"Tengo una pistola", Enrique Rubio
Cascaradenuez lleva una década sin salir de su Casa. Tiene 25 años y sólo se comunica por Internet. Cada noche sueña que es el héroe de un videojuego en una Nueva York poblada por zombis, y lucha contra ellos sin saber por qué. Cascaradenuez descarga a diario películas y canciones que sabe que nunca tendrá tiempo de ver ni de escuchar. Cascaradenuez piensa que todo proyecto es un fracaso en potencia, que la derrota es un modus vivendi natural, pero Cascaradenuez tiene una pistola…
En esta primera novela, Enrique Rubio (Murcia, 1978) explora con humor, ternura e ironía las relaciones con el mundo de una generación que tiene a su alcance todo lo virtual, pero mucho más lejos todo lo real. Con una prosa limpia, fácil y precisa, Tengo una pistola invita desde sus primeras líneas a disfrutar de la mucha literatura que contiene, pero sobre todo enfrenta al lector a las aberraciones del modo de vida actual, insatisfactorio, frustrante, abundante en carencias y falsos desafíos.
Os dejamos una de las interesantes reflexiones del protagonista de esta novela, prologada por Lorenzo Silva, para que os animéis a leerla:
«–Ya está: en el más grande, el de toda la vida. No creo en el reciclaje selectivo. “Pensar en las futuras generaciones. El futuro. El futuro”. Me tengo que preocupar no sólo de los demás sino de los que todavía no existen. ¿Y los del pasado también? ¿Tengo que ir desenterrando muertos y ponerles un cojín y preguntarles qué tal se encuentran y si notan los nichos algo más contaminados que hace cien años? Todo tiene su momento, su uso y degradación. Apúntatelo como principio terapéutico. También te puede servir aunque no salgas de tu casa en toda tu vida. Úsate y no te cuides. Yo me alío con el tiempo y le doy la razón: colesterol y mala vida. No se puede vivir en el futuro. Eso sí que es virtual. ¿No dicen que hay que vivir el día a día? ¿Para qué está el planeta si no es para disfrutarlo y fundirlo? Usa la Tierra, ya se encargará el Universo y la evolución de formar otro planeta azul cuando éste estalle. Si estamos aquí sólo es por un motivo, coge un lápiz y apúntatelo y subráyalo hasta que se rompa el folio: destruir esto después de sacarle el jugo hasta la última gota. Así que ya lo sabes. Deberías salir a la calle y pegar fuego a todos los contenedores de reciclaje selectivo. ¿No te parece un buen motivo para salir? Eres cojonudo, tío. ¿No te deberías haber vuelto más egoísta estando aquí solo? ¿Para qué piensas en los demás si no los quieres ver ni en pintura? Me pone de los nervios tu obediencia cuadriculada y tu corrección. ¿Para qué cuidas tu planeta si vives en una jaula y no sales ni al balcón? ¿Para tus futuros hijos? ¿Vas a mandar tu corrida a una clínica de reproducción asistida mediante una paloma mensajera?».