Historia de la brujería en España
Historia de la brujería en España. Joseph pérez. Espasa (2010). 304pp. 22,90euros.
Por Gonzalo Muñoz Barallobre.
Desde que el hombre fue consciente de su fragilidad y de su participación en un mundo cuyas fuerzas le eran misteriosas, la magia ha estado presente. En ella, ha encontrado la manera de exorcizar su miedo y la locura de creerse dueño de su destino y de la naturaleza. Y es que detrás de la magia, de los ritos que la articulan, late el deseo, o más bien la desesperación, de escapar a la contingencia y la precariedad de una vida que se ve arrastrada por un devenir enloquecido. Pero si hay un momento que creo interesante, y parece que también es lo que le ocurre al autor de este libro, es el período en el que la magia y la parte oscura del cristianismo se unen. De esta unión nace el culto a aquel que Dios dejó en la Tierra para castigar nuestros pecados. Me refiero a Satanás. Funcionario divino, para muchos se convertirá en la figura más cercana a la hora de solicitar ciertos favores. Si Dios queda demasiado lejos siempre está el diablo para hacer un buen trato. Pero la cosa no es tan fácil como puede parecer, la Santa Inquisición anda por ahí y para ella pocas cosas pasan inadvertidas. Su maquinaria no dejará respirar a los adoradores del diablo, y con una eficiencia envidiable mantendrán los calabozos llenos, los aparatos de tortura húmedos y cálidos, y las hogueras encendidas a base de carne de bruja o hechicera. Europa asiste a uno de los espectáculos más macabros que sobre ella se han escenificado. El hombre dando caza al hombre a través de una locura colectiva, de un fanatismo desmedido que hace ver pecado allí donde no hay más que demencia, estafa, sabiduría popular o inteligencia. Viejas seniles llenas de piojos, charlatanes que venden conjuros y pociones tan inútiles como caras, curanderas que a través de sus conocimientos de las plantas elaboran fármacos que permiten a los más pobres algún tipo de ayuda en caso de enfermedad, o pensadores que quieren ir más allá del universo cerrado y claustrofóbico perfilado por Aristóteles y rematado por Tolomeo. Todos ellos carne de cañón para una Iglesia enloquecida y bestializada. Fe a base de espada. Y es que no hay que olvidar que estamos en tiempos de la Reforma y de la Contrarreforma, pero tampoco que en ambos bandos, tanto en el católico como en el protestante, hubo caza de brujas, o lo que es lo mismo, chivos expiatorios que pagaron con su vida un disputa que era principalmente de carácter político. Tiempos convulsos que encuentran en esta obra un retrato muy elaborado y bien escrito. Y es que pocas cosas son tan atractivas como la Historia bien contada.