Latinoamérica

El amor es un franco tirador

Por Camila Camacho.

Dirigida por Néstor Cantillana, y escrita por la argentina Lola Arias, ‘El amor es un francotirador’ trata temas centrales en la literatura desde sus primeros tiempos: el amor, la decisión y la muerte.

 

En escena, se mueven por estos tópicos, seis personajes que han tomado la decisión de morir por los conflictos que les ha traído el amor. La muerte se llevará a cabo por medio del juego de la ruleta rusa, el cual será moderado por una niña de aproximadamente once años.

 

El amor, la decisión y la muerte se combinan en el juego de la ruleta rusa. Cada uno de los personajes vino a jugar porque quiere morir a causa del amor y solo lo logrará si se combina con los demás en este juego, que obliga que todos cuenten sus razones, que todos sean escuchados y que todos colaboren con el último deseo de cada uno.

 

Los personajes en escena son tres hombres y tres mujeres, todos ellos muy distintos. Entre los hombres tenemos al típico Don Juan, un personaje viejo que lamenta sus peripecias de Don Juan; al hombre rudo, tatuado, áspero, mujeriego; y a un joven enamoradizo que busca un beso romántico; entre las mujeres, está una stripper incapaz de vivir como antes; una niña mimada, hija de algo así como un patrón de fundo, que siempre tuvo a todos los hombres; y a una joven que traía las consecuencias de querer ser vista como algo más que solo una belleza.

 

No son para nada personajes tipo, tienen sus dobleces y también mucho humor, cada uno tiene algo que decir sobre sí mismo para darse a conocer en lo más general, otros tendrán que desdecir la historia que han contado, para mostrar su verdadera historia.

 

No es tan dramático como pareciera, este juego suicida y musical no trae a víctimas del amor al estilo romanticón de morir de amor, sino que cada uno, con sus historias revela lo tragicómico de sus experiencias, un poco de humor negro incluso. El humor se acentúa cuando los personajes cantan sus penas, porque, ¡ojo!, esta ruleta rusa es también musical.

 

Hay un aspecto de esta propuesta dramática que me llama mucho la atención y es que sea una niña pequeña quien regule el juego de la muerte. La niña no juega, no cuenta su historia, solo guía el juego, al principio como una animadora de un programa de televisión un poco absurdo por el tema, pero luego se transforma en algo parecido a un programa de concursos en que los personajes corren para decir lo que saben sobre el amor y el desamor (más absurdo todavía).

 

La intervención de esta niña me recuerda el llamado del ‘Club del Suicidio’, pero menos aterrador. Aunque la muerte es en sí intimidante en la obra, el amor y el humor ayudan a que se llegue a ella de un solo disparo.

 

Director | Néstor Cantillana
Elenco | Pablo Schwartz, Eduardo Barril, Makarena Teke, Paula Bravo, Ariel Mateluna, Claudia Vicuña y Constanza Ortiz
Dirección musical | Fernando Milagros
Banda | Alejandro Gómez (voz y guitarra), Rocío Oshee (batería) y Daniel Marabolí (teclado y bajo).
Fotografías vía | Santiago a Mil (1) y FEUC (2)

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