«Isla Decepción»: pensamiento, literatura y vida
Isla Decepción, Rafael Fombellida. Coeditado por la Fundación Gerardo Diego y Pre-Textos (2010). 176 pp., 15 €.
Por Carlos Javier González Serrano.
Hace unos días promocionábamos en esta misma sección el último libro de Rafael Fombellida, donde os dejábamos un pequeño fragmento de la obra para que pudierais empezar a degustar sus páginas en Culturamas. Hoy os ofrezco esta breve reseña que, si bien no hace entero honor a la calidad de lo escrito en Isla Decepción, espera acercar su lectura a los que tenéis a bien entrar a formar parte de esta revista con vuestras visitas y atentos comentarios.
Tengo la impresión de que nuestra sociedad muestra -y a la vez esconde– cierta reticencia a la hora de coger en sus manos obras de pluma española, de factura -digamos- nacional. Pondré un ejemplo cercano para ilustrar esta situación. En mi opinión, la tarea del filósofo en general y la del estudiante de filosofía en particular, no deben equipararse sino en un sentido: la búsqueda de fundamentos, y más allá, el ansia de cimentar con verdaderos argumentos la existencia del hombre. En las facultades de Filosofía españolas existe, por lo general, un olvido llamativo por dos figuras eminentes no ya en el panorama del pensamiento del siglo XX, sino de la historia del pensamiento en su conjunto: Unamuno y Ortega. Y es que, en primer lugar, ambos se presentan como maestros de vida, y si la expresión me es aquí permitida, como “consejeros pneumáticos”; en efecto, es improbable que el lector de La rebelión de las masas o Del sentimiento trágico de la vida acoja con una actitud indiferente todo lo que en sendas obras se expone. La poca atención, el desinterés o el mero empeño intelectual no logran desplegar el contenido y compromiso profundos que en los escritos de Unamuno y Ortega subyacen; en su lugar, tales textos demandan cierta predisposición en el ánimo, y paralelamente, en la actitud intelectual. No hablo de aptitud, de elitismo a la hora de enfrentarse con obras del calado de las mencionadas; al contrario, me refiero a cierta docilidad, condición indispensable para bucear por los escritos más íntimos de ambos autores.
Tal aptitud es derogada en estos tiempos con el ánimo de situarse -y situarnos, sea el que sea quien albergue tal ambición- en un «dejarse llevar» por el último best seller, por el último refrito de citas célebres del pensador de moda, por el último…, por el último… Y así, de tanto leer tantísima ultimidad, nos quedamos sin fuentes, desenraizados, y el movimiento tan necesario de reflexión por el que el hombre es capaz de ser un hombre -y no todos a la vez-, desaparece. La globalización nos convierte en autómatas-totalitarios. A mi parecer, libros como el de Rafael Fombellida rompe con esta dinámica tan peligrosa. ¡Y es un autor español! Cántabro, nada menos.
La elección del cuadro de Kandinsky para reseñar Isla Decepción no responde al azar o a un simple capricho. Las composiciones de tal pintor encierran una organización que a la vez se escapa de toda categorización radical y definitiva; evocan en última instancia al sentimiento de lo sublime, en tanto que observamos algo que no se deja apresar por toscas conceptualizaciones y que toca, de algún modo, cierto límite de nuestro conocimiento. En este sentido, Rafael Fombellida aúna en su obra tres instancias irreductibles entre sí: pensamiento, vida y literatura. Puede que intenten darse explicación unas a las otras: las palabras a las cosas, las cosas a las reflexiones, las reflexiones a los hechos, etc., pero en ningún caso tal remisión mutua queda agotada. La vida, que es literatura y pensamiento a la vez, es reflejada en Isla Decepción como la andadura del hombre que echa una mirada sobre sí y se pregunta: ¿qué soy yo?
Al comienzo de Isla Decepción, al hilo de una reflexión del autor que recoge su experiencia al disfrutar de los saltos de año nuevo sobre el trampolín de Garmisch, leemos el siguiente fragmento: «Y pienso que un año nuevo es esto: dejarse deslizar por la pendiente, atrapado en el vértigo de la posibilidad; volar hacia la nada, hacia un campo despejado, componiendo cuidadosamente el gesto, mimando la actitud. Intentar que unos huesos entrenados paren el golpe con pericia y mínimo desgaste. De algo valdrá la técnica aprendida…». ¿Servirá…?
Si quieren regalar por Navidad un libro escrito con seriedad, donde en ningún momento se obvia el carácter nebuloso de la vida y donde encontrarán por igual microrrelatos, reflexiones y ensayos de apenas tres líneas, les recomiendo muy animosamente Isla Decepción, publicado conjuntamente por la editorial valenciana Pre-Textos y por la Fundación Gerardo Diego. «Cuántas veces -escribe Fombellida-, incómodo en mi piel, hubiera deseado ser la sombra que proyecto»…
Pues no se si sera o no bueno Isla Decepcion, pero con estos escritos sobre los libros dan ganas de comprarlos.
No sé muy bien si dar las gracias, aunque te agradezco que pases por Culturamas y leas nuestras entradas.
La reseña responde al contenido de un buen libro, y espero que sirva para hacer llegar esta obra a muchas personas. Aprovecho para volver a recomendarla muy sinceramente.
Saludos cordiales, Delirium.