Presentación de 'El pájaro de fuego' de Eduardo Vilas y Jaime Martínez
Por Carmen Fernández Etreros (texto y fotografías).
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La editorial Narval presentó ayer por la tarde en Madrid en el Hotel Kafka su último libro, El pájaro de fuego de Eduardo Vilas con ilustraciones de Jaime Martínez. Un original álbum, en la línea de la editorial, basado en el conocido ballet de Stravinski El Pájaro de fuego.
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El álbum fue presentado por Eva Metola, directora y alma de la editorial Narval, Ramón Pernas, director de Ámbito Cultural, Jaime Martínez. Ilustrador y grafista especializado en el medio editorial y publicitario, y Eduardo Vilas autor del libro y director del Hotel Kafka.
Ramón Pernas presentó este libro “de adultos para niños y de niños para adultos” y destacó la presencia en el mismo de elementos de obras como el Amadis de Gaula y las leyendas nórdicas. También señaló la fuerza de “un relato de amor sublime de un padre a un hijo y a su compañera”. “La meta desde el aprendizaje, desde la relación afectiva con los demás”. El ilustrador del libro Jaime Martínez destacó el texto de Eduardo Vilas y la forma como te va adentrando en “un camino del que no se puede escapar, un laberinto dentro del propio texto”.
Eduardo Vilas, autor del texto de El pájaro de fuego, explicó cómo había sido el proceso de la composición y la escritura del libro y lo que había supuesto para él partir de la idea que le planteó la editorial y seguir la fuerza de las ilustraciones. Unas ilustraciones, las de Jaime Martínez, que le impresionaron por su trabajo, su trazo, cercano al grabado, realizadas por el ilustrador “como si no tuviese nada que contar, como oyente”. Con ello logra crear “la sensación desconcertante de que las cosas estaban allí antes”. Eduardo Vilas explicó como con su texto intentó utilizar la imaginación al servicio de la sorpresa. “Escribir es hacerse trampas todo el rato”, destacó el escritor
El pájaro de fuego cuenta la historia de “un lugar tan lejos de todo que nadie ha conseguido llegar sin perderse en el camino” y en el que vivía el último rey de tan lejano país conocido en todo el mundo como el Rey Zar. Un rey que no conseguido casarse, que no había tenido hijos, que en lugar de espada usaba tijeras, que consiguió enjaular al pájaro de fuego y que jamás salió de viaje ni cruzó los muros de palacio sin la compañía de su más fiel y valiente arquero Bruno…
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