"Generación kamikaze", de Irene González
«Generación kamikaze», de Irene González.
Aquí y ahora una duda aparece ante mi viejo escritorio.
Una de esas que molestan y que no desaparece. Permanece.
De eso que escuchas sin fuerzas, que desespera la esperanza,
del querer un camino y sólo encontrar ásperas piedras.
Ansias de cambio, ansias de encontrar. Puertas cerradas.
Todo se acompleja. Tú, yo, en este sofá cansado.
Más puertas cerradas.
Sin dudar se repliegan los aviones de papel, ilusiones borrosas
que aterrizan en ninguna parte. Allí, donde nadie mira.
Oportunidades con olor a queroseno. Así que respira despacio..
Y luego miras alrededor y hay una pregunta: ¿por qué?
Tantos son los que sin quererlo, han llegado. Aquí.
Los que aún pidiendo, nada pudieron encontrar.
Luego hay otros que tergiversan esos versos,
versos malditos con sabor a amarga derrota.
De esos que deslumbran amaneceres, que oscurecen las tinieblas.
Donde hay grandes caminos de piedra, charcos y arena,
donde todos parecen arrancar alguna vez. O no. Tal vez.
El teatro es compañero de algunos, a otros les da la espalda la envidia,
las buenas formas y buenas obras también van con otro puñado.
Hay unos pocos que saben de nada y muchos que saben de menos.
Donde todos mienten, donde todos opinan.
Pero tú estás ahí. Aguantando la fría tormenta.
No existe derrota sin llanto, ni buen día sin sonrisa,
ni sorpresa sin nervios, ni existe cajón sin folios.
Pero luego están aquellos que, sin atreverse,
sin fortuna y con suerte resolvieron el misterio.
Aquel misterio del porqué ellos no eran diferentes.