Tres metros sobre el cielo
Por Alejandro Contreras.
Esta no es la primera vez que se lleva al cine la novela de Federico Moccia. Hace 6 años se estrenaba en Italia Tre Metri Sopra el Cielo (2004) que enseguida se convirtió en todo un éxito en taquilla. Su protagonista, Riccardo Scamarcio, pasó de la noche a la mañana en convertirse en uno de los hombres más populares, e incluso a considerársele todo un símbolo sexual para una generación de jóvenes. Con la versión española se pretende encumbrar, aún más, a Mario Casas como ídolo juvenil.
Cuesta creer que la misma persona que escribió el guión de Piedras (2002) sea quién haya adaptado la novela para su adaptación española. Probablemente Ramón Salazar no contaba con una novela demasiado profunda y ha hecho lo que ha podido, pero muchos diálogos y escenas de la película parecen sacados de novelas juveniles para la televisión como Patito Feo (TV) o Física o Química (TV). Dentro de un marco donde todo es demasiado previsible, los problemas planteados no lo son tales, tal vez porque los enfados de Babi o los brotes violentos de H. no se sostienen por ningún lado.
Llama la atención que los jóvenes que aparecen en Tres Metros Sobre el Cielo (2010) poco tienen que ver con los jóvenes de hoy en día, y recuerdan más a los que en el cine comercial de los ochenta pululaban en películas como Sufre Mamón (1987). En esa película los integrantes de Hombres G se enfrentaban a un grupo de pijos, como si ellos no lo fueran. Eso mismo ocurre en esta película donde los no-pijos se mueven en un ambiente sin rastro de marginalidad ni conflictos sociales. Aún es peor el dibujo que se hace de los adultos, buscando el beneplácito y aplauso fácil del publico a quién va destinada esta película que es el que más taquilla consigue.
Con la traslación de Italia a España, lo que era Roma pasa a ser Barcelona, eso sí, sin ningún atisbo de su naturaleza catalana (hasta que aparece la playa pensaba que la acción se desarrollaba en Madrid). No entiendo muy bien porque si al protagonista le han rebautizado como H. (Hugo) en lugar de Step, han mantenido el nombre tan poco español de Babi.
Dirigida por Fernando González Molina, director de Fuga de Cerebros (2009) y durante muchos años de la serie Los Hombres de Paco (TV), que ha conseguido un capítulo largo y con más presupuesto de su serie (con H. y Babi como los Lucas y Sara del 2010). Él no es responsable de la historia que tiene que contar, pero sí de la manera en que la cuenta, y lo mucho que desaprovecha a un grupo de actores jóvenes con mucho más talento del que sale en pantalla (Nerea Camacho, Marina Salas, Luis Fernández, Álvaro Cervantes, Jordi Sevilla, Pablo Rivero), ni que decir tiene de los actores veteranos (Joan Crosas, Jordi Bosch).
Aunque Mario Casas muestre mucho más centímetros de piel, la que realmente luce a nivel interpretativo es María Valverde. No hay quién se lo crea con esta pose de malote y rebelde con causa, que le queda bastante grande. Incluso encuentro que la historia de amor de la película es más fría y menos creíble que la que mantenía con Yon González en Mentiras y Gordas (2009). Un papel que afianza más la posición de estrella de Mario Casas aunque supone un paso atrás en su carrera en el mundo del cine.
No sería justo si no destacara el papel que tienen la selección de canciones para la películas que seguro se convertirán en éxitos. No sólo por las canciones de grupos que van a experimentar un fuerte espaldarazo como Pol 3.14 y Dorian, o la deliciosa canción “Something’s Triggered” de Cecilia Krull, sino también por grandes clásicos como el “Forever Young” de Alphaville o el “Gabriel” de Lamb.
Tres metros sobre el cielo (2010) es lo que parece. En pocos días se ha convertido en una de las películas más taquillera del 2010 en España, con lo cual ya anuncian el rodaje de la segunda parte de ésta. Si películas como ésta o las mencionadas Fuga de Cerebros (2009) y Mentiras y Gordas (2009) sigan arrasando en los cines, los productores españoles seguirán apostando por películas flojitas con muchos actores conocidos de la televisión.
¿No hay marginalidad ni conflictos sociales? Pues con el tono que has descrito para todo lo demás, imáginate si los ruedan…!
Para mi el problema no es que esta película sea flojita pero comercial. De eso nos llega a patadas de la competencia y nadie se rasga demasiado las vestiduras. Y si el vulgo quiere necio para darse gusto que al menos nuestra industria haga también su caja.
Lo preocupante es que la mayoría de las películas españolas que se hacen con más ambición artística que éstas de fórmula lúbico-juvenil salen rana últimamente. Son muy pocas las que merecen verse y las genialidades apenas se encuentran (al menos en las salas, insisto).
Y no hay nada más frustrante que un cine fallido con pretensiones.
Mejor redactado y expresado imposible. He disfrutado mucho leyendo el artículo.
No te falta razón con lo de “Si películas como ésta […]sigan arrasando en los cines, los productores españoles seguirán apostando por películas flojitas[…]
Gracias por la crítica.