Vuelve a caer el muro de Roger Waters
Por Paloma Marín.
Empieza la cuenta atrás. En menos de dos semanas, el escenario del Palacio de los Deportes acogerá uno de sus más espectaculares conciertos: The Wall Live Tour. Ambición y complejidad al servicio del rock, Roger Waters en acción.
Fuegos artificiales, marionetas gigantes, ladrillos a gran escala y más de 73 metros de muro a punto de construirse para justo después, ser derribados. Cuando se cumplen 30 años de la primera vez que The Wall fue trasladado al directo, el ex bajista de Pink Floyd se echa de nuevo a la carretera para interpretar de forma íntegra el disco que mejor define su carrera.
Alienación social, máscaras gubernamentales, tristezas bélicas y distancias humanas; revisitado en un tono más político y menos autobiográfico que en su concepción original, The Wall vuelve a los escenarios dispuesto a remover conciencias. Con un claro signo antiguerra y un poso de desencanto inconformista adherido a esta nueva andadura, las clásicas animaciones diseñadas por Gerald Scarfe se mezclan ahora con proyecciones inéditas de miles de fotografías enviadas por fans, de sus familiares desaparecidos en combate. Bombas cayendo con el símbolo del dólar, medias lunas, crucifijos y logos de petroleras; Waters expande así la culpa y homenajea a los caídos. Los ladrillos se visten de conflictos actuales.
Y es que la soledad y la falta de comunicación expresadas por medio de la metáfora de un muro ha ganado trascendencia con los años. Gestado en el exilio francés, publicado en 1979 y compuesto casi en su totalidad por el propio Waters, el mensaje que encierra de The Wall vuelve hoy a cobrar vida porque no descuidó nunca un ápice de su significado. «La pérdida de un padre es el puntal principal del que se sujeta The Wall. Los años pasan y los hijos siguen perdiendo a sus padres sin motivo. Lo puedes ver hoy en día con todos esos hombres que pierden sus vidas en Irak sin ninguna motivo. He tocado «Bring The Boys Back Home» en los bises de mis últimas giras y parece más relevante y doloroso cantar esa canción ahora que en 1979″.
Obviando las ausencias insalvables que obligan a buscar nuevos intérpretes para sustituir a David Gilmour en «Confortably Numb» y al resto de nombres que antaño dieron forma a la genial maquinaria musical que en su día fue Pink Floyd, las crónicas escritas al otro lado del Atlántico parecen asegurar que la nueva banda de Roger Waters ha hecho los deberes. Robert Wyckoff, Dave Kilminster, G.E Smith y Harry, el hijo de 33 años del propio Waters, engrasan ahora la interpretación de una obra que, con mensajes de importancia universal, se revaloriza como el buen arte.
Un auténtico ejercicio de pirotecnia musical y despliegue escenográfico que por lo caro y costoso de su puesta en marcha tan sólo ha sido representada en cinco ocasiones a lo largo de la historia. Las cuatro primeras bajo bandera de Pink Floyd, durante 1980 y 1981, y la última con Waters en solitario como conmemoración de la caída del muro de Berlín.
Entonces, el 21 de julio de 1990 en Potsdamer Platz, las connotaciones simbólicas no podían ser más evidentes. La analogía entre el Muro y The Wall era obvia. Aquella noche, grandes figuras de la música popular como Van Morrison, Scorpions, Cyndi Lauper, Bryan Adams, Joni Mitchell o Sinéad O’Connor sumaron sus voces al canto de un Waters pletórico ante la magnitud de su propia obra: Mark Fisher diseñó un muro de 25 metros de alto por 170 de largo y los inflables diseñados por Scarfe se desplegaron en mayúsculas. El acompañamiento de la Rundfunk Orchesta and Choir de Alemania del Este y la colaboración de la Orquesta Militar de la Armada Soviética, fueron nada más que la puntilla.
Tan sólo los problemas de sonido pusieron en jaque el asalto a la historia del ex-Pink Floyd cuando el monitor de mezclas y uno de los alimentadores se averiaron en fatal combinación para dejar a los músicos sin electricidad. «Perdimos el sonido en «Mother» y ahí estaba yo: zapateando delante de 300.000 personas. No podíamos hacer nada. Fue aterrador, completamente aterrador.» «No creo que fuera algo que intentara hacer de nuevo».
Por suerte, a sus 67 años, Roger Waters aún es lo suficientemente joven como para contradecirse a sí mismo. Una leyenda está a punto de pasar a nuestro lado. Tic-tac…
En realidad junto a Pink Floyd lo interpretó en 30 ocasiones
· “The Sports Arena” de Los Angeles – 6 conciertos entre el 7 y el 13 de febrero de 1980
· “The Nassau Colliseum” de Nueva York – 5 conciertos entre el 24 y 28 de febrero de 1980
· “Earls Court” de Londres – 6 conciertos entre el 4 y el 9 de agosto de 1980
· “Westfallenhalle” de Dortmund – 8 conciertos entre el 13 y el 20 de febrero de 1981
· “Earls Court” de Londres – 5 conciertos entre el 13 y el 17 de junio de 1981
Ansioso por que llegue el 26 y poder verlo en Madrid
Lo sé, 30 ocasiones pero sólo cinco ciudades, a eso me refería.
Un saludo.