Compañía Nacional de Danza -Teatro de la Zarzuela-
La versatilidad
Arcangelo, Órbitas y Derivas, Flockwork
Teatro de la Zarzuela, del 17 al 26 de Junio
Por Ana Martos
Fotografía: Julio Ulanga
Si por algo se han caracterizado las apuestas para la CND de su director artístico Hervé Palito, es por el riesgo y la versatilidad. Ecléctico y osado en el sentido de acercar nuevas propuestas y abrir el repertorio a un abanico de creadores cuyos trabajos revelan las posibilidades del espacio escénico y del baile. A través de las piezas representadas bajo su dirección, hemos podido ver un equipo de bailarines que interpretan otros códigos, y ponen en práctica lenguajes diferentes, desde lo más teatral al baile más estilizado, pasando por las técnicas más vanguardistas y las nuevas tecnologías. Todo ello, sin dejar de revisitar y proteger con la calidad que merece, el repertorio de su anterior director Nacho Duato. Un año que en su última etapa como director, nos acerca al universo de los coreógrafos Àngels Margarit (Premio Nacional de Danza 2010) y Alexander Ekman (el joven coreógrafo de NDT2); llevándonos de las derivas y sus trayectorias al humor fresco y contagioso.
Arcangelo
Preservar la calidad y la identidad de la CND era una de las condiciones de Hervé Palito al aceptar el cargo como director artístico el pasado año, y hoy, un año después y a punto de finalizar su mandato, nos trae de nuevo Arcangelo, una de las piezas más representativas de Nacho Duato. Creada por el valenciano hace once años, para el actual director representa la maestría de su trabajo; la creatividad de sus dúos y una oportunidad además de ver en elenco a tres de las estrellas de la compañía (Tamako Akiyama, Luisa María Arias y Ana María López) que han interpretado y crecido con este ballet desde el 2000 llegando a un nivel de excelencia y madurez.
Los Concerti Grossi del italiano Arcangelo Corelli y el aria de la ópera de Scarlatti II Omicidio, ponen la música a un ballet que reflexiona sobre el paraíso y el infierno. Su lirismo y belleza coréuticos alcanzan también a la escenografía, diseñada por el propio Duato. La dramaturgia del baile corre a cargo de cuatro parejas y su búsqueda de una liberación a través de la muerte, como vía de acceso al paraíso.
Órbitas y Derivas
Margarit es una maestra a la hora de dibujar el espacio, de diseñar con el cuerpo allí donde no llega la palabra. Órbitas y Derivas es un ejemplo de su particular lenguaje donde participan lo físico y lo intelectual. Los cuerpos asumen el protagonismo y articulan el espacio meciéndonos en una atmósfera onírica que se acelera y adopta diferentes trayectorias hasta llegar al paroxismo.
La pieza investiga diferentes flujos, ciclos y cinéticas hasta llegar a lo táctil. Existen varios momentos en el que los bailarines “orbitan”, se recogen y hacen habitable un lugar que necesita ser leído a través de la escritura, y la construcción del movimiento orgánico.
Para la catalana, el trabajo con la CND ha supuesto todo un desafío; el de cómo llegar a ellos desde una técnica y base diferentes: “en esta pieza se trabaja de otra manera el cuerpo, y ellos han tenido que hacer un largo recorrido para integrar otra manera de entender el movimiento”. Los bailarines están sometidos a la geometría espacial que busca curvas y diagonales, “tras una semana de taller para decidir qué podía proponer a la compañía, decidí tomar un pequeño fragmento que ya existía inspirado en el aire y en el agua, y desarrollar una nueva coreografía”. La música recoge algunos fragmentos del cuarteto de cuerda de Joan Saura al que se adaptan las nuevas tecnologías para buscar diferentes texturas. En cuanto al espacio escénico, el video de Nuria Font reúne imágenes propias de la escenografía de Margarit que nos trasladan a su fase “vegetal”, al discurso de la tierra y del aire.
Cabe destacar la interpretación de la japonesa Tamako Akiyama, frágil y precisa, en ese ir deconstruyendo cada articulación para accionar un movimiento y su contrario que sin embargo, no paran de fluir.
Flockwork
El humor pone el broche de oro a una noche de lujo. La obra del coreógrafo sueco Alexander Ekman es como salir del baño después de una ducha fresca. El espectador observa historias que se desarrollan en diversos planos y texturas, todo hilado con un humor muy nórdico, pero que resulta fácilmente reconocible y mediterráneo a la vez. Hemos pasado del monólogo al tumulto y de éste, a la instalación a través de la parodia, la teatralidad y el baile.
Llega un momento en el que el ojo tiene que escoger dónde deposita la atención. Al igual que ese grupo que se desplaza sin rumbo, decide pararse, y tal vez ir hacia las acciones del primer plano, saltar a las del segundo y encontrar en el tercero la unidad, el momento íntimo lejos del caos y la repetición. Una pieza divertida y refrescante que capta al público completamente. Todo ello con la música de Matmos, Evan Zyporin & Arden Trio que se imbrica perfectamente en la acción.
Estrenada por el Nederlans Dans Theater II en el 2006, es la tercera vez que Ekman repone esta pieza. En la rueda de prensa afirmó que para él era como un experimento, una terapia basada en la risa para contaminar al espectador (y que funcionaba o no dependiendo de éste); “es interesante ver los distintos públicos que la reciben, mi idea es crear una atmósfera y ver qué parte es comunicable y qué alcanza al público… puede que no pase nada, pero eso también es interesante”. El sueco, coreógrafo residente de la NDT2, afirma que aunque en este momento la pieza no representa actualmente el lugar en el que se encuentra su creación, sus obras continúan buscando esa comunicación con el espectador: “en mi trabajo siempre me impongo la misión de sorprender y obtener que la audiencia sienta algo o se olvide de sus vidas durante unos segundos”. Objetivo conseguido.
Decía Hervé en la rueda de prensa del pasado día 16, que con este último programa al frente de la compañía los sentimientos eran muy diferentes; por un lado se trata de su primer estreno en el Teatro de la Zarzuela como director, y por otro, él último después de 10 años de trabajo en la CND; “tengo el corazón un poquito tocado porque acaba una etapa de mi vida”. Diez años en los que ha sido coordinador artístico primero y director artístico después de la marcha de Duato.
Ante las cuestiones sobre su futuro inmediato, afirmó que le gustaría quedarse en España y crear su propia compañía de danza contemporánea. Buenas noticias, su trabajo merece espacio para seguir creciendo y evolucionando, con los estrenos de Noodles, Oŕbitas y Derivas y Flockwork para la CND, el francés ha reunido trabajos que reflejan su eclecticismo, y ha abierto el abanico de creadores a una compañía que no deja de sorprender.
Su mandato ha sido valiente teniendo en cuenta la responsabilidad que asumía. Valiente en su apuesta de llevar adelante un proyecto con aires nuevos, sin perder la identidad y la calidad de un equipo que puede moverse en contextos diferentes y se hace respetar.
Sólo decir pasen y vean, no dejen de sorprenderse, disfruten del baile. Ha sido un placer.
Más información en la web de la compañía: http://cndanza.mcu.es/
http://teatrodelazarzuela.mcu.es/