Ahora que lo pienso
Ahora que lo pienso de Gwénaëlle Boulet, Anne- Sophie Chilard, Marion Joseph y Lucie Tourette. Ilustraciones de Pascal Lemâitre. Ediciones SM, 2010. Cartoné, 142 pp. il. col., 30×20 cm., 17 euros. A partir de 9 años.
Por Rebeca Martín.
¿Qué es bonito y qué no? ¿Por qué nos enfadamos? ¿Hay que decir siempre la verdad? Estas y muchas otras preguntas aparecen en el manual de filosofía para lectores curiosos que lleva por título Ahora que lo pienso. En contra de lo que puede sugerir una presentación tan académica, el libro que nos ocupa se aleja de profundas reflexiones o alusiones científicas. Al contrario, nos presenta la esencia de la filosofía: el amor por la sabiduría, la necesidad de saber.
La intención de los autores, cuatro periodistas asesorados por el filósofo Oscar Brenifier, es invitar a los lectores a que piensen por si mismos. No pretenden ofrecer respuestas a dudas existenciales, sino posibilitar que cada uno sepa responder en función de su pensamiento. Por eso, al preguntarse sobre la belleza, la mentira, la vergüenza y otros conceptos similares, no responden con afirmaciones contundentes. Al contrario, presentan reflexiones ilustradas en forma de breves tiras cómicas en las que el lector puede ver reflejadas las múltiples posibilidades de respuesta.
Las ilustraciones de Pascal Lemaitre, colaborador habitual de Oscar Brenifier en otros títulos como La felicidad según Ninon o ¿Qué es saber?, le otorgan un valor añadido a la obra y un toque humorístico muy necesario, que consigue hacer reír al lector y animarle a identificarse con alguno de los modelos de comportamiento que se presentan página tras página.
Por ejemplo, son desternillantes las reflexiones que plantean los autores respecto a la rabia, y que Pascal Lemaitre ilustra como un cocodrilo que todos llevamos dentro y, dependiendo de la situación a la que nos enfrentemos, a veces dejamos escapar por la boca, o nos inunda todo el cuerpo por dentro, llegando incluso a devorarnos a nosotros mismos.
Ahora que lo pienso es un libro para reflexionar y para leer en pequeñas dosis. ¿Por qué? Bueno, nadie necesita saberlo todo en sólo una lectura…