Entrevista a Miqui Puig
Por Cristina Consuegra.
“Entiendo mi carrera como una cuestión de emoción”
Mi respeto y admiración por Miqui Puig nacieron en 2004 con la publicación de Casualidades (Naïve), el trabajo que supuso el brillante punto de partida en la trayectoria en solitario del cantante, uno de los álbumes más elegantes y delicados de la música en castellano, inclasificable por su valor testimonial y cultural, y con un repertorio de delicias Pop que apuntaban directamente al corazón. Tras este trabajo vinieron Miope (2007) e Impar (2008), que si bien no estuvieron a la altura (¡qué difícil!) del primero, ambos pueden ser considerados dos trabajos sólidos, honestos y originales, especialmente Impar, un álbum en el que Miqui Puig volvía a dar rienda suelta a su innata capacidad como letrista y creador de melodías singulares y hedonistas.
Sin embargo, para entender a este artista histriónico, fiel y generoso, hay que hablar más de su prometedor presente que del pasado. Su presente está siendo primordial para el futuro más cercano de Mr. Puig, para la reconfiguración de su trayectoria profesional; y es que si algo sabe hacer este punkrocker enamorado es reinventarse, le pese a quien le pese. Tras la publicación de ese EP necesario y singular que es Homenaje a Barcelona, Miqui Puig no ha parado de hacernos bailar, a lo largo y ancho del territorio nacional, con alguna de sus sesiones magistrales, sesiones de pura pedagogía musical. A esto hay que unir su amplia carrera como productor, siendo responsable de la producción artística del segundo álbum de Luis Robisco Group, Unexpected Evolution. La suma de logros no cesa aquí, habría que hablar de sus colaboraciones en prensa escrita, el coqueteo con la radio desde algún rincón de su amada ciudad; habría que hablar, en definitiva, de música y más música.
Miqui Puig es un tipo que se ha hecho a sí mismo a golpe de melodía, una melodía que cabalga entre el exquisito Northern Soul, el Pop británico de estructura más clásica, alguna que otra perla francesa, pero sobre todo mucha tradición musical catalana. Un tipo de sensibilidad poco habitual dentro del panorama cultural, un tipo honesto que ha tenido que pagar deudas que no le correspondían; un tipo en torno al cual giran leyendas que no se corresponden con la realidad y sus circunstancias. Ahora, seis años después de Casualidades, uno de los álbumes que cambió mi vida, y me consta que la de algún otro en este complicado país, Miqui Puig sigue haciendo lo que sabe, quiere y debe hacer: Música.
¿Cómo surge Homenaje a Barcelona?
Hay varias maneras de llegar a grabar un disco de versiones, por falta de ideas nuevas, para acabar un contrato o para perder dinero. Yo elegí la tercera, además de para parecerme a muchos de mis ídolos y hacer crecer mi leyenda de mentiroso, pues dije que nunca cantaría en solitario, ni en directo, ni haría un disco de versiones.
¿Y cómo seleccionas las canciones que van a formar parte del álbum?
Primero se descartan las que te quedan bien, luego las que la banda puede resolver y solo al ver que la tercera parte de ellas es sobre grupos de tu ciudad es cuando decides que el monotemático te viene rodado. Además de muy militante para con la ciudad y sus bandas, las de antaño y las de ahora mismo.
¿Qué sería de Miqui Puig sin esta ciudad?
Supongo que sería menos melancólico, puesto que el mar esta ahí, pero seria menos fuerte y tozudo, ya que es una ciudad que te cuestiona, día a día, tus pasos artísticos (a mí y muchos más). Es mi sur, la parte canalla de mí, que queda atrás cuando vuelvo a mi norte, a buscarme y replegarme para el nuevo ataque….
¿Cuándo vas a volver a sacudir la escena musical con otro Casualidades (2004)?
No sé si lograré otro Casualidades, pero me apetecen más canciones, ruidos e historias. El listón es alto lo sé, pero siempre hay que buscar el superarse a uno mismo.
Eres un tipo singular, poco habitual en el mundo de la cultura; eres capaz de producir, componer, escribir,… ¿Cómo pasas de una piel a otra?
Yo creo que todo responde al amor y pasión con el que hago las cosas, todo son historias, cuando escribes, propias; cuando compones también y cuando ejerces de productor te sientes un poco como un adaptador…. digamos que es una cuestión de emoción.
Cuando se echa la vista atrás parece que el tiempo ha jugado a tu favor, ¿cómo ha cambiado a nivel profesional?
Creo que sí; hago sólo lo que quiero, lejos de la tiranía de tener que justificar éxitos mesurados con cifras. Algunos creen que los artistas alejados de esta onda son unos fracasados, yo creo que son señores sensatos, y les sigo la estela….
¿… y personal?
En parte sí y en parte no….. sigo dudando y teniendo miedo, eso me hace querer cada día más conocimiento, en belleza y amistad.
¿Consideras que tu forma de entender la música te ha perjudicado?
En ciertos círculos aún me siguen mirando como un marciano, pero guárdame un secreto, prefiero esto a ser como Sidonie.
Qué te ha dado más satisfacciones, ¿el fútbol o la música?
Cuando el Club de Futbol l’Ametlla subió de categoría en 1996 me salvó de dejar la música; esa explosión de emoción me llevó a escribir, eso y los corazones rotos, lo demás a la par. Soy más de momentos, como cuando Riquelme acaricia el balón o Sergio Busquets ralentiza una locura en el medio centro. Leeds United de Luke Haines es quizá una buena muestra de música y fútbol realista.
¿Te arrepientes de algo dentro de tu trayectoria musical?
Sí, de haber apoyado a Sidonie en sus inicios.
¿Qué hace falta en este país para que la música ocupe un lugar primordial en la sociedad, tal como ocurre, por ejemplo, en el Reino Unido?
Nos falta darnos cuenta de que somos un país joven y que el tercer mundo (cultural) está aquí. Ellos tienen claro que la música es uno de sus activos, como aquí es el turismo y el ladrillo. Lo que pasa que las canciones son más bonitas que el ladrillo.