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Viajes para aprender a vivir y a morir

Por María Anaya

 

Hay pocas cosas tan agradables como comenzar un libro a la caída del sol de verano y terminarlo antes de irse a dormir. Las recomendaciones de hoy se refieren a dos buenos ejemplares de pasta de papel y tinta que se prestan a ser abiertos por primera vez y saboreados hasta sus últimas palabras en lo que duran un par de vermuts.

 

Dos historias mínimas que ruedan bajo los pasos de sus protagonistas acompañándolos hasta un destino presentido rápidamente, que ellos nos obligan a aceptar con resignación y extrañeza.

 

 

 

La mujer que se fue a caballo

La mujer que se fue a caballo.

D.H. Lawrence

Gallo Nero

Madrid, 2011

Precio: 9€

 

La infelicidad en el matrimonio conduce por caminos de muchos tipos (o de pocos, más o menos disfrazados). Cuando el tedio matrimonial se le presenta a una mujer de 30 años casada con un hombre mucho mayor que ella, viviendo en un paisaje desierto de vida en mitad de México, la única solución es huir a caballo.

 

El libro deja claras las intenciones de su protagonista desde las primeras líneas “Pensó que aquel matrimonio, de entre todos los matrimonios sería una aventura”. Al no serlo, evidentemente ella buscó la aventura más allá de los cerros y montes, allí donde habitaban los indígenas. Curiosamente el peso depositado en el hastío matrimonial de las primeras páginas desaparece en cuanto la protagonista deja atrás su rancho. La naturaleza y los indios se apoderan del relato rápidamente.

 

La mujer que se fue a caballo no tuvo tiempo de ver mundo, ni antes de huir ni después, pero encontró la manera de imaginarlo desde las dos prisiones que ella misma escogió. Pasó felizmente de la cárcel del matrimonio a la de los indígenas, entró y salió de cada una de ellas con el mismo convencimiento.

 

La mujer que se fue a caballo nos enseña que las elecciones nunca son en balde si nos molestamos en mirar a nuestro alrededor y percibimos el entorno como la continuación de nuestro cuerpo. Desde una habitación cerrada igual que desde el suelo frío de la noche en el páramo, la Tierra nos ofrece formar parte de algo, de ella, sólo hay que querer escucharla.

 

 

 

El lobo

El lobo

Joseph Smith

Literatura Mondadori

Barcelona, 2009

Precio: 13,90€

 

El lobo atrapa al lector en su viaje desesperado por sobrevivir, corriendo delante de una aventura que le sigue en su frenética búsqueda de comida. Cumple su papel al milímetro y no se lamenta de su suerte como los humanos.

 

El lobo pide ser leído sin música ni ruido de ciudad. Exige que haya árboles cerca y posiblemente brisa fresca, aunque el suelo helado de su bosque sea capaz de provocar escalofríos hasta en los lectores del verano del sur.

 

En poco más de 100 páginas no caben concesiones para muchas siestas ni distracciones de la acción entre caza y caza. El lobo habla en primera persona (¿primera “persona”?) y su voz nos convence de que detrás no hay un humano ventrílocuo y farsante. Hay un lobo con hambre y frío,  con un largo historial de caza en el bosque, donde la experiencia cuenta bastante, pero la suerte cuenta mucho más.

 

Dos relatos perfectos para olvidarnos un poco de nuestra condición humana y comprendernos como seres vivos.

 

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