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Caminarás con el sol

Por Juan Laborda Barceló.
 
Caminarás con el sol. Alfonso Mateo Sagasta.

La quinta novela del autor, experto en ficciones históricas como Ladrones de tintas o El Gabinete de las maravillas, podría tomarse por un simple y vibrante fresco de la Monarquía Hispánica en la época de los Reyes Católicos, tanto en la península ibérica, como especialmente en la joven tierra americana. Cumple con aquella misión sobradamente, demuestra su erudición y buena documentación en los detalles aportados sobre la vida cotidiana, así como en los sucesos de la guerra de Granada, y posteriormente de los choques italianos del Gran Capitán, como en los modos de la conquista y colonización castellana. No se quedará en esas cuestiones, desde aquí despega una historia novedosa y original.

 

Lo interesante de esta novela es su punto de partida. Un naufragio ante las desconocidas tierras de las Indias y el encuentro con el otro, con el enemigo, abren las puertas al conocido tema del converso. Se trata, pues, de una obra de aventuras, pero no al estilo del popular de Salgari, sino con los referentes cultos de un autor empeñado en hacernos sentir el desamparo de las selvas del Yucatán, la soledad de un hombre en tierras extrañas y la creación de nuevos lazos afectivos. Alfonso Mateo Sagasta consigue generar, a través de imágenes poderosas, una trama que imbrica dos mundos sobre la base de una figura singular, el personaje real de Gonzalo Guerrero, quien tras ser capturado por los Itzáes, una de las naciones que conformaban los pueblos mayas, acabó uniéndose a ellos. Partiendo de aquel hecho, y manteniendo fielmente el espíritu del momento, se crea una ficción verosímil y adictiva donde aprendemos sobre los pueblos prehispánicos, tanto de los más conocidos mexicas, de carácter expansivo, como de los menos guerreros y más espirituales mayas del sur.

 

Un escenario embriagador, el precolombino, a punto de colapsar, y la semblanza de un hombre capaz de personificar ambos mundos en un momento de crisis son aciertos considerables de la obra. Se plantean a raíz de aquello ideas integradoras unas veces, demoledoras otras, sobre los dos lados del mismo espejo que es el ser humano, bien sea castellano o indígena mesoamericano.

 

A través de una prosa sencilla, pero eficaz y contundente, cruzan estas letras conceptos como la interculturalidad, la universalidad de lo bélico o el sincretismo religioso. Tales elementos subyacentes y realmente profundos invitan  tanto al mero disfrute de la historia como a la reflexión antropológica. Un conjunto, por tanto, muy recomendable.

 

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