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La muerte nos entretiene tan bien

Por Antonio Pacios.
 

Detrás de un cadáver siempre se esconde una historia que contar. Y quizás sea por una mera cuestión morbosa de nuestra efímera naturaleza humana o simplemente curiosidad infinita ante lo desconocido -puede que incluso una mezcla equitativa de ambas- pero no cabe lugar a dudas que la contemplación de la muerte atrae. Ansiosos de conocer las razones y tratar de esclarecer los hechos que la rodean o lo que pueda acontecer después de su –en ocasiones inesperada- llegada, nos sentamos frente al televisor asomándonos a observarla de cerca con interés.

 

Son muchas las series en las que ésta se presenta como tema principal. La lista es demasiado larga para escribir de todas con la profundidad que merecen. Así que sólo me centraré en tres que tienen maneras de interpretarla y puntos de vista muy distintos.

 

Mi particular Top 3, mortal y televisivo, es el siguiente:


Six feet under (A dos metros bajo tierra), de la cadena americana HBO, fue una serie dramática creada en 2001 por el soberbio guionista Alan Ball, mente prodigiosa que ha parido otras genialidades como American Beauty (en cine) o True blood (también en televisión).

 

Aquí la muerte se expone de una manera realista, tal y hasta donde la conocemos, reunida en los momentos que preceden y rodean a cualquier funeral.


Sinopsis breve: la familia Fisher regenta una empresa que se dedica a organizar sepelios en la ciudad de Los Ángeles.
La estructura narrativa casi siempre era la misma, cada episodio empezaba con el fallecimiento de una persona y cómo se preparaba su entierro. La trama del capítulo se desarrollaba en relación a esta muerte.

 

El reparto estaba compuesto por actores extraordinarios de la talla de Peter Krause, Michael C. Hall, Frances Conroy, Lauren Ambrose o Rachel Griffiths.

 

Según la crítica internacional y los premios que la avalan, esta serie es una de las mejores y más grandes que se hayan hecho. Entre los galardones que consiguió durante las cinco temporadas que se mantuvo en antena se encuentran varios Emmy del año 2002: a la mejor serie dramática, al mejor casting en el mismo apartado y al mejor tema musical (Thomas Newman) . Y dos Globos de Oro, el primero para Rachel Griffiths a la mejor actriz de reparto (también en 2002) y Frances Conroy como principal (en 2004).

 

El último capítulo de la quinta temporada es uno de los más emotivos que hayamos presenciado nunca en televisión. En cinco minutos descubrimos los diversos desenlaces vitales de los protagonistas a una velocidad de vértigo, viajando varios años hacia el futuro los vemos envejecer, como si alguien hubiera presionado el botón de fast foward en nuestro reproductor, de ese modo asistimos en primera persona a la muerte de todos y cada uno de ellos. Sonando de fondo, sobre las imágenes aceleradas de sus respectivas muertes, el tema Cold Wind de los canadienses Arcade Fire. La combinación de este corte musical con las escenas pone la piel –de hasta los menos sensibleros- de gallina.

 

En España pudimos disfrutarla en la 2 y a través del canal de cable FOX.

 

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La segunda de mi lista es Dead like me (Tan muertos como yo), una comedia escrita por Bryan Fuller, que se emitió durante dos temporadas (desde junio de 2003 hasta octubre 2004) en la cadena Showtime, y que especulaba sobre la posibilidad de seguir existiendo entre mortales una vez que has fallecido.

 

A grandes rasgos la serie narra la historia de Georgia Lass (interpretada por Ellen Muth), una adolescente de Seattle que durante el transcurso del episodio piloto muere de manera fortuita, cuando la tapa del váter de una sonda espacial que gravita alrededor del planeta se le precipita encima. Si este inicio parece rocambolesco lo que viene a continuación no deja de serlo aún más. No sólo la palma de inmediato, sino que a partir de entonces Georgia se convierte en una aparecida y pronto descubre que hay muchos más como ella pululando en este mundo con la ingrata misión de llevarse a otros al etéreo barrio del más allá. Para hacerlo únicamente deben acercarse al pobre infeliz escogido y pasarle la mano por la espalda. Un simple roce que hace que aparezcan unas criaturas grises para ejecutar el trabajo sucio sesgando una nueva vida.

 

El resto del elenco está formado por Christine Willes, Greg Kean, Rebeca Gayheart, Calum Blue, Laura Harris, Jasmine Guy y Cynthya Stevenson.

 

De ella, aparte de lo divertida que resulta, caben destacar los hilarantes e irónicos títulos de crédito con la que abren los capítulos, donde suena una pegadiza y festiva canción de órgano y vemos a varios encapuchados vestidos con largas túnicas, portando guadañas en mano, que se mezclan con vivos anónimos y los acompañan a fichar a la oficina, van con ellos a practicar deporte en el gimnasio, también a hacer la colada en la lavandería o incluso se sientan a su lado a esperar pacientes en la consulta del médico.

 

En nuestro país ha sido emitida en el canal de crimen y suspense Calle 13 y posteriormente también en Cuatro.
Y en el año 2009 salió en venta directa un DVD con la película que rodaron sobre la serie.

 

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La tercera y última posición del Top 3 la ocupa Pushing Daisies (Criando Malvas) de la cadena ABC. Esta es una serie más extraña aún, o cuando menos peculiar, que las dos anteriores. No podría definirse como un drama ni una comedia, sino más bien una combinación de ambas. En su trama mezcla misterio, fantasía y mucho humor negro dentro de una atmósfera colorista y musical.

 

Del mismo creador que Dead like me (Bryan Fuller), cuenta las aventuras de Ned (Lee Pace), un pastelero que posee el extraño poder de devolverle el aliento a los muertos con solo tocarlos. Con la particularidad de que si vuelve a poner la mano encima de alguno una vez resucitado volverá a matarlo definitivamente. Y si permite que viva durante más de un minuto otra persona ajena, pero cercana, dejará de respirar.

 

Nadie conoce su esotérico don, hasta que un día aparece un investigador privado llamado Emerson Cod (Chi McBride) y descubre el talento sobrenatural de Ned de manera fortuita. A partir de ese momento le propone el trato de guardar el secreto a cambio de que resucite a víctimas de crímenes para que luego éstos le expliquen quién les ha dado matarile y así cobrar la recompensa.

 

En el año 2008 fue nominada a doce premios Emmy. Sin embargo a pesar del éxito unánime de crítica, la ABC, ante la sorpresa de millones de seguidores, decidió cancelarla al final de la segunda temporada a causa de una bajada en el share de audiencia.

 

El estreno de Criando malvas en España fue a cargo de la 2.

 

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Son muchas más las series que se podrían incluirse en esta lista. A bote pronto me vienen varios títulos a la cabeza; Entre fantasmas, Medium, Walking dead, la original y corta Death set o incluso los CSI –que no soporto- versan también sobre muertos. Cada cual a su manera. Todas nos entretienen. Nos hacen la cuenta atrás que pesa –incierta- sobre nosotros menos angustiosa y más llevadera.

 

Ya para ir terminando no me queda más que parafrasear al escritor Stefan Zweig: “no basta con pensar en  la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, fecunda y alegre”.

 

Y entonces yo me formulo la siguiente pregunta existencial: ¿Habrá vida televisiva más allá del sueño eterno?

 

De ser la respuesta afirmativa sólo le pido a Dios -si existe- y hasta se lo suplico postrado de rodillas, que por favor sea piadoso y no nos mortifique eternamente con una nueva reposición de El internado o bodrios parecidos. Amén.