Yinka Shonibare viste a Europa con colores africanos
Por Alberto Peñalver Menéndez
Yinka Shonibare
Comisario: Octavio Zaya
Sala Alcalá 31( C/Alcalá 31, Madrid)
Del 10 de Febrero al 15 de Mayo
El artista británico de origen nigeriano presenta en Madrid su primera exposición individual en España en donde se enfrenta al problema de la identidad poscolonial en el siglo XXI.
Yinka Shonibare (Londres, 1962) es un miembro un tanto atípico de la Orden del Imperio Británico: su color negro de piel y su discapacidad motora, resultado de una enfermedad neurológica que le impide moverse con naturalidad, no parecen adecuarse a la imagen tradicional del apuesto sir inglés. No obstante, los tiempos han cambiado, y las identidades arquetípicas hoy se diluyen en la marea de la mezcla racial y cultural. Éste es precisamente el tema clave dentro de la obra del británico: la compleja identidad multicultural del siglo XXI. El artista presenta estos días en la sala madrileña de Alcalá 31 “El futuro del pasado. Resonancias históricas para las condiciones actuales”, una colección de 22 obras en donde Shonibare se pregunta sobre lo que significa ser europeo y africano en la era poscolonial en la que vivimos.
Organizada por la Comunidad de Madrid y el British Council, se trata de la primera exposición individual del artista británico en España. Shonibare despliega en diferentes formatos artísticos (collages, fotografías, maquetas, instalaciones y audiovisuales) toda una serie de motivos que caracterizan su obra: maniquíes guillotinados, fotografías de corte pictórico o vestidos decorados con intricados motivos africanos, y en los que oscila entre la tradición europea y el patrimonio africano.
“¿EL SUEÑO DE LA RAZÓN PRODUCE MONSTRUOS?”
Entre las obras más familiares al público español, nos encontramos con una serie fotográfica que bajo el título de “¿El sueño de la razón produce monstruos?” retoma el conocido capricho goyesco. La interpretación es sin embargo muy diferente: cada una de las instantáneas retrata a un personajes distintos como alegoría de los continentes. Así, Shonibare se interroga sobre la validez de los principios ilustrados más ortodoxos en un mundo en donde la Razón ha dejado de ser patrimonio exclusivamente europeo.
En ésta y en otras muchas de las obras de Shonibare nos encontramos con personajes vestidos con ricos trajes victorianosdel XIX, pero cuyas telas aparecen decoradas con los tradicionales motivos africanos. No obstante, ¿qué significa ser africano? Los motivos que usa Shonibare, según confiesa el artista, son en origen indonesios, y fueron adoptados posteriormente por las culturas del oeste de África. En el mundo actual, las fronteras han dejado de ser nítidas. Al mismo tiempo, la mezcla de lo africano-indonesio y lo europeo no es banal: el reinado de Victoria dio comienzo al Imperio Británico y a su expansión por África. Shonibare reconoce implícitamente que la hibridación cultural actual en Reino Unido es resultado de esta política. Algo parecido ocurre con su “Barco de Nelson”, una maqueta encerrada en una botella del barco del popular general que venció a Napoleón en la batalla de Trafalgar: sus velas enseñan orgullosas las geometrías coloristas del continente negro. Este símbolo del que tan orgullosos se muestran los británicos ahora pasa a formar parte de toda la población africana inmigrada a Inglaterra, y por lo tanto se confunden las tradicionales categorías de colonizador – colonizado.
¿Ha fracasado la civilización occidental en su proyecto multicultural? La respuesta según Shonibare no es definitiva, pero sí nos advierte de su decadencia. En “Willy Loman – The Rise and the Fall” nos presenta unas fotografías en donde lo dantesco se funde con la caída del sueño americano, representado por el protagonista de Muerte de un Viajante de Arthur Miller. Por otro lado, los maniquíes de “The big three” personifican a las tres grandes compañías del automóvil americano pidiendo disculpas por la crisis financiera que aún sufrimos: “Estamos hoy aquí porque hemos cometido algunos errores de los que estamos aprendiendo, y porque algunas fuerzas que escapan a nuestro control nos han empujado al borde de la quiebra”, afirma soberbiamente el maniquí de General Motors.
LA VANIDAD COMO FUENTE DE INSPIRACION
No obstante, nadie esta libre de esta soberbia, ni siquiera el propio artista. Su discapacidad física y su pasado ligado a la aristocracia se convierte en una obsesión. Los maniquíes mencionados, por sus movimientos ortopédicos, no son otra cosa más que la representación del artista. El propio Shonibare aparece como el modelo principal de sus fotografías, retratado como miembro del estamento nobiliario y en una serie de posturas cercanas a la vanidad más fútil. En “Un ballo in Maschera”, un audiovisual en el que se reconstruye el asesinato del rey Gustavo II de Suecia en una fiesta de máscaras, el artista indaga en el glamour y la teatralidad veleidosas de las cortes europeas.
La exposición termina con “Cannonball Heaven”, una instalación montada ex profeso para la muestra de Madrid, y que resume perfectamente el espíritu de la exposición: un cañón de guerra, símbolo majestuoso de la civilización occidental, dispara insignificantes balas de lana, poniendo en entredicho la fuerza del discurso europeo.