La Liga de los Hombres Extraordinarios
Por Guillermo Aguirre.
Se habla de Nacho Vigalondo y de sus desafortunadas declaraciones (en clave de humor pero sin mucha gracia) sobre el sempiterno Holocausto y al hombre le cierran el blog de El País y lo vetan por el revuelo de corral, que no de otra cosa. Se habla de eso como en su día se habló de todas las santas memeces que Willy Toledo ha puesto en un lugar o en otro (como huevos de oro, señores) cada vez que confunde la prensa con la barra de una tasca de La Latina. También se habla de Bisbal, cuyo posible déficit de atención convierte sus opiniones sobre las pirámides en una errata segura. El problema, que es compartido, tiene tintes diferentes porque tanto el primero como el último (Nacho y Bisbal) han utilizado para sus delitos plataformas supuestamente personales (blogs y Twiters) y no públicas, como Willy, que siempre ha aprovechado la prensa y la televisión para soltar sus desparpajos. En cualquier caso, y dejando de lado este detalle que dice bastante de las reconversión de las arácnidas redes sociales, todos ellos incurren en uno de estos dos delitos: o bien no se han dado cuenta de que son personas inseparables de su yo público y con repercusión, o bien, siendo demasiado conscientes de ello, querían darse un poco de bombo y platillo y conseguir alguna entrada de más en la web y les salió mal porque la web y los españoles somos traicioneros como nosotros solos.
Yo soy una persona llena de fe y quiero creer que los cantantes, cineastas y actores españoles no son tan imbéciles como a menudo parecen y que el hecho de que sean escuchados y atendidos por la plebe no convierte en imbéciles a los segundos. Por ello, quiero pensar que la razón de tales absurdos revuelos es que, sencillamente, deseaban algo de ruido y les salió mal el negocio. Ocurre que España no es prolija en grandes ejemplos publicitarios. Nos bastaba ver a Rizo el Erizo para descubrir nuestra falta de sentido: un animal peligroso y con púas espinosas no puede ser nunca el emblema y símbolo de una aseguradora (no digo ya si, además, intenta ligar con una pechugona en un gimnasio) igual que los gases del Holocausto no pueden crear empatía con nadie fuera de tu más cercano círculo de amistades. Tuvimos un payaso de Micolor que, como todo payaso, daba una imagen terriblemente seria de la empresa de detergentes, y durante años creímos que un tipo calvo antes llamado MrProper (ahora Don Limpio) nos acicalaba los inodoros de los WC´s y después se esfumaba como el genio de la lámpara dentro de su embase de plástico cerrado al vacio. Aunque, quizá, el mejor de todos nuestros enviados a las pantallas era el profesional manchego de las lavadoras, que seriamente nos aseguraba que con Calgon, nuestra lavadora…en fin.
Y, sin embargo, al verlos de nuevo a unos u a otros (cantantes, actores y payasos de detergente mano a mano) no podemos dejar de sentir ese respingo nostálgico y patriota que te eriza el nervio de las muelas al pensar en nuestra inconsciente brutalidad, nuestra tierna estupidez y nuestro traumático sino, incapaz de superar ese ruralismo de saco, pala y azadón. Se nos llena el pecho de España como al ver la gala de los Goya, oye. Es por eso por lo que, desde aquí, no sólo propongo la amnistía para todos ellos en una transición pacífica a la Dictadura de las verduras y los verduleros (ejemplo de ejemplos para importar al extranjero) sino que, además, aceptando nuestra culpa peninsular por criarles en los pastos, propongo alimentarles de tortilla de patata y darles cobijo en nuestros pueblos. Reitero, pues, la necesidad de crear con todos ellos una Liga de Hombres Extra-ordinarios que, abandonados, como Roldán, más allá de los Pirineos, emprendan una labor de embajadores patrios nunca antes vista (butifarra, jamón de bellota y sol y sombra en mano) a ser posible en los medios y los televisores extranjeros. Y es que se van a enterar esos romanos…