Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos (2009)
Por Víctor E. Blanco
Un hombre que tiene una tienda de tallarines se entera de que su mujer le engaña con un empleado y contrata a un asesino para que acabe con la vida de ambos y así vengar su traición. Lo que parece ser un crimen sencillo y sin cabos sueltos se enreda hasta convertirse en una maraña imposible de sangre y muerte.
Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos (2009) ha sido entendido como un remake de Sangre fácil (1984), la primera película que rodaron a mediados de los 80 los hermanos Coen. Sin embargo de Sangre fácil (1984) Yimou solo toma prestado el tronco argumental casi de manera esquemática y a brocha gorda.
No es nada habitual encontrar un remake chino de una película norteamericana. Menos común aún es que ese remake venga firmado por uno de los cineastas de mayor prestigio internacional. Para quien no le conozca, Zhang Yimou está entre los dos o tres directores de cine asiáticos más estilosos e importantes y posee una trayectoria admirable.
Su trabajo en Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos (2009) solo tiene sentido a la luz del conocimiento de su obra. Parece que Yimou ha hecho una especie de caricatura de sí mismo, especialmente una caricatura de sus últimos filmes, considerados bajo el influjo del cine comercial (cualidad despreciable para muchos críticos).
Yo sin embargo no la considero una obra menor, sino sencillamente una película que difícilmente podemos adscribir a la trayectoria previa del genial cineasta chino. Se aleja en forma y discurso del primer Yimou de Sorgo rojo (1988), y se aleja en tono del Yimou de Hero (2002) o La casa de las dagas voladoras (2004). La película de los Coen era un thriller de la América profunda desprovisto de humor, que Yimou ha transformado en una parodia ridícula (gracias a la comicidad de los actores y su vergonzoso vestuario) ambientada en la China medieval.
Pese a la ausencia absoluta de música el sonido es uno de los puntales del film, y Yimou ha prestado especial atención a este aspecto para enriquecer su película. El diseño de sonido final es alucinante. Como también es alucinante la escena en la que los protagonistas se lanzan a cocinar pasta, con una coreografía espectacular. En momentos puntuales como éste, surge el Yimou genial.
Visualmente es una gozada porque el tratamiento estético de cada plano está compuesto como si se tratase de una pintura. Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos (2009) conserva intacto el potencial de la trama argumental de los Coen y le añade un ritmo seco, preciso y sin baches. Finalmente, la agilidad con la que filma Yimou se impone al espantoso descalabro del ridículo (por difícil de exportar) humor de su película
Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos (2009) se estrenó en España el pasado 20 de mayo de 2011.