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Torrente 4: Lethal Crisis, misión salvar al cine español

Por Rocío Collado

 

No es ninguna novedad que las recaudaciones del cine español no están en su mejor momento. Podemos refugiarnos en argumentos económicos, como la apatía consecuencia de la insistente crisis económica, los casi nulos signos de recuperación, etcétera y etcétera. Pero todo esto deja de tener sentido cuando este pasado mes de marzo, que ya el cine español conseguía un 20% de mejora frente al año pasado, una película como Torrente IV: Lethal Crisis (2011) conseguía que el porcentaje fuera aún mucho más superior, triplicando la recaudación del cine español con respecto al año anterior.

 

¿Es esta película un espejismo o es un guiño de esperanza del sector? La tan anunciada llegada a las salas de cine de la cuarta secuela de la franquicia de este antihéroe español ha conseguido alegrar espectacularmente las estadísticas que dispone el cine español sin que la piratería pudiera frenar su éxito. La aplicación de la tecnología 3D, importada de las grandes producciones americanas, ha conseguido que el público acuda en masa a los cines, produciendo con esto el efecto deseado tanto por su director como por sus productores.

 

Somos conscientes de que parte del éxito es la gran campaña de promoción televisiva. Una campaña que comenzó antes de rodar ya que Santiago Segura contrató no solo a sus “amiguetes” sino también a figuras claves para que ellos desde sus púlpitos televisivos, radiofónicos o en cualquier otro medio ya empezaran a crear las expectativas de esta nueva entrega.

 

Personajes del corazón como Kiko Rivera, Belén Esteban o Ana Obregón comparten planos con cómicos como Carlos Areces o José Mota, sin olvidar de reclamos para el público adolescente como Yon González, y la habitual galería de “frikis” que no pueden faltar. Esta apuesta personal de Santiago Segura por ofrecer “cameos” o pequeñas apariciones de un gran número de caras conocidas por los espectadores de la gran pantalla, es otro de de los alicientes más acertados para reventar la taquilla.

 

Torrente, personaje zafio, vulgar donde los haya, y para nada adaptado a los nuevos tiempos, comenzó sus aventuras y desventuras de la mano recuperando al reconocido actor Toni Leblanc, quien nuevamente le acompaña en esta cuarta entrega en un papel más familiar y tan distinto a los anteriores que es todo un ejemplo para las nuevas generaciones, y una suerte que siga en la brecha.

 

Con este nuevo episodio de la franquicia, Santiago no va a convencer a aquellos que detestan el personaje y sus películas, pero sí hará las delicias de los asiduos de la saga. Sin tener el factor sorpresa de Torrente, el brazo tonto de la ley (1998) ni la espectacularidad de Torrente 2: Misión Marbella (2001), consigue levantarse del resbalón que supuso Torrente 3: El Protector (2005). Torrente IV: Lethal Crisis (2011) es una excusa para que un grupo de amigos y conocidos se junten, algunos jugando a interpretar papeles, y se diviertan, aunque no sea del agrado de todos. Y si encima consiguen maquillar las cifras del cine español, mejor que mejor.

 

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