Patricio Pron y el “destino argentino”
Por Guille Ortiz.
El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia. Patricio Pron. Editorial Mondadori. 2011. 208 páginas. 17 €.
Argentina como tema, como obsesión, como tradición siempre al borde del abismo. Eso a nosotros, los españoles, nos choca porque no tenemos una iconografía mínimamente común detrás que nos una, sino más bien varias iconografías que tienden a separarnos. En “El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia”, un título discutible, tenemos varios de los tópicos del novelista argentino: un protagonista perdido en la medicación psiquiátrica, una colección de hermosos perdedores que lucharán pese a todo y la continuación del “destino argentino” como algo condenado al fracaso pero que aun así hay que buscar generación tras generación.
Incluso aparecen los nombres de Maradona, Borges y Perón, una especie de Santísima Trinidad de la cultura pop argentina, que mezcla a dos archienemigos sin ningún tipo de problema.
El libro, por supuesto, es interesante y está bien escrito aunque tiene muchas partes muy prescindibles. Pron quiere hablar de la dictadura militar y los que se opusieron a ella. Es lógico que quiera hacerlo. Nosotros vivimos una cruenta guerra civil pero la vivimos hace 75 años. Argentina, a principios de los 80, aún estaba gobernada por una panda de psicópatas asesinos que no solo reprimieron, secuestraron o mataron a miles de personas sino que lo hicieron con una impunidad y una crueldad que en el mundo civilizado solo es comparable al genocidio nazi.
Lo novedoso del tratamiento de Pron es que reivindique el peronismo. El peronismo como movimiento popular que resiste a los militares. Perón como mandatario de ese “destino argentino” del que Pron habla continuamente. Sin duda, es un enfoque arriesgado, en lo bueno y en lo malo, y no me corresponde a mí hacer un análisis de lo que fue el peronismo a lo largo de sus casi cinco décadas entrando y saliendo del poder. En cualquier caso, ya digo, es una novedad: hasta ahora los héroes siempre habían sido izquierdistas subversivos sin filiación clara.
Pron podría haber escrito un ensayo político sobre el tema pero prefiere utilizar una trama más o menos basada en la realidad al estilo del “nuevo periodismo”. No sé si resulta del todo convincente. Hay páginas y páginas dedicadas simplemente al “fisking” o corrección de artículos que no tienen ningún interés: no ya por la información de los mismos, que podría enganchar al lector, sino por el empeño del autor en poner ahí sus comas y sus puntos. Una vez, vale, pero a la décima, sinceramente, uno se cansa y desconecta de lo que le cuentan.
Ahora bien, lo bueno del libro es que uno puede desconectar varias veces y no perderse. En realidad, todo viene explicado al final: Argentina como destino de perdedores y exiliados y represaliados en los distintos tiempos, condenados a luchar sin fin, como Sísifo, una batalla inevitable pero sin resultado alguno.
No se puede negar que el libro se ajusta al “espíritu del tiempo”: la posición de determinada juventud ante determinados abusos. La cacareada pasividad de la generación perdida de treintañeros en el mundo occidental. Más que un “Indignaos” es un “recordad” o, para ser más exactos, “no olvidéis”. Sin duda es necesario mantener el recuerdo de miles de ciudadanos aniquilados por un régimen dictatorial, otra cosa es que el autor consiga el supuesto propósito de todo escritor de contar una historia bien armada. Ahí tengo mis dudas. En cualquier caso, Pron es un autor interesante y este libro tiene suficientes páginas buenas como para darle una oportunidad.