Lecturas de verano
Por María Anaya
Una sección de libros a los que arrimarnos en las tardes más calurosas
“Ser uno con todo lo viviente, volver, en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza, ésta es la cima de los pensamientos y las alegrías, ésta es la sagrada cumbre de la montaña, el lugar de reposo eterno donde el mediodía pierde su calor sofocante y el trueno su voz, y el hirviente mar se aleja a los trigales ondulantes”
HIPERIÓN o el eremita en Grecia
Friedich Hölderlin
¿Qué buscamos en verano? Distancia de la rutina, distancia de la ciudad, tiempo, sobre todo tiempo para nosotros. Las maneras de consumir los días en el 2011 abarcan demasiadas posibilidades y numerosos escenarios. A pesar de tantas opciones, leer novelas, poesías o incluso ensayos, continua siendo la mejor manera de acercarse a cumbres de felicidad mucho menos elevadas que las evocadas por Hölderlin, pero con un fondo similar.
Para escapar del ruido de información que acompaña la rutina en la ciudad, os aconsejamos dejar el Smartphone atrás, buscar un destino tan pacífico como sea posible y cargar el coche con los títulos que os propondremos en los próximos días.
Los siglos han hecho la tarea de leer bien infinita. A eso se suma la incansable capacidad de nuestros editores actuales de ofrecernos un río de novedades cada mes. Desde este espacio os presentamos algunos ejemplares cazados en ese río salvaje y algunos clásicos que no pueden faltar en el maletero o en vuestro e-book.
Hemos escogido páginas que inviten a soñar porque, como tan bien decía Hölderlin, el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona. Sin duda el verano es el mejor momento para abandonarse a los sueños, para soñar despierto cuando las noches resulten demasiado calurosas.
En las noches de verano nacen algunos escritores y muchos lectores, enfrentados a las escasas horas de oscuridad con la alegría que produce la brisa y la ausencia de obligaciones por la mañana. En esas noches hay tiempo para hilar un discurso completo, para leer decenas de cuentos de Roald Dahl regodeándonos en su delicada crueldad inglesa, para leer una parte importante de Ada o el ardor sin tener que explicarle a nadie “de qué va ese libro de portada y título sospechoso”, para asediar la Tabaquería de Pessoa o atracarnos a historias de magos sin remordimiento.
Sin remordimiento, sin música estridente de fondo (hay que dejar descansar al vecino), sin conversaciones que obliguen a levantar la mirada de la página. Sea en la noche o en una playa desierta, el auténtico escenario de estos sueños se esconde entre las líneas de los libros.
Esperamos que disfrutéis con la selección y que nos digáis qué títulos os acompañarán estas vacaciones.
Queda abierta la veda y el río rebosa de publicaciones apetitosas.
A la caza.
«Zuckerman desencadenado» (incluye «La visita al maestro», «Zuckerman encadenado», «La lección de anatomía» y «La orgía de Praga»), de Philiph Roth, ventilado; me quedan pendientes «Carta breve para un largo adiós», de Peter Handke; «Sábado noche, domingo por la mañana», de Alan Sillitoe y «¡Desciende, Moisés!», de W. Faulkner. Los iré intercalando con las dos o tres novelas que me quedan para agotar el volumen de «Todo Marlowe», de R. Chandler.
Eso sí, en las fiestas del pueblo me pienso tajar como un perro
¿Cuáles son las recomendaciones?
En breves empezaremos a publicar artículos con las recomendaciones de nuestros redactores.
¡Voto si a cualquier libro de Faulkner! Aunque mi preferido siempre será «¡Absalón, Absalón!» El calor pegajoso con olor a flores en el interior de una casa sombría da sofoco sólo de pensarlo…
La creencia, es esto. Es, una creencia, posterior. El miedo, a la oscuridad.
Es, miedo, a la oposición.
Es, miedo, a los egos, y a las condiciones estamentales.
Es, el ego, incluso después de eso, no es atacado, por ninguna fiera.
Es, una condición, sino pro quam.
FIN. . .. . . . . FIN. FIN. . . . . . FIN.FIN… . , .. .. .. . FIN. . . . . . . FIN. . . . FIN.FIN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . FIN. FIN.
Percepciones de un Prisma bajo el Sol.
En esta edición.
Portátil, el vaso, de Holderling, es un Platónico, y un recuerdo.
Más allá, en la Lejanía, de el mar y el grajo. . Versátil. Como al comienzo.
Más, así… llegue y me finalizó. . .
Portátil, el vaso, que no rompe, es un perfecto hombre, de lo ideal Platónico. Es, lo Apolineo. Y, lo tratado, en la historia como el comienzo de los primeros días, de la historia. A, mi, entender, con fuss, y te dicen. .. Holderling. Fue, precoz, en esto. Un maestro, de la poesía, romántica. Fin. Fin… etc, etc, etc… FIN.