Una estudiante de cine en Cannes 2011

Por Nuria Monvoisin Cano.

Fotografías: Nuria Monvoisin Cano.

Tuve el placer de acudir a la pasada 64 edición del Festival de Cannes 2011 que tuvo lugar del 11 al 22 de mayo. Sobra decir que acudir a dicho festival es una de las mejores experiencias que puede tener el amante de cine, el crítico de cine, el fotógrafo de cine, el director, el productor,… y quien va una primera vez, suele repetir.

Cannes como localización, a parte de situarse en la preciosa Costa Azul francesa, representa la meca para muchos artistas relacionados con el séptimo arte que quieren vivir apasionadamente el cine durante casi dos semanas.

El festival acoge a cualquier perfil, esté relacionado con el cine o no, aunque existe la posibilidad de obtener acreditaciones (de mayor o menor nivel) en relación a tu ocupación profesional. Es decir, una persona que no tenga acreditaciones puede comprar entradas para ver determinados pases de las películas. Y por otro lado, para ver ciertas películas en sesiones concretas y en determinadas salas, se necesita poseer unas acreditaciones e invitaciones especiales. Pero, aunque tengas la acreditación de menor valor, siempre hay otras maneras de conseguir invitaciones pidiéndoselas directamente a la gente que las posee (muchas veces ofrecen invitaciones de más, a críticos y prensa) y salvar así ese obstáculo.

En relación a este tema de las entradas, acreditaciones e invitaciones, el festival está muy bien organizado y puedes visionar prácticamente todas las películas aún con una de las menos “importantes” acreditaciones. Lo difícil es conseguir visionar la gran cantidad de propuestas fílmicas, pues constantemente se ofrecen pases para cada una de las secciones del festival (En competición, Un Certain Regard, Fuera de competición, Cortometrajes,…).

La buena noticia es que, a parte de las grandes salas del Palais de Festivals, se puede acudir a otras salas más pequeñas distribuidas por los alrededores de Cannes, y ver días después (sesión “Lendemain”) aquellas películas que no pudiste conseguir ver el día de su presentación oficial. Entre estas salas destacan el Teatro La Licorne o el Estudio 13, donde además también se ofrecen pequeñas exposiciones artísticas relacionadas con el cine.

Las películas que este año se presentaron en competición tenían muy buenos guiones y, aunque había premios que para la prensa y los espectadores eran obvios, siempre surgen dudas en el ambiente respecto a determinados premios. Quizás sí hubo unanimidad ante el último trabajo de Terrence Malick, El árbol de la vida (2011) en relación a las demás películas que se presentaban para la Palme d´ Or 100. Pero no hubo tanta claridad, por ejemplo, para otorgar el premio al mejor director.

El premio a la mejor dirección fue a parar a las manos del director danés Nicolas Winding Refn, por su trabajo más importante hasta la fecha. Su película, Drive (2011) posee un buen guión y su buena dirección hace de ella una historia más interesante de lo que parece. Hay momentos muy bien resueltos, como los planos de acción y violencia, en los cuáles pude presenciar los aplausos de un público atónito ante la precisa ejecución de las escenas. Aun así, hubo otros directores que destacaron bastante y cuyos proyectos gustaron mucho: es el caso, por ejemplo, del director italiano Nanni Moretti con su trabajo Habemus Papam (2011), película bien dirigida, con un guión curioso y crítico y con una brillante puesta en escena.

Otro premio sobre el que reflexionar es la película ganadora de la sección Un Certain Regard, este año otorgado a Kim Ki-Duk por Arirang (2011). El film ofrece una reflexión muy personal sobre el hombre y sobre el cine, pero hay otras películas que deben ser nombradas por el buen trabajo realizado por parte de sus directores/as. Por ejemplo, gustó mucho el trabajo de Nadine Labaki con Where do we go now? (2011) que desde el día de su presentación tuvo una calurosa acogida en todos sus pases. Se trata de un guión ingenioso y bien elaborado en el que se luce su directora y también actriz principal. Toda la sala rió con entusiasmo durante la proyección del film por sus numerosos momentos cómicos pese a que la película viene a presentar una dura crítica a la lucha sin sentido entre el mundo musulmán y cristiano.

Otros premios casi unánimes fueron los dirigidos a los actores: Jean Dujardin tenía el premio casi asegurado durante la presentación del film por lo mucho que gustó su interpretación en The Artist (2011). Lo mismo sucedió con la protagonista de Melancholia (2011), Kirsten Dunst, que demostró su valía con la difícil interpretación de Justine. El festival se tomó muy en serio las declaraciones de Lars Von Trier ya que le dejaron fuera de competición si llegaba a ganar la Palme d´Or; pero su actriz principal desbordaba todo su talento en su papel de alma atormentada por la sombra del planeta que destruiría a La Tierra.

Como conclusión diré que el ambiente de cine que posee el festival es realmente increíble. Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo pues, para todo aquel amante del cine y que se dedica a él con empeño, es como encontrarse en su “líquido elemento”. A pesar de que la espera para ver las películas es muy larga (a veces 2 horas, otras veces 45 minutos), puedes escuchar a todo el mundo comentar sobre cine, hacer fotos, grabar por las calles,…hay mucha gente interesante, desde los habitantes de Cannes que acuden todos los años, hasta estudiantes de cine, pasando por prensa y fotógrafos especializados, hasta periodistas de los periódicos más importantes del mundo.

Otro incentivo es la calidad de las salas: increíbles monumentos al cine que recuerdan a los grandes palacios cinematográficos de antaño: increíbles son la gran Sala Debussy, la Sala Buñuel, la Soixantieme y la gigantesca Sala Lumière, magistralmente equipada con numerosos focos.