El Cid, el rescate de un héroe
LAS MOCEDADES DEL CID
Teatro Lagrada, Madrid
Representación hasta el 6 de enero
Por Manu Tomillo.
Leer sobre Rodrigo Díaz de Vivar puede resultar totalmente anacrónico para alguien que ha dejado su pubertad en la ESO, algo parecido a oír hablar del Capitán Trueno, donde batallas, doncellas, honores perdidos y justas afrentas se entremezclan en un batiburrillo que puede abrumar al menos informado en la historia de Castilla, y más ahora con los tiempos que corren volviendo al tema de la ESO.
Pongámonos en situación, que para algo en el Teatro Lagrada de Madrid se ha rescatado a este héroe medieval, que no hace mucho estaba preso en el imaginario de un gobierno que creció a base de fosas y pantanos. El Cid, el Mío Cid, el Campeador, muchos apodos para un personaje que se pierde en nuestra historia, y que nos ha llegado como un hombre temido en la batalla, que entendía por justicia su honor y buen amante en las distancias cortas; todo un ejemplo a seguir y casi el suegro que toda mujer querría tener, al menos para la época imagino.
Lo realmente importante de esta representación es que destaca desde la sencillez, nos acerca a los primeros días del mito con apenas nada, un sensacional juego de luces, chaquetas militares actuales y cómo no, la representación de unos actores que miran al público a los ojos, buscando su complicidad o su juicio, quién sabe, pero llamándolo a que se sienta dentro de la obra, y eso en una representación clásica es de agradecer.
Quizás, quien sabe, algún día para los actores de esta representación también se escriban grandes libros, con muchos alardes, que hablen de los días que representaron al Cid, donde el orgullo, el honor del caballero, y la pasión de las damas les influyó tanto que lograron llenar la escena con apenas cuatro actores.
Y es que la historia de El Cid es de sobra conocida, cumple con los requisitos que todo héroe debe cumplir; en este caso Rodrigo quién sabe si buscando perdón, redimirse de sus actos o tras grandes honores, o todo a la vez, y después de vivir el destierro, vuelve ante el Rey Fernando convertido en un héroe del pueblo, una leyenda en el campo de batalla. En los Cantares de Gesta podréis leer sus idas y venidas, que para este caso, como para casi la mayoría, no existe adaptación al cine que sea mínimamente honrosa.
Suena a viejo, a lejano, hablar de honor, damas y caballeros, pero quizás revisar a los clásicos, a los casi olvidados clásicos, nos haga entender un poco este mundo de prisas, luces, crisis en el que nos cuesta acordarnos de lo que pasó hace dos días.