La nueva, y quizá última, generación de consolas portátiles
Por Jesús Hernanz
Este año vamos a asistir a la renovación de las 2 grandes dominadoras en el campo de las consolas portátiles, esto es, la Nintendo DS y la Sony PSP. Estas vetustas consolas, tecnológicamente hablado claro, datan ambas de finales de 2004. De nuevo aspiran a dominar el mercado desde enfoques diferentes, ahora Nintendo apuesta por el 3D sin gafas con su nueva 3DS mientras que Sony va a por la potencia extrema con su NGS. Estas consolas seguro que van a dar mucho que hablar, ahora que yo me pregunto ¿Serán las últimas consolas diseñadas específicamente para el juego o solo un escalafón más en una saga que no vislumbra final? Mi opinión desde hace años es que el teléfono no va a quitar todo lo que llevamos en los bolsillos salvo el DNI (y veremos si el DNI también), así que ya podéis imaginaros mi opinión. Veamos los puntos a favor y en contra.
En primer lugar ¿Quién amenaza a las consolas portátiles? La respuesta creo que la habéis imaginado, los teléfonos y los tablets. Las consolas portátiles son dispositivos dedicados al juego que cada vez ofrecen más características adicionales, como conectividad Wi-Fi o Bluetooth, navegadores web, cámaras etc. Por otro lado, los teléfonos se han convertido en dispositivos de uso general que están centrando últimamente sus mejoras en pantallas cada vez más grandes y procesadores más potentes, elementos muy apreciados a la hora de jugar. Los caminos de estos dispositivos están claramente destinados a encontrarse, la pregunta es si en ese encuentro alguno, y por alguno me refiero a las consolas, resultará aniquilado.
Una de las grandes ventajas que ofrecen las consolas es la seguridad que aportan a usuarios y desarrolladores. Cuando uno de nosotros adquiere una PSP o una DS, lo hace sabiendo que no será enseguida que la consola quede desactualizada en la vorágine de la evolución hardware y que los nuevos juegos continuarán llegando, al menos durante unos años. Por otro lado, los desarrolladores pueden invertir fuertes sumas en la creación de juegos de calidad. Es conocido además que los mejores juegos de una consola, incluidas las de salón, llegan a los 2 o 3 años de la salida al mercado de la misma, cuando los desarrolladores han ganado experiencia con la plataforma y han aprendido a exprimir hasta el último recurso de la misma.
Por otro lado tenemos los teléfonos y los tablets, dispositivos de uso general que pueden ser utilizados para una infinidad de aplicaciones profesionales o de ocio. Los nuevos teléfonos no solo están evolucionando rápidamente sus procesadores, las tarjetas gráficas de los mismos son elementos con cada vez más relevancia responsables de la suavidad del manejo en los menús y de la reprodución de video de alta calidad. Esto unido a pantallas grandes y multi-táctiles, les hace un objetivo deseable a la hora de desarrollar videojuegos para ellos.
Su principal desventaja es su elevada heterogeneidad y su rápida obsolescencia. Resulta una empresa muy arriesgada para un desarrollador invertir una gran cantidad de dinero y recursos en una plataforma que está llamada a ser completamente obsoleta en un año. Por otro lado, un teléfono o un tablet adolece de controles dedicados para el juego, tan necesarios para la gran mayoría de juegos que requieren una gran y rápida interacción con los mismos.
El problema de la obsolescencia no es nuevo, los desarrolladores de juegos para PC se han enfrentado a una situación similar a lo largo de su historia, y los resultados son claros, se venden más juegos para consolas que para PCs.
Visto lo visto parece claro que, de mantenerse una situación como la actual, las consolas no tienen porque temer. Pero hagamos un ejercicio de imaginación y no pensemos en el hoy, viajemos con la imaginación al futuro y pensemos que estamos en 2015. Las consolas actuales ya llevan unos años en el mercado y es hora de ir pensando en renovarlas, las empresas que las amparan echarán un vistazo a la situación actual y verán como está el percal…
[a partir de aquí dejo volar mi imaginación, así que asumo que mucha gente puede no estar de acuerdo con lo que voy a exponer]
En 2015 la tecnología llega a cada vez más gente en más lugares del mundo, los países emergentes han levantado cabeza con una fuerza abrumadora, añadiendo millones y millones de nuevos usuarios conectados y el mercado de los juegos está mejor que nunca, rindiendo unos suculentos beneficios. Las nuevas redes de comunicaciones hacen que los juegos colaborativos estén más de moda que nunca y la gente juega en todas partes sin restricciones de cables. Los puntos sin conexión a Internet son cada vez más extraños y, por fin, las redes de metro de las ciudades gozan de una conexión a la Red tan buena como la que se puede encontrar en el exterior. La realidad aumentada a añadido a una nueva dimensión a los juegos y ahora la gente está acostumbrada a ver por la calle a frikis con unas gafas (no muy distintas de las que usan ahora los miopes normales) haciendo como que disparan, cogen cosas o se mueven sin mucho sentido aparente mientras hablan a gritos con alguien que puede estar a miles de kilómetros de él ¿os acordais lo raros que parecían los primeros que hablaban por un móvil?¿y los primeros que usaban un manos libres por la calle? pues eso mismo, solo que estos serán atropellados con todavía más frecuencia.
La cosa pinta bien, todo parece preparado para hacer una nueva inversión multimillonaria en una flamante consola que acapare un buen pellizco del mercado. Pero claro amigo lector, si estoy escribiendo este artículo es porque pienso que quizá no todo será de color de rosa para las consolas. No importa lo potentes que sean los teléfonos o las consolas, ¡los juegos ya no se ejecutan en ellos! En 2015 la mayor parte de la infraestructura de la industria del juego se ha movido a la nube. Los usuarios finales únicamente deben disponer de una conexión a internet en su móvil, seamos optimistas y pensemos que en 2015 será de más de 50 Mb/s (lo más rápido que se ofrece hoy en día a los móviles ronda los 7 Mb/s), seguramente en España aun no, pero en el resto del mundo podría ser la velocidad habitual. Ya no es necesario que tu consola o teléfono cargue con la pesada ocupación de procesar los gráficos de tu juego favorito, este procesamiento será llevado a cabo por miriadas de servidores ubicados en algún remoto, ignoto y barato país lejano. Como la velocidad de conexión es lo suficientemente rápida, la interactividad de los juegos no se verá resentida, y la experiencia será tan satisfactoria como cuando el procesamiento se llevaba a cabo en el propio dispositivo.
Este modelo ha provocado que de igual la discrepancia hardware de los distintos terminales que usan los juegos, dará igual jugar con tu teléfono, tu tablet o tu consola de salón, todas ellas serán clientes de esos poderosos servidores ubicados en la nube y podrán acceder a ellos sin ningún tipo de problemas. Da igual que tire a la basura mi viejo móvil y me compre uno nuevecito, tanto el viejo como el nuevo serán capaces de conectarse a Internet a gran velocidad, y una vez tenga eso podré acceder a las plataformas de juegos sin problemas.
El problema de la diversidad hardware que antes mencionábamos ha desaparecido.
Quedan los controles dedicados, esos botones, crucetas y pads analógicos que tanto nos hacen disfrutar a la hora de jugar. No os preocupeis, los fabricantes de teléfonos y tablets saben que una de las partes más importantes de su negocio es la venta de accesorios, y para aquellos que quieran jugar habrá una infinidad de periféricos en el mercado que nos permitirán añadir a nuestro teléfono/tablet tantos botones y controles como deseemos, estos accesorios no tienen por que ser especialmente caros, por lo que no tendremos reparo en comprar uno nuevo cada vez que renovemos el teléfono.
Sorteados estos dos obstáculos, en mi opinión , las consolas como dispositivo dedicado a los juegos han perdido el sentido, están en jaque mate. Lo más parecido a las actuales consolas portátiles serán aquellos fieles a su combinación de teléfono+mandos, con la que se sentirán tan cómodos que la mantendrán en uso aun cuando dispongan de un teléfono nuevo.
¿Y que ha pasado con las actuales empresas dedicadas a su fabricación? Pues no os preocupeis por sus multimillonarios beneficios, ellos se olieron la tostada antes que nadie y son los que pusieron esos servidores de los que tanto estamos hablando en un remoto país. Nintendo por ejemplo se habrá reconvertido de un fabricante de consolas a un creador de infraestructuras distribuidas y se hablará de la Nintendo Gaming Network. Quizá otros participantes también se hayan percatado del enorme negocio que está en ciernes y se suban al carro, por ejemplo podríamos tener también la Mercadona Gaming Network.
El caso es que a nosotros como usuarios finales nos dará igual, con nuestro teléfono o nuestra consola de sobremesa seremos capaces de, previo pago de una cuota de suscripción, conectarnos a la Nintendo Gaming Network o a la Mercadona Gaming Network y disfrutar de los juegos que allí se ofrecen. Podremos estar en las dos a la vez o cambiar de una a otra si nos apetece, ¡los límites en el lado del usuario han caído!
Nuestro teléfono registra nuestra interacción con el juego. Esta es enviada a través de Internet a los servidores de la Gaming Network. Estos servidores conociendo nuestra interactuación y el estado actual del juego calculan el siguiente fotograma que es enviado otra vez de vuelta a nuestra consola. Cuando este ciclo se repite a la velocidad suficiente, la sensación de interactividad hace agradable la partida.
Como pasa en todos los nuevos negocios, al principio muchas empresas intentarán tomar posiciones, sin embargo, a la larga solo sobrevivirán un pequeño número de ellas, las más fuertes. Los desarrolladores de juegos se encontrarán en una situación cómoda dado que únicamente tendrán que preocuparse por desarrollar para 2 o 3 plataformas distintas, tal y como hacen en la actualidad, y tanto Nintendo como Mercadona se encargarán de darles todas las facilidades posibles con el objetivo de captar al mayor número de ellos.
Muchos os habréis percatado de que mi simulación del futuro no está basada completamente en mi imaginación. En la actualidad ya comienzan a despuntar servicios como on-live, que ofrecen un concepto muy similar al que he descrito. Por otro lado, quizá sea muy optimista pensar que en solo cinco años las conexiones móviles serán lo suficientemente rápidas como para acomodar a los jugadores más exigentes.
En cualquier caso, si finalmente las consolas caen en el cementerio de los gadgets obsoletos lo habrán hecho ganándose un lugar en nuestro corazón junto con otros caídos como el walkman, las cintas VHS o las máquinas recreativas.
¿Y vosotros?¿Cómo veis el futuro?
Desde luego un futuro inmediato muy animado. ¡Me apunto! Lástima que en el camino se pongan trabas como esta:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Telefonica/quiere/pague/quien/descarga/Internet/elpepisoc/20100831elpepisoc_4/Tes
o las ridículas velocidades de subida que hay hoy en día.
En fin, propongo para un artículo próximo un tema que aquí has tocado de refilón: el destino de los videojuegos; sin duda, apasionante