Leo Fender, el luthier del rock and roll
Por Diego Puicercús.
Nacido en una granja cercana a Fullerton (California) el 10 de agosto de 1909, Leo Fender desde joven mostró interés y grandes cualidades para la electrónica, por lo que ocupaba gran parte de su tiempo libre a desmontar y arreglar todos los aparatos que caían en sus manos. En 1929 la gran depresión hace que pierda su empleo como contable así que decide montar una tienda de reparación de radios aunque, como era bastante manitas, enseguida empieza a reparar también guitarras y amplificadores. A lo largo de los años 40 se dedica a fabricar con gran éxito amplificadores (algunos de los cuales se han seguido comercializando hasta ahora sin casi modificaciones) aunque su gran aportación llegaría con los instrumentos musicales, fundamentalmente en la guitarra eléctrica.
Conviene recordar que en aquel momento las guitarras eléctricas eran de cuerpo hueco (es decir como una acústica o la española), lo que las daba bastante poca versatilidad a la hora de utilizar otros sonidos. De este tipo es la primera que fabrica en 1945 y se convence de que la rentabilidad está más en hacer los instrumentos que en arreglarlos por lo que empieza a dedicarse en exclusiva a buscar como abaratar los costes y lograr que una misma guitarra pudiera aportar varios sonidos. Tras fundar la Fender Electric Instrument Manufacturing Company, en 1950 lanza al mercado la primera guitarra de cuerpo macizo bajo el nombre de Squire que, un año después y con una pastilla más, se convertiría en la Telecaster (en principio la llamó Broadcaster aunque como existía una batería llamada así enseguida fue rebautizada).
La guitarra se compone de un cuerpo sólido de madera al que se le une el mástil atornillado, dos pastillas y un selector de tres posiciones (con el que se pueden sacar tres sonidos diferentes). La intención inicial de este diseño era crear una guitarra de producción relativamente barata, ensamblaje fácil y sencilla a la hora de realizar mejoras o reparaciones, pero también que aportara ciertas cualidades únicas en el timbre. Esto hizo que la Telecaster fuese la primera eléctrica de consumo masivo que, unido a su característico sonido, la convirtió casi desde el principio en un instrumento mítico que han usado Bob Dylan, Keith Richards, Pete Townshend, Albert Collins, Syd Barret, Joe Strummer, Jeff Beck, Jonny Greenwood (Radiohead), Graham Cox (Blur)…
Ese mismo año pone a la venta la Fender Precision Bass con la que resuelve el problema que le venían planteando desde hacia tiempo algunos contrabajistas. Sustituye al contrabajo sin amplificar y, aunque su repercusión fue menor, permitió a los bajistas tocar con una precisión absoluta las notas más complicadas, además de hacer de el un instrumento manejable. La revolución que provocó en las bases rítmicas de los grupos fue total y favoreció sobre todo el desarrollo del soul.
Durante los dos años siguientes se dedicó a recoger opiniones de guitarristas sobre sus problemas y necesidades, y en 1955 apareció en el mercado la Stratocaster, la guitarra más famosa del mundo (con permiso de la Gibson Les Paul) y la más copiada. En contraposición a su antecesora, que tenia un diseño bastante tosco (razón por la que también se la conocía como “la tabla”), esta tenía una imagen mucho más estilizada que se ajustaba al cuerpo y añadía tres elementos más: una tercera pastilla, un selector de cinco posiciones y la palanca de distorsión que, aunque ya existía, hasta ese momento no ofrecía buenos resultados. La lista de los artistas que la han usado es interminable y se podría decir que no existe ningún guitarrista que se precie que no la haya tenido en algún momento entre sus manos, pero a modo de ejemplo se podría nombrar a Jimi Hendrix, Buddy Holly, Bob Marley, Mark Knopfler, Eric Clapton, John Frusciante, David Gilmour, Hank Marvin, The Edge, Kurt Cobain, Billy Corgan, Stevie Ray Vaughan…
En 1965 se le detectó erróneamente una enfermedad vírica que presuntamente le iba a llevar a la tumba por lo que vendió su compañía y decidió retirarse. Sus guitarras se han seguido fabricando sin apenas cambios y manteniendo una alta calidad, aunque las más caras y valoradas por los músicos son las que facturo él. Leo no inventó la guitarra eléctrica, pero su aportación a su desarrollo tecnológico fue tan grande que se puede afirmar sin temor a equivocarse que sin él el rock and roll sonaría distinto. Siguió asesorando a la compañía que fundó y creando algunos diseños pero su trabajo del día a día como luthier nunca lo retomó. Murió un 21 de marzo de 1991 y, a pesar de que han pasado casi 20 años, cada noche en todo el mundo cientos de músicos le siguen rindiendo homenaje sobre el escenario al ritmo del riff de sus guitarras…