Entrevista con Emma Cohen: "Terraza de café por la noche"
“Ser y para siempre ser, fin del dilema”
Por Benito Garrido
A propósito de su nueva obra de teatro “Terraza de café por la noche” (La Página Ediciones, 2011 – Colección SurReal) hemos entrevistado a la escritora, actriz y directora española Emma Cohen (Barcelona, 1946).
Formada en el teatro universitario, estrenó en Barcelona La noche de los asesinos y debutó en Madrid con Un enemigo del pueblo. Como actriz ha trabajado, entre otros, a las órdenes de Jesús Franco, Gonzalo Suárez, Fernando Fernán Gómez, José Luis Garci o Eloy de la Iglesia. Y ha recibido diversos premios como reconocimiento de su trabajo actoral. También ha dirigido cortometrajes y escrito guiones para cine y televisión. En 1983 publica su primera novela Toda la casa era una ventana. A la que siguen otras obras de las que podríamos destacar: Alba, reina de las avispas (1986), Negras tierras negras (1988), Hechizos, filtros y conjuros eróticos (1990), Muerte dulce (1993), Loca Magnolia (1996) o Libeliula (2010).
Terraza de café por la noche, su último trabajo, se inscribe en el teatro surrealista de vanguardia. En esta ocasión la autora se sirve del cuadro homónimo de Van Gogh para trasladar la pintura a la escena o, dicho con más precisión, la acción de la pintura a la acción de la escena, y así dar vida a unos personajes que se aglutinan en torno a un soñador que impactado aparece en el cuadro.
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P.- Actriz, directora, escritora. Escribir una obra de teatro puede ser incluso previsible en una paleta artística tan amplia. Lo que puede parecer extraño es el hecho de afrontar una obra marcadamente surrealista. ¿Qué te empuja a adoptar ese tono surrealista en la obra?
Desde muy joven empaticé con las vanguardias artísticas europeas de la primera mitad del siglo XX, especialmente con el dadaísmo, el surrealismo, el teatro de la crueldad de Antonin Artaud, y el teatro del absurdo.
P.- En el momento que nos ha tocado vivir, ¿no cree que escribir una obra de teatro vanguardista como la suya es todo un acto de valentía?
Valentía tendrán los que emprendan la aventura económica y artística de ponerla en escena. En cuanto a yo, su autora, siempre he tenido algo de insensato.
P.- El pasado y el presente se entrelazan en la obra. El presente del soñante impactado choca con unos personajes retenidos en el tiempo por el cuadro de Van Gogh. Ello le permite a la autora reflexionar sobre el arte, la belleza, los sueños, la crisis…. Algo complejo ¿no?
Quizá -dada la cantidad de seres que dialogan-, resulte compleja para el lector/-a . Así me lo ha hecho saber una lectora, y dicha lectora me contó que, para entender mejor, debe tener -mientras lee- una reproducción del óleo frente a ella.
Me resultó de lo más placentero escribirla, complejidades incluidas.
P.- “La esperanza reside en los sueños, en la imaginación y en el coraje de atreverse a convertir los sueños en realidad”. ¿Podríamos decir que en esta frase está centrada la línea argumental básica de la obra?
La línea argumental es Van Gogh en sí mismo, lo que despierta su obra y su ser.
P.- El lector se identifica rápido con el soñante. Es fácil asimilarlo a esa juventud desencantada socialmente que hoy nos encontramos. Desempleo, desilusión, desesperación… ¿Cree que hay alguna salida para ese soñante?
Sí: acometer con determinación lo que más le guste hacer.
P.- Me encanta el personaje huraño del hombre con sombrero. ¿Contrapunto del soñante?
El hombre con sombrero es alguien que, apegado a lo tradicional, prejuzga cuanto cree que no sigues las normas que “su” sociedad –una sociedad putrefacta-, impone.
P.- Encuentro que en su obra habla más del arte, de la vida, del dolor o incluso de la muerte que del amor. ¿Es algo buscado a propósito?
El amor late que no habla a lo largo de toda la obra, de hecho, al final del texto, tras tanto latido, dos seres hacen el amor.
P.- ¿Crees que un cuadro, cómo un libro pueden llegar a ser intemporales? ¿Son las obras las que hacen inmortal al autor?
Ciertas obras inmortalizan (hasta que este mundo nuestro no estalle) el sentir de sus hacedores/-as.
P.- ¿Qué ha significado este libro para ti y cuales han sido tus influencias a la hora de escribirlo?
Este libro significa para mí transmisión, ofrecer a otras personas lo mejor de mí. E imagino que las influencias son incalculables ya que la diosa curiosidad me ha empujado a ser una consumada lectora y vividora.
P.- Por se este libro tu último hijo, ¿podría ser quizás del que te sintieras más orgullosa?
Sí, exacto, de momento es el que más, sí.
P.- ¿Has pensado en representar “Terraza de café…”? ¿Te gustaría quizás actuar en ella?
En todo caso, dirigirla.
P.- Comentabas que tus últimos años has hecho mucho de enfermera por la enfermedad de su pareja. ¿Quizás este libro ha sido como un resurgir del vacío, como una explosión de color…?
Dado que el paciente amado, el muy uno, grande y libre Fernando Fernán Gómez, era pelirrojo, explosión de color ya tenía junto a él y alrededor. Y quizá resurgida no esté ya que nunca me sentí borrada.
P.- ¿Qué has encontrado en la literatura que no te haya dado el cine o la televisión?
Más precisión. La Literatura concede (si no median miedos paralizantes) poder expresar casi exactamente lo que intentas transmitir.
P.- Entiendo este libro como una obra de madurez. ¿Puede ser? Si es así, ¿qué se gana y qué se pierde con los años?
Con lo años se pierde vida y se ganan recuerdos.
P.- ¿Qué te parece publicar con La Página Ediciones? Y además con un resultado tan atractivo, colorista y arriesgado.
Me parece algo muy singular, extraño, mágico, que debo agradecer a Domingo-Luis Hernández, a Daniel Hernández María, y a los que compusieron el libro.
P.- Estás en racha creativa, pues en poco tiempo has sacado hasta tres libros. ¿Estás embarcada en un nuevo proyecto?
Sí, este otoño de 2011 espero que salga una novela.
P.- Van Gogh como origen y fin de la obra. ¿Es uno de sus ídolos o tiene alguno más?
Más que ídolos – Hipatia de Alejandría, El Bosco, Lavinia Fontana, Leonardo, Van Gogh, Cervantes, Valle Inclán, Lorca, Kahlo, Teresa Claramunt, Bakunin, Marx, Louise Burgeois y tantas/-os más …-, son seres que me abrigan.
P.- Si hoy tuviera que buscar un nuevo cuadro para representar su historia, ¿cuál escogería?
“Allá cuelga mi vestido” de Frida Kahlo (1933).
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Añadir que la obra es una verdadera delicia y que estaría bien verla representada.
Aunque nos gustaría extendernos en esta entrevista, no podemos, así que solo unas palabras más para agradecer el tiempo y las respuestas que la escritora nos ha dedicado.
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Fantástica entrevista