Delibes para lectores principantes
¿Por qué tenían esos apodos? ¿Por qué tuvo que dejar el pueblo para estudiar? ¿Por qué…? ¿Por qué…? Los alumnos del colegio ‘Miguel Delibes’ de Valladolid, bautizado así desde 1977, tenían mil preguntas en la presentación este viernes de Mi primer Delibes, editado por la Fundación Villalar y el Grupo Planeta, con las ilustraciones de Jesús Aguado y la adaptación de Mariano Veloy.
El cielo plomizo y el frío castellano invitaban a la lectura, a calentarse con relatos de chimenea. Cuando está próximo el aniversario del fallecimiento del inmortal escritor, el mejor homenaje es continuar leyéndole después de que nos dejara letraheridos, huérfanos, el 12 de marzo del pasado año.
Plantar la semilla del interés por su obra en las nuevas generaciones de lectores es el reto de este libro, que está inspirado en una de sus obras más emblemáticas, El camino, adaptado, tanto por el lenguaje utilizado como por su extensión, a los alumnos de Primaria. La publicación, con 1.000 ejemplares en una primera edición y dirigida a niños de ocho y nueve años, sintetiza en 35 las 250 páginas de la novela original.
El presidente de las Cortes de Castilla y León, José Manuel Fernández Santiago, destaca el “acierto pleno” de las ilustraciones de Aguado, que “ahondan en el alma humana, como el propio libro, al tiempo que facilitan el entendimiento del relato, lo hacen más comprensible para los niños” así como la capacidad de síntesis de Veloy para capturar los pasajes esenciales de la novela.
El aval más sentido viene de boca de Germán Delibes, uno de los hijos del autor, que califica de “deliciosas” las ilustraciones. También ha recordado que pese al carácter adusto de su padre, como corresponde a esta tierra, se habría sentido orgulloso de la elección de una obra protagonizada por niños.
“Todos nos sentimos un poco identificados con los niños del relato, todos hemos pasado por una situación similar, cuando llega el momento de hacernos mayores y la vida nos lleva a tomar una decisión por mucho que nos cueste”, comenta.
“Delibes siempre me ha llegado. Golpea muy rápido en la imaginación”, explica Aguado sobre su acercamiento al escritor. “Opté por ilustraciones sencillas, llanas, sin que sean superficiales como el propio texto. He respetado la ambientación tradicional combinada con un estilo moderno y técnica, empleando colores vivos”.
Daniel El Mochuelo, protagonista de El Camino, es el eje central a través del que los jóvenes lectores podrán descubrir el contraste de la vida en el campo y la ciudad. En este personaje los adaptadores han centrado las escenas, “reflejando los momentos más transcendentales que recuerda a lo largo de la noche decisiva” antes de tomar un tren para ir interno a un colegio y “hacerse un hombre de provecho”.
El Camino tenía un significado muy especial para el autor de El hereje, según su hijo, porque en sus folios encontró su senda como escritor. “Descubrió que era enormemente feliz cuando escribía como hablaba y pensaba, por eso le salió tan rápido, en apenas tres semanas, durante unas vacaciones en Cantabria” abandonando el estilo menos natural de trabajos anteriores. Palabras que acabaron convirtiéndose en patrimonio universal de la literatura española y que encuentran en las ilustraciones su mejor embajador antes quien empiezan a andar en el universo de Delibes.
* Fotografía: Fernando Blanco · Ilustraciones de Jesús Aguado.