar opción a su hermano a que lleve a cabo su plan.

 

 

Tengo algo que deciros (2010) es la última película hasta la fecha del director turco Ferzan Özpetek . Afincado en Italia, en concreto en Roma que es donde rueda la mayor parte de sus películas. Curiosamente para ésta se trasladó al sur de Italia para centrarse en la vida de un par de hermanos, ambos homosexuales, que no encuentran el momento de contarles a su familia cuál es su verdadera orientación sexual. Desde su opera prima Hammam (1997) se observa esa constante en su producción de mostrar personajes gays positivos y distanciarse de los estereotipos más destructivos.

 

Ferzan Özpetek que acostumbra a arrasar con un alto número de nominaciones en los premios David Di Donatello, los Oscars italianos, ha conseguido nada más y nada menos que 13 nominaciones con esta película de las que finalmente se materializaron dos para sus actores más veteranos (Ilaria Occhini y Ennio Fantastichini). A esto hay que sumarle el premio Tribeca y la nominación al Premio del Público en los European Film Awards, que ha conseguido que la película se distribuya en otros países además de Italia donde llegó a coronar la cima de la taquilla.

 

Responsable de ese éxito de taquilla es su protagonista. Ni que decir tiene que Riccardo Scamarcio es todo un ídolo en Italia donde lleva años siendo el protagonista de un fenómeno parecido al que ocurre con Miguel Angel Silvestre o Mario Casas en España. De hecho fue el personaje de Step en Tri metri sopra il cielo (2004) el que le catapultó al estrellado con un personaje que seis años después en Tres metros sobre el cielo (2010), la adaptación española de la novela de Federico Moccia, dio vida Mario Casas.

 

 

Tengo algo que deciros (2010) tiene un punto de arranque muy atrayente: más allá del impacto que estas confesiones tienen en la familia conservadora, lo interesante es lo que supone para los dos hermanos conocer de repente que el otro lleva años ocultando lo mismo que uno. Es una lástima que esa parte que podría haber resultado más novedosa, es en la que menos se incide, y el hermano del protagonista está ausente en la mayor parte del metraje. Con lo cual la acción desemboca en el proceso de aceptación familiar, las dudas del protagonista que incluso confunde sus sentimientos con una enigmática mujer… lo mismo de siempre. Para más inri, una trama paralela del pasado de otro miembro de la familia que podría haber reforzado la película, es tan previsible y anodina que consigue justo lo contrario. Sólo en el desenlace de esa trama paralela es donde consigue brillar un poco y llamar algo la atención.

 

Esto no quita a que estemos frente a una producción que a nivel técnico e interpretativo pocas pegas se le puede poner. Tal vez un guión que ha preferido arriesgar poco y situarse en un tono amable entre comedia y drama que no termina de cuajar, consiguiendo que el resultado final sea algo descafeinado. Pasado el meridiano de la película, la irrupción de los amigos de Roma del protagonista, todos gays sin problemas de aceptación y con bastante pluma, es donde el relato gris se consigue reanimar un poco, aunque no se le termine sacar partido. Esa pandilla de amigos sí que daría para un interesante spin-off sobre sus vidas en Roma.

 

 
 
 

Tengo algo que deciros (2010) se estrenó en España el pasado 22 de diciembre de 2010.

 

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