La sombra mística de El Árbol (2010)
Por Nuria Monvoisin Cano.
La película El Árbol (2010) nace de la novela de Judy Pascoe titulada “Our Father Who Art in the Tree” y está dirigida por la directora francesa Julie Bertuccelli. El film nos cuenta la historia de una familia feliz, los O´Neil, que viven en una casa en mitad del campo, cubierta por la gran sombra de un frondoso y colosal árbol. Un día, el padre de la familia se dirige a casa en su camioneta y fallece repentinamente a causa de un paro cardíaco. Su vehículo llega hasta el árbol situado frente a la casa, y toda la familia le recoge apenas sin vida. La película muestra los intentos de la madre (Charlotte Gainsbourg) de salir adelante con sus cuatro hijos, tres de ellos bastante pequeños.
Charlotte Gainsbourg toma el mando interpretativo en este film, otorgándole fuerza en determinados momentos, pero no quedando muy claras sus intenciones en otras escenas. Se trata de un personaje que se encuentra “perdido” tras la muerte de su pareja y que apenas posee un impulso para continuar hacia el futuro. Su rol de madre no llega a convencer del todo, y menos cuando al final del film intentar “tomar el mando” que no ha tenido durante el resto de película. Por otro lado, uno de los personajes más convincentes es el de la hija pequeña Simone O´Neil (Morgana Davies). La jovencísima actriz otorga a la película inocencia pero al mismo tiempo una madurez sorprendente, incluso más que su propia madre, Dawn O´Neil. Su interpretación es natural a la par que graciosa y su rol aporta a la película ese toque místico que posee, pues la niña está convencida de que tras la muerte de su padre, su alma se ha fusionado con el gran árbol que tienen al lado de la casa. Por ello, la pequeña evitará por todos los medios que nada le suceda al árbol.
Ese toque místico que posee el film, es reforzado por los preciosos paisajes campestres y la bella fotografía. El Árbol (2010) fue rodada íntegramente en Australia y la fotografía fue dirigida por Nigel Bluck, responsable, entre otros films, de parte de la fotografía de la trilogía de El Señor de los Anillos (2001-2003). En cuanto a otros datos técnicos interesantes, cabe destacar la música original de Grégoire Hetzel, que trabajó en Incendies (2010), y el montaje a cargo de François Gédigier (Bailar en la oscuridad (2000), La última nota (2006)).
No cabe duda de que los detalles técnicos son de destacar, pero el guión posee algunos momentos que hacen perder el interés del espectador. Por ejemplo, el rol de la madre podría estar mejor aprovechado para entender mejor al personaje. Además, la historia en si misma ofrece pocas sorpresas, pues es previsible en su desarrollo. En relación a esto, existe una película que me recordó bastante a El Árbol (2010). Se trata de Atando cabos (2001), film del director sueco Lasee Hallström y protagonizado por Kevin Spacey, Julianne Moore y Judi Dench entre otros. La premisa es la misma: familia que queda destruida por la muerte de uno de sus integrantes, debe comenzar una nueva vida con todo lo que ello supone. Para mi sorpresa, hasta el elemento místico tiene presencia de la misma manera en ambas películas.
Tanto la película de J. Bertuccelli como la de L. Hallstrom son recomendables por la simple razón de que cuentan una historia corriente, sin artificios, sobre los momentos críticos de una familia que lucha por sobrevivir e intentar dejar a un lado a aquellos que se han ido.
El Árbol (2010) se estrenó en España el pasado 3 de junio de 2011.