Tecnocultura

Herederos de la paz, sobre la dignidad del embrión

Herederos de la paz

Núñez de Castro, I. (2008) De la dignidad del embrión. Reflexiones en torno a la vida humana naciente. Universidad Pontificia de Comillas, Madrid.

Por Manuel Marí-Beffa.

Departamento de Biología Celular, Genética y Fisiología. Facultad de Ciencias. Universidad de Málaga. 29071-Málaga.

Durante el periodo de transición y consolidación democrática, los diferentes gobiernos españoles han venido promulgando normas de bioética (vg. Real Decreto 223/1988 de 14 de Marzo, BOE 18/3/1988; y la Orden de 13 de Octubre de 1989, BOE 18/10/1989), legislación sobre técnicas de reproducción humana asistida (Ley 14/2006 de 26 de Mayo, BOE 126/2006) y la nueva ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo (Ley Orgánica 2/2010, de 3 de Marzo, BOE 55/2010). En esta legislación se indican caminos a seguir en cuanto a las actuaciones a realizar en la encomiable tarea de investigar con animales y, la más encomiable de todas, de tratar con seres humanos. Aunque estas normas no parecen tener entre sí una relación clara, para los médicos y científicos que han de trabajar con embriones humanos y células u organismos animales, en ocasiones en un mismo protocolo científico, supone un verdadero marco legal sobre los cuales actuar y construir su tarea diaria.

Según nuestro filósofo más representativo, Ortega y Gasset, la universidad española tiene como función formar cultural y profesionalmente al “hombre medio” (Ortega y Gasset, 1930). En las Facultades de Ciencia, la profesión científica pretende aclarar las preguntas del pasado sobre el origen del ser humano y la realidad donde vive. La fusión de cultura y ciencia en España es un anhelo muy antiguo, siendo el humanismo científico del siglo XVI un buen ejemplo de ello (ver Marí-Beffa, 2009). La ciencia en España, denostada durante siglos frente a las artes, las leyes o las ingenierías, buscó, casi desde el principio, un camino legal para su actividad y existencia que quizás haya encontrado en estas leyes y normas actuales. No obstante, en la actualidad, y defendiendo al alegato de “deshumanización” que supone tratar a los hombres como a los animales, otra forma de humanización de la ciencia (Potter, 1971) intenta dar sentido a la tarea profesional del científico. En este segundo aspecto, se enmarca un libro del que quiero comentarles. Aún cuando no pretendo influir sobre la posibilidad de aclaraciones a las leyes promulgadas creo que esta “segunda” opinión requiere un tratamiento sereno, lejos de acaloradas discusiones sobre tendencias sexuales.

Este libro ha sido escrito por Ignacio Núñez de Castro, sacerdote jesuita y catedrático de Bioquímica que fue de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga, entre cuyos estudiantes me conté. Se titula “De la Dignidad del Embrión Humano” y trata sobre Bioética. Contiene argumentos contra el aborto y en defensa de la dignidad de los embriones humanos, a través de la comprensión profunda y actual del desarrollo de los mismos. Unos argumentos que deben ser analizados a la hora de emitir una opinión sobre estas cuestiones e imaginar investigaciones o docencias futuras. Unos argumentos pensados tanto para los creyentes como para los no creyentes, tanto para los seguidores del movimiento “nini”, como para los sabios más reputados.

Núñez de Castro, además de un conocido bioquímico, es licenciado en Filosofía (1962) y ha sido profesor invitado de Filosofía de la Naturaleza en la Universidad Pontificia de Comillas (1975-1981) y en dos Universidades Sudamericanas. Además de sus innumerables artículos científicos, ya nos había sorprendido con otro libro sobre “Enzimología” (Ediciones Pirámide, Grupo Anaya, S. A., 2001), fruto de su propia tarea docente, y un considerable número de artículos sobre la delicada frontera entre Ciencia y Religión. En esta ocasión, nos ofrece, como fruto de sus trabajos en Biología, una revisión detallada de su opinión bioética para que intentemos superar definitivamente las guerras y creamos más en la familia. Para esta tarea, incluye unas cuatrocientas referencias científicas, religiosas y filosóficas. Entre las últimas, se encuentran las que defienden la concepción hilemórfica del embrión de Aristóteles, las que entendien su “materia” como potencia y su “forma” como entelequia. Núñez de Castro expone estos conceptos en sus versiones científicas más actuales. Por ejemplo, entiende perfectamente la entelequia o alma del embrión como programa de desarrollo, y dicho programa como regulación transcripcional jerarquizada secuencialmente (comunicación personal), cuya existencia nuestro admirado profesor Severo Ochoa ayudara a iniciar a comprender y de tan rabiosa actualidad en Biología (ver García-Bellido y García-Bellido, 1998). A través de una ruta lógica de comprensión sencilla, esta “forma” o alma embrionaria, la entelequia primera, es relacionada con un “diálogo molecular y afectivo madre-embrión”. Este último concepto del profesor Núñez de Castro supone ser el núcleo principal de su argumentación y una visión globalizada de la atención que va dispensando la madre a su descendiente durante toda su vida, cuidando desde sus moléculas a sus emociones.

A todas luces, esta alternativa tiene un sustrato científico-filosófico preciso y una apreciación intuitiva de la realidad muy clara. Pero, sorprendentemente, también tiene un sustrato histórico muy relevante. Tras la Guerra de los Treinta años, se firmó la paz de Westfalia (1648) y se reconoció para los calvinistas el tratado de Passau (1552) y la paz religiosa de Augsburgo (1555) que reconocían el luteranismo. Esto último ocurría pocos años después de que san Ignacio de Loyola fundara la Compañía de Jesús (1540). También, como les comento, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los procesos de Nuremberg, el holocausto judío y las bombas de Hiroshima y Nagasaki, se firmó el Tratado de Londres (1945), la Asamblea General de las Naciones Unidas redactó el 10 de diciembre de 1948 los Derechos Humanos y la Bioética (Potter, 1971) inició su desarrollo hasta la actualidad. Pedro Arrupe, también jesuita y compañero de estudios de Severo Ochoa en Medicina, tras ser testigo del bombardeo de Hiroshima y montar un hospital de urgencia, promovió la formación de un grupo interdisciplinar que desarrollara los principios de la Bioética para la reconstrucción de la paz (Arrupe, 1965. ver Ribes, 1978). Este nuevo esfuerzo de Núñez de Castro supone ser una consolidación de los principios de Bioética y una continuación del trabajo iniciado por Pedro Arrupe.

Desde el principio de nuestro legado filosófico occidental, el propio Heráclito, padre de Logos, propone una relación entre misticismo, entendido como la existencia de una fórmula universal a la que el hombre es “ciego”, y razón, la herramienta para dejar dicha “ceguera”. La concepción de un principio rector, o “primus Motor” aristotélico, que el hombre ha de comprender se ha relacionado desde un principio con la idea de Dios (Núñez de Castro, 2006). Sin embargo, aún cuando existen opiniones recientes opuestas a la misma (Hawkins y Mlodinow, 2010), esta idea y esta ambición humana han sido uno de los verdaderos motores de la Ciencia en momentos fundamentales. Hemos visto la influencia de la religión animando la tarea de la Genética (Mendel, 1866), de la Teoría de la Evolución (Darwin, 1859) o, aquí en España, de los estudios sobre el origen del hombre (Aguirre y García Barreno, 2000). Pero, no es menos cierto que, durante esta tarea, la Ciencia y la Religión parece que tienen “firmado” una especie de tratado de no agresión, la de los dos magisterios que Stephen Jay Gould escribiera (2007). La religión hablaría de la transcendencia inmanente y la ciencia de la verificación empírica, y ambas actividades requieren actitudes humanas diferentes. Este autor les pide que en vez de huir de ambas como el que huye de la guerra, por favor, lean en profundidad estas nuevas leyes, con su justificación liberal y científica (ver Hawkins y Mlodinow, 2010), y este libro de Núñez de Castro, donde se pretende iniciar la ruptura de algunas de las barreras interpuestas entre ciencia y religión. En definitiva, ambas opiniones nos hablan, desde caminos diferentes, sobre esa esperanza que supone la Bioética, es decir, sobre nuestra dignidad de personas, el respeto que nos debemos y el respeto que se debe uno. Este libro del que les hablo, al igual que los principios de lege ferenda que iluminan la elaboración de nuestras leyes nuevas, tiene la sana ambición de que ciencia y religión se entiendan algún día, la loable esperanza de una única comprensión futura de la realidad. Una comprensión fácil, serena y para todos. Una comprensión a alcanzar en tiempos de paz.

AGRADECIMIENTOS

Este autor agradece al Profesor José Manuel Fernández Fígares sus sugerencias y correcciones al texto.

BIBLIOGRAFÍA:

Aguirre, E. y García Barreno, P. (2000) Evolución humana, debates actuales y vías abiertas. Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Madrid.

Arrupe, P. (1965) Yo viví la bomba atómica. México (re-editado Mensajero, Bilbao, 1991).

Darwin, Ch. (1859) Origen de las especies. Ediciones Akal, S. A., Madrid (1985).

García-Bellido, A. C. y García-Bellido, A. (1998) Cell proliferation in the attainment of constant sizes and shapes: the Entelechia model. Int. J. Dev. Biol. 42: 353-362.

Gould, S. J. (2007) Ciencia versus religión: un falso conflicto. 1ª edición. Drakontos Bolsillo, Barcelona.

Hawking S y Mlodinow L (2010) El gran diseño. Editorial Critica, Barcelona.

Marí-Beffa, M. (2009) The teaching of developmental biology: future challenges. Int. J. Dev. Biol. 53: 1245-1252.

Mendel, G. (1865). Versuche über Pflanzenhybriden. Verh. des Naturf. Vereines in Brünn (Abhandlungen), 4: 3-47.

Núñez de Castro, I. (2006) Image of God for an Evolutionary Universe. European Journal of Science and Theology 2, 3-9.

Núñez de Castro, I. (2008) De la Dignidad del Embrión. Reflexiones en torno a la vida humana naciente. Cátedra de Bioética nº 16. Universidad Pontificia Comillas, Madrid.

Ortega y Gasset, J. (1930) Misión de la Universidad. Revista de Occidente, S. A., Madrid.

Potter, V. R. (1971). Bioethics: Bridge to the future. Prentice Hall, Englewood Cliffs, New Jersey.

Ribes, B. (1978) Biología y ética. Reflexiones sobre un coloquio de la Unesco. Unesco, Paris.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *