Un cuento lleno de lobos
Un cuento lleno de lobos de Roberto Aliaga y Roger Olmos. OQO Editora, 2010. Cartoné, 40 pp., 25×23 cm., 13.50€.
Por José R. Cortés Criado.
¿Cómo será un cuento lleno de lobos? Pues eso, un cuento donde todos los lobos conocidos y desconocidos que pueblan la interminable lista de cuento de lobos hacen su aparición. Es el reino de los lobos o algo similar, allí los había jóvenes, viejos y menos viejos, de colores, con gafas, sin gafas, con sombrero y… hasta el lobo Tragón, que como su nombre indica, lo que más le apetecía es comer. El hambre le podía y tantas ganas tenía de comer que no dudó en introducir en el libro a una niña que lo leía y legó a engullir hasta el número de las páginas, en fin, un cuento de lobos dedicado a Aitana que quería un libro con estas características.
La familia lobuna estaba hambrienta y buscada con ahínco algo que comer pero no era fácil, cada vez que Tragón avisaba que había comida a la vista allá salían todos corriendo, aunque algo ocurría que la barriga no llenaban y cuando al fin se van a comer a una tierna niñita, se apenan y deciden comenzar de nuevo y la historia retorna a la primera página.
La primera y la última página son idénticas, en texto e imágenes, dando lugar a un cuento sin fin, puesto que cuando están en la página 13, Tragón decide comerse el tres. Si disparatada es la historia que se desarrolla en un tiempo y lugar desconocido, más originales son los dibujos que desde la portada, donde se ven unas enormes fauces de lobo feroz semejantes a la entrada de cualquier atracción de feria y un tímido lobezno que asoma su hocico entre las cortinas, nos harán soñar.
El marco donde se desarrolla la trama es semejante a una ciudad futurista o un parque de atracciones por donde deambulan los personajes entre cúpulas, azoteas, zonas verdes, andamios…
Las ilustraciones, siempre a doble página, no asustan al lector, sino que lo mantienen atento a las peripecias de los lobos y pendiente de los guiños que el ilustrador lanza a los lectores para seguir la trama.
El colorido es vivo, cálido, alejado de los tonos oscuros que envuelven a los personajes malvados, dejando claro, de este modo, la bondad de sus personajes.
Un buena mezcla de textos e ilustraciones que deleitarán a grandes y pequeños.