Entrevista a Javier Puebla
“Las mejores frases son las que nunca se escriben”
Por Silvia Campillo.
Alberto Delgado, Federico Sueño o Frederic Traum no son la misma persona, aunque detrás de ellos esté siempre Javier Puebla, escritor camaleónico que lo mismo hace una novela de mil páginas como un cuento con cuatro palabras. Él es un experto en mutaciones literarias pero, lo mejor de todo, es que tras su firma (o la de alguno de sus álter egos) el lector tiene asegurado una lectura de calidad. Y, aunque pueda parecer broma, todavía son muchos los que reconocen las cosas bien hechas: Javier Puebla, con El gigante y el enano (Algaida) es el ganador del V Certamen de Poesía Vicente Presa.
P. ¿Cómo surge la idea de participar en el concurso?
R. Me hablaron de que existía este concurso y me animaron a participar, pero como unas dos horas antes de que terminase el plazo de envío de originales. Así que me senté en mi ordenador y organicé los poemas que yo había escrito a lo largo de los años en mi libreta. Muchos eran improvisaciones. Tenía que llegar a los setecientos versos y lo conseguí.
P. ¿Te esperabas ganar?
R. Uno en estos concursos nunca sabe lo que va a pasar. El gigante y el enano lo escribió el gigante pero son poesías de enano, y yo me presenté sin demasiadas pretensiones. Como si fuese un juego. Como explico en el prólogo, lo que lamento es no haberlo firmado como Alberto Delgado, que es el personaje que siempre firma mi poesía… Pero bueno, como era un juego, todo el dinero del premio se lo entregué a mi chica que, al fin y al cabo, es la protagonista de los poemas.
P. ¿Están todos inspirados en ella?
R. Como te decía, el libro surge de la recopilación de versos que he ido anotando en mi libreta y sí, muchos están inspirados en ella, o en cosas con las que en un momento me he cruzado o he visto y me han inspirado. Excepto el último, Alú Ba, que lo escribí para llegar a los setecientos versos. Lo encabezo como Fuera de colección ya que la temática no tiene ninguna relación: es la historia de un niño africano con el que me encontraba cuando vivía en Dakar.
P. ¿Cuál es del poema que se siente más satisfecho? ¿O cuál le gusta más?
R. Eso no debo decirlo yo, sino los que leen el libro pero… Alú Ba ha gustado mucho, o Escribir un poema. Yo coincido con ellos.
P. El jurado le hizo entrega del Premio delante de un grupo de estudiantes de instituto, ¿cómo fue presentar El gigante y el enano delante de todos ellos? ¿Complicado?
R. ¡Qué va! Jugué a ser una rockstar. Ellos habían leído el libro y lo habían trabajado. Fue muy bonito porque yo me dediqué a improvisar (les hice videos, me subí a la mesa…) e hice que ellos fuesen los protagonistas. De hecho les pedí que leyeran los versos que más les habían gustado y demás. En alguna ocasión intentaron ponerme en un aprieto pero con tal inocencia que no me lo tomé como eso, como un juego. Fue muy divertido.
P. Decía antes que el libro surge de anotaciones en su cuaderno. Para un escritor, ¿es esta libreta una herramienta indispensable?
R. La libreta es algo romántico y muy cómodo, porque siempre va contigo a todas partes. Pero no: el instrumento principal de un escritor es el pensamiento. Yo siempre digo que las mejores frases son las que se piensan y que al final nunca se escriben.
P. ¿En qué está trabajando ahora?
R. Estoy escribiendo un libro infantil pero que, en realidad, es una lectura también para mayores. Son una serie de historias en las que me estoy inspirando en mi hijo porque yo se las voy leyendo y él me dice que por qué no aparece un dragón o un dinosaurio… Entonces yo voy siguiendo sus directrices.
P. ¿La poesía sirve para ligar?
R. Sí, supongo que sí pero ¡no en mi caso! Yo la mayoría de las veces las poesías que escribo no se las enseño a nadie.