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Facebook: la (virtual) redefinición de la privacidad

Por Carlos Javier González Serrano.
 
 

Hoy por hoy la privacidad es un asunto de primera importancia al usar Internet. Ya se esta haciendo más común el uso de un proxy o una VPN en busca de mayor privacidad, como puede leer en este articulo publicado por anonymster.
 
Sin embargo, hay otros aspectos que no se pueden solucionar solo con el uso de un proxy o una VPN. Piense por ejemplo, en como Facebook está redefiniendo los patrones mediante los que las personas se relacionan entre sí. Corremos el riesgo, dicen los sociólogos, de convertir la tecnología en un fin -y no en un simple medio. Los psicólogos sociales alertan del peligro de que el ansia por “estar a la última” pueda estar enmascarando necesidades ocultas más poderosas. De hecho, las redes sociales como Facebook o Twitter atrapan hoy a millones de personas, no solo adolescentes, en un mundo virtual que fomenta la creación de una falsa identidad, desarrollando una fuerte distorsión del mundo real. ¿Qué tipo de amigos son nuestros amigos de Facebook?
Está claro que cualquier inclinación desmedida hacia alguna actividad puede derivar en una adicción -para lo que no es necesario, ya lo vemos, que medie una sustancia química. La adicción es definida en su generalidad como una afición patológica que, al generar una dependencia excesiva, priva al individuo de libertad al acotar extremadamente sus intereses. El Informe del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid de 2006 explica que el trastorno de adicción a Internet empieza allí donde la persona deja de hacer una vida normal con el fin de poder llevar a cabo una utilización desmedida de la Red, dejando con ello de atender a sus responsabilidades. Y es que cualquier adicción, del corte que sea, socava la calidad de vida de quienes las sufren, y además, de todos los que les rodean.
 

Está claro que cualquier inclinación desmedida hacia alguna actividad puede derivar en una adicción -para lo que no es necesario, ya lo vemos, que medie una sustancia química. La adicción es definida en su generalidad como una afición patológica que, al generar una dependencia excesiva, priva al individuo de libertad al acotar extremadamente sus intereses. El Informe del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid de 2006 explica que el trastorno de adicción a Internet empieza allí donde la persona deja de hacer una vida normal con el fin de poder llevar a cabo una utilización desmedida de la Red, dejando con ello de atender a sus responsabilidades. Y es que cualquier adicción, del corte que sea, socava la calidad de vida de quienes las sufren, y además, de todos los que les rodean.

La revista Time de mayo de 2010 habla de «friends without borders». Sin embargo, si Sócrates descendiera del Parnaso filosófico y se encontrara con el panorama actual (más de quinientos millones de individuos viviendo sus vidas a través de plataformas como Facebook), se vería obligado a interrogarnos: ¿a qué se llama «amistad» cuando digo que «tú eres mi amigo»? ¿Cuáles son los criterios de inclusión en el conjunto de aquellos con quien comparto el nexo de la amistad?  ¿Existe un límite a la hora de compartir nuestras vidas con los otros?

Desde la dirección de Facebook, Mark Zuckerberg y sus acólitos hablan del denominado «Aha! Moment», que no es otra cosa que el proceso social -ya endémico- mediante el que una persona que no tiene cuenta en Facebook se da cuenta de la cantidad de oportunidades para relacionarse que está perdiendo precisamente en virtud de no formar parte de tal o cual red social -aunque ahora hablemos de Facebook. La compañía que Mark Zuckerberg regenta cuenta con más de 48 billones de imágenes únicas, que le permiten saber qué ocurre en cada parte del mundo. Facebook se ha convertido en un arma de espionaje de la que nos servimos alegre y gratuitamente, a cambio de que sus directivos saquen pingües beneficios económicos de nuestra franca -y absolutamente inocente- manera de «relacionarnos».

Pero… ¡no hay problema! «The way that people think about privacy is changing a bit», explica Zuckerberg. Desde luego… Pero esta privacidad que se redefine lo hace a costa de anonimatos y juegos de fantasía, de la desinhibición propia del entorno Internet, de una intimidad acelerada (nos expresamos más abierta y rápidamente en el mundo virtual que en el real), de una falsa asequibilidad, de una dependencia de aceptación social (Facebook ya forma parte de la «cultura popular»), de una gratificación instantánea y por tanto efímera (si acudimos a la psicología y al condicionamiento clásico, resulta que cuanto más rápida es una gratificación, más adictiva resulta), de una estimulación e intesidad constantes (la posibilidad de estar conectado con todo el mundo genera una gran dependencia), de una distorsión del tiempo, y, sobre todo, se aprovecha de una historia sin fin: el usuario de Facebook sabe que la información está y estará siempre disponible, sin límites (si no me pinchan en «Me gusta», ya me enviarán algún mensaje privado, o me invitarán a algún evento, o…, o…).

Y todo ello -mientras adolescentes, jóvenes y personas más mayores pierden su tiempo colgados del último comentario o de la última foto de aquel día tan «especial»- bajo la rúbrica filantrópica de Zuckeberg: «The mission of the company is to make the world more open and connected». Un filántropo que se cuida muy bien de mantener el crecimiento de su fortuna…

2 thoughts on “Facebook: la (virtual) redefinición de la privacidad

  • ¿Tu no tienes perfil en facebook?
    Si lo tienes y has escrito esto es que simplemente has querido polemizar, de manera infantil, intentando asustar a los que no han usado nunca facebook o a los que ven consparanoias en cualquier esquina.
    Si no tienes facebook (y la cuenta de antes es de «palo»), ¿de qué hablas?
    Lo que es cierto es que volvemos a la privacidad de las aldeas de antaño, animados por la nueva tecnología, limitando la falsa privacidad que tan mal nos ha tratado en estos años de ciudades impersonales y explotación industrial, siendo nosotros mismos sin complejos y sin escondernos en falsas máscaras de los seres desconocidos que vemos pasar por la calle… Y si, Zuckeberg se está haciendo más rico, pero prefiero que sea el a cualquier magnate de las armas o de cualquier otro servicio que no nos aporte más que desgracias.
    Te recomiendo un libro: http://www.biblioeteca.com/biblioeteca.web/libro/178532

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  • Pingback: ¿Facebook perjudica a nuestra salud? | Culturamas, la revista de información cultural

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