Earthbound: cuando los alienígenas atacan

Por Daniel García.

Es complicado tratar Earthbound como una reliquia de este medio, como un videojuego de nuestra nostalgia cuando no llegó nunca a Europa, sin embargo, no deja de ser un importante referente, icono y emblema de la industria a pesar de que Japón lo acaparara para sí mismo una temporada. Y hablando de esto, Earthbound, como se le conoce en EEUU fue la primera entrega estadounidense pero no la primera de la saga; Mother (como se conocía en Japón) salió a la venta en el país oriental tiempo antes y al final terminó por no salir a la venta en america para dejar paso a Mother 2, o con el nombre que se le dio en Occidente: “Earthbound”. Más tarde se continuó con Mother 3 para la Super Nintendo, y se aspiró a traerlo a 3D con Nintendo 64, aunque ese proyecto, que no llegó a salir nunca a la luz, terminó saliendo para Gameboy Advanced sólo en Japón.

Earthbound es uno de esos antiguos RPG de los noventa, del calibre de Final Fantasy, que eran abominablemente difíciles y extensos, con peleas inevitables cada 35 segundos y de una larguísima duración. El combate encaja en el clásico RPG por turnos donde elegiremos cada turno la acción que realizará cada uno de nuestros personajes: atacar, usar objetos, habilidades, etc. Tan poco variado es el sistema de juego para los tiempos que corren que resulta complicado verlo en el contexto adecuado, por suerte la jugabilidad no es donde destaca esta joya. Donde realmente sale a relucir Earthbound es en su estética, idea principal y narración claramente diferenciados de la moda de la época; mientras que por entonces el exponente más claro del RPG japonés era Final Fantasy, la mayoría de los productos que salían seguían su estela, con entornos fantásticos y medievales, hechiceros, reyes, dragones y demonios.

Sin embargo, Earthbound se desentendió de este modelo e introdujo su historia en una parodia del mundo actual, sin dragones ni hechiceros, donde los protagonistas no son poderosos guerreros con espadas y escudos, son simplemente cuatro chavales de 13 años armados con bates de beisbol y yoyos que, eso sí, poseen poderes psíquicos. El juego estaba cargado de parodias del mundo real, desde políticos corruptos, policías idiotas, hippies sonrientes, gamberros, sectarios y todo tipo de fauna urbana.

Es un juego que sabe reírse de sí mismo, lo cual demostró sobre todo con su campaña de marketing en la que se auto parodiaba usando como eslogan la frase, “este juego apesta”. Además, durante nuestra aventura podremos encontrarnos innumerables guiños a la cultura pop de la época, rupturas de guión y en general situaciones horriblemente extrañas como la aparición de una secta obsesionada con el color azul, un ataque zombi a un pueblo y un grupo de alienígenas sometidos por un vomito que habla.

En definitiva, esta es una de esas pequeñas joyas infravaloradas del mercado que pasaron, muy a nuestro pesar, sin pena ni gloria por las tiendas y que debe tenerse en cuenta como exponente de esta industria y este medio. Cualquier jugador que se precie debe acompañar a Ness, Paula, Jeff y Poo en sus aventuras para salvar la tierra de los alienígenas y de paso divertirse haciéndolo.