Regálame un cuento
Recuerdo perfectamente la emoción que me producía de niño abrir por primera vez un cuento, el placer de leer sus historias. Pero recuerdo especialmente el placer que sentía al acercarme el libro para poder sentir el olor de la tinta recién impresa y la sensación de la textura del papel al pasar las yemas de los dedos suavemente por las páginas ilustradas.
Años después quiso la fortuna que tuviese que pasar la mayor parte de las horas del día en una biblioteca infantil. Si hay algo de lo que siento especial nostalgia de aquella época es de ir a buscar los libros que prestaría a mis jóvenes lectores. Esta circunstancia se convirtió en la excusa perfecta para ir de librerías estuviese donde estuviese, en días laborales o festivos, y en cualquier ciudad. ¿Y si resulta que casualmente en la librería con la que nos habíamos topado durante las vacaciones estuviese esperando el libro que hiciese las delicias de los lectores de mi biblioteca?
Los cuentos nos ayudan a estimular nuestra creatividad y nuestra imaginación. Nos permiten viajar a lugares fantásticos, nos enseñan a pasar por alto los complejos, a entender los defectos de los demás, a sucumbir al encanto de los personajes, a evadirnos… En definitiva nos ofrecen la posibilidad de comprender lo que nos rodea y adentrarnos en mundos llenos de interrogantes y respuestas, como es el caso de los dos libros que mi querida Nahir Gutiérrez, en colaboración con Alex Omist, nos han regalado hasta la fecha.
Nahir llegó por primera vez a Castellón de la mano de Juan José Millás. Poco tiempo después lo hizo acompañada del hipopótamo Hipólito, del pájaro Serafín y su curiosa amistad, donde podemos entender por qué si convivimos en el mismo espacio lo mejor es que podamos, en beneficio de todos, colaborar unos con otros.
Pero ahora vuelve con su Premio Destino Infantil Apel·les Mestres debajo del brazo por ¿Dónde está güelita Queta?, un recorrido por el sentimiento de pérdida de los seres queridos inexplicable para todos, pero especialmente para los niños porque hay muchas cosas que los niños quieren saber y no sabemos contarles. Muchas veces porque somos los primeros desconcertados, pero también porque ninguna pregunta verdaderamente importante tiene una sola respuesta.
¿Dónde está güelita Queta? es una pequeña parte del universo de respuestas que podemos ofrecer quienes les queremos, pero también nos enseña a recordar a quien nos falta, buscando las maneras de encontrarlo siempre a nuestro lado.