Editorialmente hablando: Anaya infantil y juvenil
Por Juan Carlos Vicente.
Recuerdo que en mi niñez muchos de mis libros eran de la Editorial Anaya. De eso ha pasado ya mucho tiempo, sin embargo, algunas de esas lecturas siguen hoy vigentes, tanto en bibliotecas particulares como en los programas educativos y bibliotecas de los centros de enseñanza.
Desde la etapa de pre-lector de un niño de cuatro años, hasta la adolescencia, hay un periodo de años que hay que cubrir con lecturas enfocadas al desarrollo, tanto de una conciencia moral como de una personalidad y actitud académica correctas. La conocida expresión de que los “niños son esponjas” es totalmente acertada en su significado, por eso es tan importante que empiecen a crear el hábito de la lectura de una manera natural, divertida y provechosa.
Una editorial como Anaya Infantil y juvenil reúne los dos conceptos básicos necesarios para cumplir ese objetivo: por un lado, la diversión que ofrece la literatura como actividad lúdica, y por otro, el compromiso adquirido con lecturas enfocadas tanto al profesorado como al alumno, entre las que destacan varias de sus líneas compuestas por libros que contienen actividades para realizar en las aulas.
Otro de sus compromisos se refleja en la creación de premios literario ( Premio Anaya De Literatura infantil y juvenil, Concurso de Narrativa Vila D’Ibi, Premio de Literatura infantil ciudad de Málaga o el Certamen Internacional de álbum infantil ilustrado), con los que ofrecen la oportunidad a nuevos autores de pasar a ser parte y obra de su fondo editorial.
-¿Cuál sería el punto intermedio entre calidad literaria y educación literaria?
Realmente, una cosa implica la otra. La calidad literaria es el ingrediente fundamental para que haya una educación literaria. Obviamente, hay libros de mucha calidad literaria que no pueden considerarse infantiles o juveniles porque su lectura requiere ciertos conocimientos o bagaje cultural, pero si tomamos obras como Alicia en el País de las Maravillas, La isla del tesoro, El conde de Montecristo o Drácula, nos daremos cuenta de que pueden ser leídas por adultos y jóvenes sin ningún problema, poseen una calidad excepcional y, como todo buen libro, dejan huella en el lector y le hacen reflexionar y madurar.
-Desde la aparición de la editorial, hasta la fecha actual, ¿en qué franja de edad ha habido más cambios en los contenidos literarios de los libros? ¿Se han endurecido las temáticas a partir de cierta edad como reflejo de la nueva sociedad que vivimos?
Seguramente sea en la franja juvenil donde más cambios ha habido en cuanto a temáticas y estilo literario, aunque en los libros ilustrados también se ha vivido una evolución importante en estos años. En literatura juvenil hoy en día se abordan temas sensibles que antes no estaban tan presentes, ni en la literatura ni en el mundo cotidiano de la mayoría de adolescentes, como el acoso escolar, la inmigración, la violencia familiar, la exclusión social, la sexualidad… La muerte, por ejemplo, siempre es un asunto delicado que cada vez se aborda más en el álbum ilustrado, intentando acercar a los lectores de edades tempranas un concepto difícil mediante enfoques muy creativos.
-¿La realización de libros enfocados a los centros educativos se hacen de manera conjunta con el Ministerio de educación o algún organismo estatal?
Los libros de nuestras colecciones de prescripción, que son aquellos que publicamos pensando en que sean recomendados como lectura en las aulas, se pueden integrar dentro de los objetivos generales del currículo escolar en cuanto a valores, transversales, competencias, fomento del gusto literario y artístico… Hemos de conjugar nuestro criterio editorial con los parámetros educativos que nos piden los docentes, pero tenemos un margen mayor de maniobra, ya que no estamos supeditados a una programación rigurosa como en los libros de texto. Nuestro ámbito de trabajo es la literatura infantil de calidad, y ahí va implícita la preocupación por el desarrollo no solo del lector, sino también de la persona.
-¿Cuáles son las premisas que sigue la editorial a la hora de aceptar un texto e incluirlo en las distintas categorías por edades?
Nuestros criterios para publicar un texto son la calidad literaria y artística, junto al interés que creamos que el mediador o el lector pueden sentir hacia el texto. La clasificación por edades, que ha sido estudiada y parametrizada en numerosas ocasiones, depende de factores como la temática y la complejidad del lenguaje o el estilo literario, pero en cualquier caso nuestras recomendaciones son siempre orientativas, ya que dentro de un mismo aula, por ejemplo, puede haber alumnos con niveles de lectura muy dispares.
-También tenéis libros enfocados a la adolescencia en los que tratáis los problemas y situaciones típicas de la edad, revisáis clásicos e incluso acercáis la Filosofía de un modo conciso al lector. ¿Es la adolescencia el público más complicado al que llegar a través de la lectura debido a que están desarrollando independencia y criterio selectivo?
El lector adolescente y juvenil es exigente y crítico, y esto es algo que percibimos cuando nos llegan sus comentarios acerca de nuestros libros. Obviamente, su capacidad de análisis es mayor, y están desarrollando sus propios gustos. No obstante, hay otros motivos por los cuales la lectura en estas edades desciende, no solo porque hay menos prescripción escolar, sino porque ante ellos se abre un mundo lleno de estímulos, ofertas de ocio y relaciones personales que pueden ser más prioritarias o satisfactorias que el disfrute con la lectura. Por ello es tan importante crear lo antes posible la afición por la lectura, de modo que cuando crezcan sea un aspecto esencial de su vida, y no una forma de ocio circunstancial o sustituible.
–Flanagan lleva en activo desde el año 1991, son novelas en las que aparecen tanto temas de intriga, adolescencia, misterio o actualidad. ¿Cuál es el secreto para que una colección resista tan bien el paso del tiempo?
La serie de Flanagan es uno de nuestros longsellers desde que publicamos Todos los detectives se llaman Flanagan. Curiosamente, este no es el primer título de la colección, ya que No pidas sardinas fuera de temporada fue publicado anteriormente por Alfaguara. El último libro que hemos editado fue Flanagan Flashback, en el año 2009, que sería el undécimo. Uno de los secretos de su popularidad es sin duda la presencia de un personaje con personalidad, creíble y tridimensional. Además, el mundo de la adolescencia está muy bien reflejado, con toda su problemática: amor, relaciones de amistad, conflictos sociales… Y si a ello le unimos la intriga y el humor, además del talento narrativo de sus creadores, Andreu Martín y Jaume Ribera, no es raro que esta colección lleve tantos años siendo un éxito.
-Hay una categoría, La sombra de la palabra, que reúne una colección de ensayos referentes a la literatura, desde la lectura y la comprensión, hasta la creación literaria. ¿Está dirigida al profesorado, al escritor o a cualquier lector adulto? ¿Qué nos podéis contar sobre ella?
Esta colección, compuesta por 14 títulos, va dirigida sobre todo a mediadores y adultos interesados en la literatura infantil en todos sus aspectos: análisis literario, fomento de la lectura, reflexión sobre el acto de leer, sobre las bibliotecas, sobre la creación literaria… No obstante, muchos de los libros, como Historia portátil de la literatura infantil o Hablemos de leer, son muy accesibles para cualquier persona que simplemente tenga curiosidad por la literatura, sea cual sea su profesión. En mi opinión, es una colección esencial para aprender de la mano de grandes voces reconocidas en el mundo de la promoción y difusión de la LIJ: Ana Pelegrín, el Equipo Peonza, Ana Garralón, Víctor Moreno, Luis Arizaleta…
-Entre vuestros autores se encuentran figuras tan conocidas como Carmen Posadas, Martin Casariego o Andreu Martín, por citar algunas; aparte de los concursos que convoca la editorial, ¿tienen cabida la recepción de manuscritos de autores nóveles?
Sí, por supuesto. No hay que olvidar que esos autores que mencionas también fueron noveles al principio. A diario nos llegan varios originales, sobre todo a través de correo electrónico, que valoramos uno a uno para decidir si podrían entrar en nuestro catálogo. Esto nos lleva un tiempo considerable, pero merece la pena, ya que muchos de los autores que hoy en día cuentan con varios libros en nuestro catálogo eran desconocidos en el ámbito de la LIJ cuando se dirigieron a nosotros. Y entre los ilustradores sucede lo mismo, son muchos los que nos enviaron su portafolio sin conocernos de nada, y nos gustó tanto su trabajo que no hemos dejado de colaborar con ellos desde entonces.
-¿Qué próximos lanzamientos nos podéis adelantar?
En otoño sacamos una reedición revisada y con nuevas ilustraciones de los Cuentos al amor de la lumbre de Antonio Rodríguez Almodóvar, que se publicaron por primera vez hace casi 20 años, y es una obra de indispensable para conocer los cuentos populares de nuestro país. Además, destacaría un extenso libro con 1001 juegos de Àngels Navarro y un libro ilustrado de Javier Sáez Castán, Nada pura 100%, en el que este singular ilustrador vuelve a dar rienda suelta a su particular y sorprendente creatividad.