Te proponemos en Creación la lectura de un texto de Schopenhauer, acompañado del Concierto para piano número uno de Tchaikovsky… ¡Que disfrutes!

«Un oasis hermoso, verde y floreciente miró a su alrededor y no vio más que desierto por doquier: en vano intentaba divisar otros semejantes. Entonces rompió en lamentos: “¡Ay de mí, desdichado y solitario oasis! ¡Tengo que permanecer solo! ¡En ninguna parte encuentro un semejante! ¡En ninguna parte hay siquiera un ojo que me vea y se alegre de mi hierba, mis fuentes, mis palmeras y mis arbustos! Nada me rodea más que el triste, arenoso, rocoso e inerte desierto. ¿De qué me sirven todas mis ventajas, mi belleza y mi abundancia en este aislamiento?”.

Entonces habló el viejo y gris padre desierto: “Hijo mío, si las cosas fueran de otro modo, si yo no fuera el triste y árido desierto sino una tierra floreciente, verde y viva, entonces tú no serías un oasis, un lugar privilegiado del que habla elogiosamente el caminante aún desde la lejanía; sino que serías una pequeña parte de mí y, en cuanto tal, diminuta y desapercibida. Así que soporta con paciencia lo que es condición de tu carácter destacado y tu fama» (Parerga y Paralipómena, Trotta: Madrid, 2009, p. 663).

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=BWerj8FcprM[/youtube]