Javier Calvo: "No existen las historias universales"
Por Cristina Consuegra.
Cuando leo algún título de Javier Calvo tengo la sensación de que este barcelonés ha sido capaz de salir airoso de grandes batallas literarias, de haber sobrevivido a los grandes nombres, a los intocables de la ficción. En 2010, Javier Calvo ha publicado la novela Corona de flores (Mondadori), uno de los libros que mejores críticas está cosechando, así como el libro de narrativa breve Suomenlinna (Alpha Decay, 2010), una novela de complejo análisis por la condición de multiplicidad que encierra la historia y la (aparente) sencillez con la que está contada.
Esta novela cortísima, y por lo tanto terriblemente intensa, reflexiona sobre la presencia invisible, natural e imprecisa de la violencia, utilizando como excusa la ¿existencia? de una adolescente, Mirkka Rislakki, en el ambiente claustrofóbico del archipiélago de Suomenlinna. Sin embargo, esto es sólo el inicio, el ambicioso planteamiento de todo lo que esconde esta novela, una novela que reclama la presencia, invisible, natural e imprecisa, del lector quien queda situado frente a una sociedad que recoge y alimenta los ecos de un Medievo retrógrado, donde el sonido del Black Metal alimenta paisajes y reúne a un grupo de adolescentes en busca de una identidad que realmente los defina, un grupo de adolescentes que considera amenaza cualquier síntoma no reconocido por sus códigos de conducta. Suomenlinna es una historia tejida en torno al peso de la tradición y los mitos contextualizados sobre la importancia de la violencia en la adolescencia y catapultada por el binomio lugar-existencia.
Seguramente mientras cierro esta entradilla, alguien, en algún punto del planeta, decide acercarse a esa ficción trepidante y claustrofóbica que es Suomenlinna, un lector que ha caído en una de las peores redes en las que se puede caer: la de un escritor de ficción y de los buenos.
1.En Suomenlinna, ¿qué fue antes lugar o historia?
Más bien el lugar, considerando en este caso el lugar como Escandinavia en general, con su clima, su gente, sus mitos y su paisaje.
2. Y esta historia, ¿hubiera sido posible en un lugar distinto de Suomenlinna?
No, creo que no, pero lo mismo se puede decir básicamente de todas las historias. No existen las historias universales, en mi opinión. El escenario determina completamente una obra literaria. A lo universal solamente se puede llegar por lo particular.
3. Uno de los aspectos más llamativos de tu novela es que el lugar aparece como un protagonista más que casi llega a interferir en el resto de los personajes, ¿fue algo premeditado o surgió durante el proceso de escritura?
No, fue bastante premeditado. Yo casi nunca dejo nada para decidirlo durante el proceso de escritura. Antes de ponerme a escribir, ya casi todo está escrito en forma de notas, diagramas, etc. En este caso, la idea era que el escenario determinara por completo la vida de la protagonista. El black metal aparece representado como una ideología y una estética de la periferia, la Escandinavia alejada de los centros de cultura que se rebela oponiendo sus mitos precristianos a la ideología dominante, que en el caso de Suomenlinna vendrían a ser las leyes de la Unión Europea. Dentro de este mundo periférico, el archipiélago de Suomenlinna es doblemente marginal. Un puñado de islas aisladas, desde donde las heladas no te dejan ir a la costa de Finlandia, que a su vez es periférica respecto a Noruega como centro de creación del black metal.
4. ¿En qué instante percibes que Suomenlinna está adquiriendo forma?
Fue un proceso muy gradual con muchos pasos. Existe una primera versión de Suomenlinna, mucho más corta, que fue encargada por Emilio Ruiz Mateo para un número especial de la revista Eñe sobre familias. Esta versión la llamo Suomenlinna Versión Eñe, y se centra en los tres días del permiso penitenciario de Mirkka Rislakki. La segunda versión la encargó Ana S. Pareja de Alpha Decay tras leer la primera después de un viaje a Finlandia. Me pidió que la desarrollara y añadí todo el flashback que lleva al crimen de Mirkka. Esa la llamo Suomenlinna Versión Alpha. Hay una tercera versión ambientada durante la segunda guerra mundial y protagonizada en por el abuelo de Mirkka que es la que recito en directo en el show que diseñamos Nacho Lois y yo y que lleva el mismo título que el libro. Esa tercera la llamo Suomenlinna Versión LEM, porque se estrenó en el festival LEM.
5.El mundo que muestras en tu novela, ¿es el que realmente hemos construido?
No, no creo. Es más bien el que yo he construido.
6. ¿Hay esperanza para los habitantes de Suomenlinna?
El verdadero Suomenlinna es una apacible comunidad suburbana cuyo principal problema imagino que debe de ser el aburrimiento. Por supuesto, vivir en unas islitas sin apenas servicios ni distracciones y separada del Continente por una bahía helada debe de ser una situación bastante extrema para un adolescente. Es por eso que pensé que podía ser una buena idea para ambientar un relato sobre la adolescencia. Para el adolescente el mundo es tedioso, problemático y a menudo odioso.
7. El Black Metal y sus circunstancias aparece como función motora de la historia… ¿no es chocante que muchos te consideren un escritor Pop?
No del todo. Cuando yo empecé a publicar, hace diez años, no existía la escena Afterpop que hay ahora ni tampoco todo el barullo mediático que hubo hace unos años sobre el pop en la literatura. Con mis dos primeros libros, yo fui bastante pionero dentro de mi generación en una serie de usos del pop en literatura. Lo cual tampoco quiere decir gran cosa, porque otros autores diez años mayores que yo ya habían hecho esas mismas cosas: Fresán, Loriga, Casavella… En nuestra generación, lo que se ha abordado es más bien una visión más teórica y auto-consciente de la literatura pop. De todas maneras, Risas enlatadas, mi primer libro de relatos, es muy pop. Y en los libros posteriores he ido usando un arsenal de elementos pop (el black metal, Mary Poppins, The Cure, Buffy) como puntos focales de mis relatos, aunque evitando siempre el enfoque teórico. En realidad, el uso de imaginería pop no me parece un valor interesante en sí mismo. Solamente al servicio de otros usos de la ficción.
8.¿Cómo llegas al personaje de Mirkka?
Tampoco me costó mucho. Todos hemos sido adolescentes. Mirkka se parece bastante a como era yo a su edad.
9. La construcción de esos personajes extraños e inquietantes, ¿es marca de la casa?
Yo en realidad no los veo tan extraños, aunque es cierto que un personaje literario es el fruto de una conjunto de representaciones de rasgos extremos, a veces cercanos a lo grotesco, lo cómico o lo trágico, que lo distancien de las personas de carne y hueso. La mayoría de gente de carne y hueso no funcionaríamos como personajes de novela.
10. Has sido durante catorce novelas el traductor al español de Terry Pratchett, ¿qué te ha concedido este autor y esa labor de traducción?
Probablemente el autor más importante que he traducido, pese a que se lo considere un simple autor de género y de ficción popular. Para decirlo en pocas palabras, y sin temor a exagerar, un escritor dotado de una sabiduría literaria inmensa. Un narrador en estado de gracia casi constante. Obviamente, una fuente de lecciones técnicas para mí.
11. ¿Cómo surge la idea de presentar la novela a través de un Spoken Word?
En realidad, la idea es anterior. Empecé a hacer lecturas dramáticas de mis relatos en 2009 como resultado de un hartazgo personal absoluto de los actos literarios, y en concreto de las presentaciones de libros “a la española”. A esas lecturas dramáticas empecé a añadirles elementos que favorecían la atmósfera y la estética del evento: elementos de relato gótico y de terror. Una dicción influida por los seriales radiofónicos, los presentadores de series de terror, etc. En 2010, me junté con el músico Nacho Lois y diseñamos en una semana el show Estrella del Norte, donde yo leía con su música en directo de fondo. Para el siguiente, ensayamos durante un verano entero, y como el estreno iba a ser en otoño, cuando saliera el libro, escribí una tercera versión del relato especialmente para ser recitada.