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Unni Lindell: la novela negra que llegó del frío

Por Benito Garrido
Fotografías de Pablo Álvarez
 
 
 
 

Los contrastes no tienen por qué ser peligrosos, pero pueden serlo.”

 
 
 

A propósito de su nueva novela “La trampa de miel” (Editorial Siruela, 2011) hemos entrevistado a la escritora noruega Unni Lindell (Oslo, 1957).

 

Unni Lindell es una de las más conocidas y premiadas escritoras noruegas. Trabajó durante muchos años como periodista antes de dedicarse por completo a la literatura. Ha publicado poesía, relatos y libros infantiles. Pero es por sus novelas policíacas por las que Lindell se ha hecho especialmente conocida. En ellas se aprecia el trabajo concienzudo de una escritora que valora no solo la base de una trama criminal milimetrada, sino también la profundidad psicológica de los personajes y una perfecta caracterización de los mismos. De esta manera consigue sacar el lado más cruel y oscuro del ser humano. La autora ha vendido más de tres millones de ejemplares de sus novelas policíacas en todo el mundo y ha sido traducida a dieciocho idiomas.

 

La trampa de miel” es una novela apasionante, de tensión continua y suspense sostenido hasta las últimas páginas. Unos días antes del comienzo de las vacaciones de verano desaparece Patrik, un niño de siete años que volvía del colegio. Todo parece tranquilo: la furgoneta de los helados hace su ronda habitual, una anciana  espía la calle por la ventana y dos niñas saltan sobre una cama elástica en el jardín vecino. Una semana después, una inmigrante ilegal muere atropellada. Se trata de la novia del conductor de la furgoneta de helados que hace el trayecto por el barrio residencial donde desapareció Patrik. Un nuevo caso para el inspector Cato Isaksen que tendrá que enfrentarse no solo a las terribles conexiones que descubrirá entre ambos casos, sino también a una nueva compañera, la enigmática y tozuda Marian Dahle, que terminará por asumir un protagonismo inesperado gracias a su asombrosa empatía con la mente criminal.

 

 

 

P.- “La trampa de miel” es novela negra con un trasfondo psicológico importante: ¿qué primas en tus novelas cuando escribes: la trama policial o el desarrollo de los personajes?

Las dos cosas son importantes. Para mí, la novela negra como género es quizás el mejor y más desarrollado dentro de la literatura. Puedes profundizar en los personajes y definirlos, tratar temas sociales, utilizar un lenguaje literario de calidad y a la misma vez, mantener la intriga y el deseo del lector de saber qué pasa al final. Es una estructura perfecta. Ya no es solo cuestión de introducir un asesinato sino más bien de contar una historia.

 

P.- Suelen utilizarse las dos denominaciones en el mismo contexto, pero ¿es lo mismo novela negra que novela policíaca?

En Noruega existe esa separación entre género negro y policíaco.  Yo sin embargo, considero que lo que escribo está un poco al límite:  mis novelas tienen unos personajes que son investigadores policiales que se van repitiendo en otros libros, pero a la vez, doy mucha importancia a la psicología, y a esa parte literaria que puede estar más cercana a la novela negra.

 

P.- El personaje de Marian que inicialmente puede parecer secundario termina convirtiéndose en protagonista. ¿Tal vez, a través de su capacidad para pensar como el asesino, el lector puede acceder más fácil a la mente criminal?

Para mí es muy importante que el lector pueda seguirme al interior de los personajes sobre los que escribo. Intento siempre no menospreciar al lector pensando que es menos listo de lo que pueda ser. Y Marian me sirve para ello. De hecho, ella se convierte en el personaje protagonista de esta novela y de las siguientes. Lo interesante de ella es precisamente ese pasado que tiene tan peculiar, o esa intuición tan especial para las cosas, aparte de que está siempre al límite de algo. Como mujer es políticamente incorrecta, y quizás esto es algo de lo que las mujeres deberíamos aprender. Tampoco es simpática y además es más lista que su jefe, algo que a él le molesta mucho.

 

P.- La sociedad noruega, esa del barrio residencial se convierte en otro protagonista involuntario de la obra. El crimen, ¿sería de otra manera si se realizara en otro país, en otra sociedad, en otra forma de vida diferente?

Creo que este crimen podría haber ocurrido perfectamente en otro país. La novela negra nórdica bebe mucho del género negro británico, dónde muchas de las acciones ocurren en pequeñas aldeas, en algún pueblecito o en la campiña. Esta vez en concreto (va a ser la primera y la última) he utilizado el lugar en el que yo vivo, no la casa precisamente, pero sí la parcela dónde ocurren los incidentes que describo. Esa parcela es la mía. De hecho, la idea para el libro me surgió una tarde que desde la ventana vi venir al camión de los helados con sus carteles de colores, y como los niños se acercaban para comprar helados. Y pensé: ese camión debe tener una cámara frigorífica….. posible escenario de un crimen. Yo utilizo a menudo esas imágenes tiernas o dulces, que detrás pueden ocultar algo tenebroso, algo que puede ser dañino. Esa quizás sea la diferencia entre la novela negra que escriben hombres y mujeres: los hombres buscan más acción, persecuciones, tiros, robos de bancos, mientras que nosotras intentamos escarbar más en el componente psicológico. Para mí da mucho más miedo una madre que no es buena, que un asaltador de bancos.

 

P.- Haces una certera disección del problema social de la inmigración, hecho común en otros países de Europa. ¿Estamos ante una crítica a esa modélica sociedad del bienestar?

Estamos ante una problemática social compleja. En los medios noruegos se habla mucho de que por un lado está la inmigración que llega para aprovechar las ventajas sociales que ofrece el país, y luego por otro, está esa gente que llega a trabajar y que es explotada y utilizada a veces incluso fuera de la ley. La novela negra como género te permite hacer crítica social, y en este caso es algo que yo intento plasmar.

 

P.- “Un delincuente con éxito es aquel que conoce sus propias limitaciones.” ¿Debemos entender por tanto que no existe el crimen perfecto?

Sí que existe el crimen perfecto. Es posible que Marian sea capaz de cometerlo, ya veremos. Es lo suficientemente lista como para realizarlo… Ya veremos, ya veremos. En el libro siguiente de hecho, va más lejos, llega a hacer cosas que no debería hacer como policía, y eso solo lo sabe el lector, ni los compañeros ni el jefe Cato llegan a saberlo.

 

 

P.- En tu libro se capta la asociación de ideas criminal-castigo y víctima-redención. Entiendo que el autor busca la heroicidad del inspector protagonista. Pero ¿en una novela negra el final tiene que ser siempre así, o se le puede dar un giro a la trama? ¿Se busca satisfacer el deseo de justicia del lector?

En la novela negra partimos de una situación caótica con diferentes elementos mezclados, que después se van colocando cada uno en su sitio. Es como fregar los platos: empiezas con todo sucio, y poco a poco lo vas aclarando y poniendo en su sitio hasta tener la cocina totalmente limpia. Así, en una novela tienes que conseguir que el lector entienda todo lo que ha pasado sin que se defraude en ningún momento su deseo de pasar emoción. De ahí, que todos los puntos deben quedar aclarados, todo bien colocado.

Cuando en una novela el criminal se libra del castigo, el lector se siente defraudado. Hay que castigar al malo. Existen una serie de normas en la novela negra que hay que cumplir, y esa es una de ellas.

 

P.- El narrador nos va dando pistas con cuentagotas sobre el crimen, el posible asesino y las razones del mismo. Para escribir una buena novela negra, ¿es necesario tener clara la estructura de la historia desde el principio?

Cuando escribo parto de una idea básica inicial y esa es la que desarrollo. Pero mientras escribo siempre me van surgiendo cosas nuevas, elementos que añadir a la historia. Algo que también es muy emocionante pues nunca sabes con exactitud dónde vas a terminar. Solo el hecho de ir por la calle te permite ver a las personas y reconocer posibles nuevos personajes.

 

P.- En España, ya tenemos una importante edición de autores escandinavos de novela negra. ¿qué de nuevo y diferente aporta Unni Lindell a este panorama literario?

Quizás el hecho de profundizar en la psicología de los personajes. Si tomo como ejemplo a Camilla Lackberg, que es amiga mía, su forma de escribir es diferente: los hechos siempre ubicados en el mismo sitio, los personajes se repiten y quizás no ahonda demasiado en el nivel psicológico del personaje. Pero hay quien prefiere esto, es cuestión de gustos.

 

P.- Las mujeres han conseguido hacerse un hueco importante en el mundo de la novela negra:  Fred Vargas, Camilla Lackberg, Donna Leon, antes A. Christie o P. Highsmith. ¿Habéis superado el temor a enfrentar este tipo de literatura?

Como mujer tengo una ansiedad, un miedo, una angustia femenina con la que he nacido y que gracias a ella puede escribir como escribo. Por ejemplo, cuando llego a un hotel, lo primero que hago es colocar la maleta sujetando la puerta abierta, y comprobar que no hay nadie ni en el baño ni debajo de la cama, y luego ya me instalo. Las mujeres hemos sido educadas para tener ese miedo, y en mi caso concreto, yo he conseguido canalizar esa angustia hacia la escritura de novelas.

 

P.- Intercalas la escritura de novela negra con literatura infantil o con poesía. ¿Qué es más difícil escribir? ¿Hay momentos en que los géneros pueden llegar a ser excluyentes?

Cuando empiezo un proyecto, tengo clarísimo lo que voy a escribir, entonces me concentro exactamente en eso y me aíslo del resto hasta que lo culmino. Pero es que además, existe una larga tradición de escritores de novela negra que también escriben literatura infantil. En cuanto a la poesía, considero que es algo muy desnudo, muy íntimo; para que surja buena poesía, todo tiene que ser muy personal y ahí radica precisamente su dificultad.

 

P.- Creo que este es tu primer libro en España. ¿Esperas que sean tan bien recibido como en otros países?

Se trata de un mercado totalmente nuevo, y deberían darse muchas circunstancias y realizar un gran trabajo para que el libro tuviera la misma repercusión que tuvo en Noruega. Es todo un reto. Para que te hagas una idea, este libro en mi país vendió casi 200.000 ejemplares. Un país de cuatro millones y medio de habitantes. De ahí lo del reto, porque conseguir eso aquí sería un gran logro.

 

P.- ¿Cuál es tu libro de cabecera? ¿Qué lecturas te han marcado?

Si tengo que destacar algún autor que me influyera, pues debería nombrar a Victor Hugo. Leí “Los miserables” cuando era pequeña, y esa historia me impresionó sobremanera.

En general, leo de todo, no tengo preferencias marcadas, aunque debo confesar que habitualmente, no suelo leer novela negra.

 

P.- ¿Existen nuevos proyectos en el horizonte de Unni Lindell?

En principio continuar con la edición en castellano de la serie de libros de Marian Dahle, lo cual depende ya de la traducción y de la editorial. Por otro lado, intentar presentar aquí también alguno de los treinta libros infantiles que ya tengo escritos. Y más a corto plazo, continuar con la escritura de una serie de libros para niños que tratan sobre un pequeño fantasma.

 

 

Agradecidos nos despedimos de esta escritora que ha sido todo un descubrimiento. Solo nos queda esperar con ansiedad una rápida edición del siguiente caso de la agente Marian Dahle.

 

 

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